sábado, 28 de junio de 2025

Especialmente para los que NO suelen ir a Misa los Domingos - Para que descubran lo que están perdiendo

 Aquí podemos ofrecer  sólo unos cuantos aspectos
de los mil maravillas de la Santa Misa

Pasamos a ser aquello que recibimos.

La participación en el Cuerpo y Sangre de Cristo no hace otra cosa, sino que pasemos a ser aquello que recibimos.

San León Magno, Doctor de la Iglesia
Sermo 63, 7 : PL 54, 357C.


El verdadero efecto de la Eucaristía.

El verdadero efecto de la Eucaristía es la transformación del hombre en Dios.

Santo Tomás de Aquino op
Doctor de la Iglesia

¿Me estoy dejando transformar por Cristo?

Preguntémonos esta tarde, adorando a Cristo realmente presente en la Eucaristía: ¿Yo me estoy dejando transformar por él? ¿Estoy dejando que Nuestro Señor, quien se dona a mí, me guíe para yo salir cada vez más de mi pequeño recinto, salir y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a él y a los demás?

S.S. Francisco
Homilía de la Solemnidad de Corpus Domini, 2013


Nos transformarnos en Quien recibimos.

Nuestra participación en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo no tiene otro objetivo que el de transformarnos en Aquél a quien recibimos: a hacernos revestir, en todo, en el cuerpo, en el alma, de aquél en el cual morimos, somos sepultados y resucitamos.

San León Magno
Doctor de la Iglesia


Me transformas en ti.

¡Oh, qué dichoso instante, cuando entre mil ternuras, me transformas en ti, mi dulce compañero! Tal comunión de amor y tan dulce embriaguez son para mí mi cielo.

Santa Teresita del Niño Jesús, Doctora de la Iglesia
PN 32, 3


Esforcémonos por ir diariamente a la Santa Misa.

Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella.

San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars

Nos transformamos en Cuerpo de Cristo.

¿Qué es, en efecto, el pan? Es el cuerpo de Cristo. ¿En qué se transforman los que lo reciben? En cuerpo de Cristo; pero no muchos cuerpos sino un solo cuerpo. En efecto, como el pan es sólo uno, por más que esté compuesto de muchos granos de trigo y estos se encuentren en él, aunque no se vean, de tal modo que su diversidad desaparece en virtud de su perfecta fusión; de la misma manera, también nosotros estamos unidos recíprocamente unos a otros y, todos juntos, con Cristo.

San Juan Crisóstomo, Doctor de la Iglesia
Homilías sobre la 1 Carta a los Corintios

Apostolado de la Santa Misa Diaria
http://www.sancta-missa-cotidiana.org

Evangelio del día - Memoria del Inmaculado Corazón de la Virgen María


 Libro de Isaías 61,9-11.

La descendencia de mi pueblo será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos: todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor.
Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.
Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.


Primer Libro de Samuel 2,1.4-5.6-7.8abcd.

Mi corazón se regocija en el Señor,
tengo la frente erguida gracias a mi Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque tu salvación me ha llenado de alegría.

El arco de los valientes se ha quebrado,
y los vacilantes se ciñen de vigor;
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y los hambrientos dejan de fatigarse;
la mujer estéril da a luz siete veces,
y la madre de muchos hijos se marchita.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el Abismo y levanta de él.
El Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla y también enaltece.

El levanta del polvo al desvalido
y alza al pobre de la miseria,
para hacerlos sentar con los príncipes
y darles en herencia un trono de gloria.


Evangelio según San Lucas 2,41-51.

