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Encontrar tiempo de calidad entre el marido y la mujer cuando se están criando hijos no es tarea fácil. Sin embargo, para reavivar la relación solo se necesitan unos minutos de calidad, si se eligen y se viven plenamente. Marie Vautherin, consejera matrimonial formada en el método Imago, acompaña a numerosas parejas en este camino discreto pero esencial hacia la reconexión.
Marie dice: "No importa la cantidad, sino la calidad. Cinco minutos para descansar, para reconectar, para volver a ser una pareja casada y no solo unos padres. Estos momentos no surgen por casualidad. Recomiendo que se convierta en una rutina, de lo contrario, todo lo demás tendrá prioridad. No debemos idealizar: el cansancio existe. Pero si se planifica, se convierte en un estilo de vida".
Buscar el momento adecuado

Estas reuniones no tienen por qué reservarse para el final de la noche. "Puede ser después de la ducha, al final de la tarde, cuando los niños están leyendo... Lo importante es que piensen juntos en el momento y el lugar que mejor se adapta a la pareja", subraya la terapeuta.
Andrea y Román, padres de tres hijos, encontraron su momento nada más llegar a casa del trabajo: "Aunque tenemos prisa, nos permitimos cinco minutos en el pasillo o en el balcón, mientras los niños se cambian de ropa. Se ha convertido en nuestro espacio para respirar".
Ela y Tine, casados desde hace doce años, han establecido un ritual manejable: "Cuando los niños están en la cama, preparo una taza de té de hierbas y nos sentamos juntos durante diez minutos. A veces no hablamos. Simplemente estamos ahí. Y eso lo cambia todo". Marie Vautherin lo confirma: "Cuando estamos demasiado agotados para hablar, podemos abrazarnos y respirar juntos. No necesitamos energía ni palabras para ello, pero es suficiente para volver a conectar".
El valor que hay que transmitir

"Un sofá, dos sillones, una cama... Tenemos un rincón para rezar, ¿por qué no tener un rincón para las parejas? No es una casilla que hay que marcar, sino un espacio para conectar", sugiere la asesora. Y si el interior está saturado: "Salgan a dar un paseo, tomen una copa... Eso lo cambia todo. Se alejan de todo, respiran".
Estos momentos compartidos también son instructivos, afirma la experta: "Cuando los niños crecen, es una oportunidad para transmitirles algo bonito: mamá y papá cuidan su relación. Es tranquilizador. Da una imagen concreta del amor de los adultos".
Esta intención también es posible con un niño pequeño. "Se le puede explicar al niño que mamá y papá se toman un momento juntos. La verdadera pregunta es: ¿realmente quiero que ambos nos tomemos ese tiempo? Debe ser un momento para recargar las pilas", insiste Marie Vautherin. "Si lo utilizamos para resolver conflictos, no querremos pasar tiempo juntos. Debe definirse como un momento de ternura, diferente de un momento de discusión delicada".
Claire de Campeau, Aleteia
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