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,
y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.
Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos.
Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.
Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados".
Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?".
Ellos no entendieron lo que les decía.
El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301)
monja benedictina
El Heraldo, IV (SC 255. Œuvres spirituelles, Cerf, 1978), trad. sc©evangelizo.org


Las virtudes de la bienaventurada Virgen

Durante la misa en la que Gertrudis debía comulgar, vio a la gloriosa Madre del Señor maravillosamente adornada con el resplandor de todas las virtudes. Postrándose humildemente a sus pies, el alma se puso a rezar pidiéndole prepararla para recibir el Cuerpo y la Sangre santísimos de su Hijo. La bienaventurada Virgen entonces le posó sobre el pecho un bellísimo collar con siete espigas, cada una plena de piedras preciosas.
Esto simbolizaba las principales virtudes por las que la Virgen había agradado al Señor. La primera espiga con las piedras preciosas figuraba su llamativa pureza; la segunda, su fecunda humildad; la tercera, sus fervientes deseos; la cuarta, su luminoso conocimiento; la quinta, su amor inextinguible; la sexta, su soberana alegría; la séptima, su inalterable paz. Así, cuando el alma se presentó a la mirada de Dios, adornada con este collar, el Señor estuvo tan encantado y cautivado por la belleza de estas virtudes, que como embelesado de amor, se inclinó hacia ella con toda la potencia de su divinidad. ¡Oh maravilla! La atrajo enteramente hacia Él y tomándola tiernamente sobre su corazón, le prodigó afectuosas caricias. (…)
El Espíritu Santo, como una brisa ligera, parecía venir del Corazón del Señor y, con su suavísimo soplo, pasó con dulzura sobre las siete espigas con piedras preciosas del collar portado por el alma. Las piedras hacían de instrumento musical, para cantar una antífona a la alabanza de la Santísima Trinidad. (EDD)
Oración
Dios te salve....


viernes, 27 de junio de 2025

Evangelio del día - Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús


 

Libro de Ezequiel 34,11-16.

Así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él.
Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.
Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país.
Las apacentaré en buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las montañas de Israel.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-.
Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.


Salmo 23(22),1-3a.3bc-4.5.6.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.

Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.


Carta de San Pablo a los Romanos 5,5b-11.

Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado.
En efecto, cuando todavía éramos débiles, Cristo, en el tiempo señalado, murió por los pecadores.
Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor.
Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores.
Y ahora que estamos justificados por su sangre, con mayor razón seremos librados por él de la ira de Dios.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.
Y esto no es todo: nosotros nos gloriamos en Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien desde ahora hemos recibido la reconciliación.


Evangelio según San Lucas 15,3-7.

Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,
y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

San Juan XXIII (1881-1963)
papa
Diario del alma, 1901-1903


“Regocijaos conmigo, porque he encontrado a mi oveja, la que había perdido”

Siento que Jesús está cada vez más cerca de mí. Ha permitido estos días que caiga en el mar, que me ahogue en la consideración de mi miseria y de mi orgullo, para hacerme comprender hasta qué punto tengo necesidad de él. En el momento en que estoy a punto de sumergirme, Jesús, caminando sobre las aguas, viene, sonriente,  a mi encuentro para salvarme. Quisiera decirle con Pedro: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador” (Lc 5,8) pero la ternura de su corazón se me adelanta y con la dulzura de sus palabras me dice: “No tengas miedo” (Lc 5,10).
¡Oh, nada temo a vuestro lado! Descanso enteramente en vos; como la oveja perdida siento los latidos de vuestro corazón; Jesús, una vez más os digo que soy todo vuestro, vuestro para siempre. Con vos soy verdaderamente grande; sin vos no soy que una débil caña, pero apoyado en vos soy una columna. No debo olvidar jamás mi miseria, no para temblar continuamente, sino para que, a pesar de mi humildad y mi confusión, me acerque cada vez con más confianza a vuestro corazón, porque mi miseria es el trono de vuestra misericordia y de vuestro amor. (EDD)

Reflexión sobre el cuadro del altar

Hoy celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Aunque la devoción al Corazón herido de Cristo se remonta al siglo XI, no fue hasta 1670 cuando un sacerdote francés, el padre Jean Eudes, celebró la primera fiesta oficial del Sagrado Corazón. San Juan Eudes (1601-1680) fue un sacerdote francés, ordenado en 1625 como miembro de la Congregación del Oratorio de Francia. Se convirtió en un predicador y confesor de renombre, viajando extensamente por Normandía para dirigir misiones y atender a las víctimas de la peste. Profundamente movido por el amor a Cristo, fue uno de los primeros en desarrollar el culto litúrgico formal en honor del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. En 1643, fundó la Congregación de Jesús y María (los Eudistas) para formar al clero diocesano, y más tarde ayudó a establecer una comunidad para mujeres conocida como las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad. Fue canonizado en 1925 por el Papa Pío XI.

Su profunda devoción sentó las bases de lo que pronto se convertiría en una de las expresiones más queridas de la espiritualidad católica. Por la misma época, santa Margarita María Alacoque (1647-1690), humilde monja de la Visitación en Paray-le-Monial, comenzó a recibir profundas visiones de Jesús. En diciembre de 1673, Cristo la invitó a reclinar la cabeza sobre su Corazón. En una visión del año siguiente, reveló Su Corazón como símbolo de Su amor sin límites y pidió que se le honrara bajo la imagen de Su Corazón de carne. Instó a los fieles a recibir la Sagrada Comunión con frecuencia, especialmente los Primeros Viernes, y en 1675 pidió que se celebrara anualmente una Fiesta del Sagrado Corazón el viernes siguiente al Corpus Christi, como acto de reparación por la indiferencia e ingratitud mostradas hacia el amor sacrificial de Cristo.

La devoción fue aprobada formalmente por el Papa Pío IX el 8 de mayo de 1873, y en 1899, el Papa León XIII consagró el mundo entero al Sagrado Corazón y animó a todos los obispos a celebrar la fiesta en sus diócesis.

Nuestro cuadro de Armand Cambon, estrecho colaborador de Ingres, representa a Santa Margarita María arrodillada ante el altar, donde Cristo aparece en gloria radiante, revelando su Sagrado Corazón, un corazón inflamado de amor divino, ofrecido por toda la humanidad.

"Desde el fondo de mi nada, me postro ante Ti, oh Sacratísimo, Divino y Adorable Corazón de Jesús, para rendirte todo el homenaje de amor, alabanza y adoración que esté en mi poder."

- Santa Margarita María Alacoque

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

Te saludamos, Corazón admirable de Jesús, te alabamos, te bendecimos, te glorificamos. Te damos gracias, te ofrecemos nuestro corazón, te lo damos y consagramos. Recíbelo y poséelo entero; purifícalo, ilumínalo y santifícalo, a fin de que vivas y reines en él por siempre. Amén.















jueves, 26 de junio de 2025

¿Conoces las doce promesas del Sagrado Corazón de Jesús?

 

ST MARGARET MARY ALACOQUE,SACRED HEART
El Sagrado Corazón de Jesús es una devoción muy apreciada por católicos de todo el mundo, reveladas a santa Margarita María de Alacoque. Conócelas

Santa Margarita María Alacoque, religiosa de la Visitación, tuvo unas visiones de Jesús y recibió unos mensajes suyos en el siglo XVII en Paray-le-Monial (Francia). Desde entonces, impulsó la devoción al Sagrado Corazón, que hoy está extendida en todo el mundo.

En ellas, Jesús pide reparación por el dolor que le han causado tantas personas. Para ello, es necesaria la comunión cada primer viernes de mes -muchos acostumbran también la confesión mensual- , y la hora de adoración cada jueves por la tarde, recordando su agonía en el Getsemaní.

En su autobiografía, santa Margarita María escribió que Jesús le dijo en su tercera aparición:

"He aquí aquel Corazón que tanto ha amado a los hombres y que nada ha ahorrado hasta desgastarse y consumarse para testimoniar a ellos su Amor…"

§ 92

Las doce promesas para sus devotos

1. Yo les daré todas las gracias necesarias para su estado.

2. Daré paz a sus familias.

3. Les consolaré en todas sus penas.

4. Yo seré el refugio seguro contra todas las tentaciones, pero sobre todo en la hora de la muerte.

5. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

6. Los pecadores hallarán en mi Corazón el manantial y el océano infinito de misericordia.

7. Las almas tibias se volverán fervorosas.

8. Las almas fervorosas subirán rápidamente a una gran perfección.

9. Bendeciré las casas en que esté expuesta y sea honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.

10. Daré a los sacerdotes el don de mover los corazones más endurecidos.

11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de él.

12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes, continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.

Sagrado Corazón de Jesús, ¡en Ti confío!

Redacción Aleteia

Vea también     Novena al Sagrado Corazón de Jesús