sábado, 18 de octubre de 2025

Pedro To Rot, el papú que dio su vida para defender el matrimonio cristiano

 

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El primer mártir católico de Papúa Nueva Guinea, Peter To Rot, fue un joven laico casado, catequista brillante y valiente que murió en defensa del matrimonio cristiano. El 31 de marzo de 2025, el Papa Francisco aprobó una votación del Dicasterio a favor de la canonización de este joven padre que murió en defensa del matrimonio cristiano

"Tu hijo ha muerto", le dijeron sin rodeos al Gran Jefe Angelo To Puira aquella mañana de julio de 1945. Angelo, una de las autoridades tribales supremas de Papúa Nueva Guinea, había acudido a preguntar por la liberación de su hijo menor, Peter To Rot, encarcelado durante dos meses por los japoneses, que ocupaban el país desde 1942. Su hijo fue acusado de oponerse a la nueva legislación japonesa que restablecía la poligamia. Cuando afirmó que Peter gozaba de perfecta salud y que la muerte era sospechosa, le informaron que había sufrido una enfermedad repentina y mortal. Entonces se decidió devolver el cuerpo, vestido con la ropa de domingo que le había pedido a su madre el día anterior. María recuerda las últimas palabras de su hijo: "Me dijeron que vendría un médico, pero no estoy enfermo. Mamá, esto huele a estafa... Por favor, tráeme mi ropa bonita: debo estar bien vestido para presentarme ante las puertas del Cielo".

El veneno no funcionó

No tardaron en darse cuenta de que Peter había sido ejecutado, evitando así su liberación que le permitiría regresar a casa para predicar la resistencia moral a sus compatriotas. Más tarde, las lenguas se soltaron: los japoneses, para evitar un escándalo, el famoso médico les administró una inyección letal destinada a matar en pocos minutos sin dejar rastro, pero, contra todo pronóstico, el veneno no funcionó, al menos no con la suficiente rapidez. Presos del pánico por el prisionero que convulsionaba y gemía, los guardias tomaron una barra de madera y comenzaron a golpearlo en el cuello, la espalda y la cabeza. Peter sangró por la nariz, los oídos y la boca, pero seguía vivo. Para rematarlo, hubo que noquearlo.

Casados ​​ante Dios en 1898, Angelo y María tuvieron seis hijos, criados por los Buenos Padres.

La consternación se cirnió sobre la montañosa región de Rakinai, en Nueva Bretaña, cristiana desde hace apenas medio siglo. Los primeros misioneros protestantes llegaron allí alrededor de 1880, pero no resultaron convincentes, a diferencia de los Misioneros del Sagrado Corazón de Issoudun, una comunidad francesa dedicada en gran medida a la evangelización de Nueva Guinea y Papúa, consideradas tierras de feroces caníbales. De hecho, esta reputación, de la que gozan los nativos, es algo exagerada, y el primer sacerdote católico se sorprendió bastante cuando el jefe To Puia, la autoridad suprema de la región, acudió, escoltado por todos los jefes tribales, para explicarle su intención unánime de exigir el bautismo. 

Peter se une a la resistencia

La conversión de la región se llevó a cabo sin dificultad, pues los jefes se encargaron del catecismo de su pueblo. Casados ​​ante Dios en 1898, Angelo y Maria tuvieron seis hijos, criados por los Buenos Padres. El menor, Peter, nacido el 5 de marzo de 1912, demostró ser un estudiante brillante, pero sobre todo un alma contemplativa y generosa, más preocupada por el prójimo que por sí misma, ayudando a los ancianos y a los desposeídos. Siempre inmerso en las Sagradas Escrituras, podría haberse convertido en el primer sacerdote papú, pero su padre consideró que ese no era su camino y le aconsejó que lo nombrara catequista laico, más capacitado para ser útil a la Iglesia, llegando adonde el misionero no podía llegar. En este papel, Peter demostró una eficacia notable, llevando la fe a los rincones más remotos. En 1936, se casó con Paula, quien le dio tres hijas, una de las cuales murió en la cuna. 

La invasión japonesa confirma la intuición de Angelo cuando arrestan a sacerdotes y los envían a campos de concentración, luego prohíben el culto católico y cierran las iglesias. Peter se une a la resistencia. Guardián de una reserva eucarística, organiza servicios dominicales sin sacerdote, administrando la comunión, llevando el viático a los moribundos, bautizando, indiferente a los riesgos, decidido a cumplir con su deber cueste lo que cueste.

El primer mártir de su pueblo

Para erradicar el catolicismo, el ocupante tiene la ingeniosa idea de restablecer la poligamia tradicional, consciente de que el matrimonio monógamo siempre ha sido un obstáculo para la expansión del cristianismo. Esto funciona tan bien que uno de los hermanos de Peter, Joseph, comienza a hacer campaña para restaurar esta cómoda costumbre. Peter, furioso, reprende a su hermano mayor en público y atrae la atención de gente maliciosa. Poco después, se opone a un policía colaboracionista, dispuesto a secuestrar a una mujer casada para convertirla en su segunda concubina. El hombre no lo aprecia, sobre todo porque la iniciativa de To Rot une a los cristianos, incluidos los protestantes, contra el ocupante. El corruptor denuncia al aguafiestas ante los japoneses, lo que resulta en su encarcelamiento y muerte el 7 de julio de 1945... 

Así, en un momento en que el divorcio está entrando triunfalmente en las costumbres occidentales, es al otro lado del mundo, en una tierra que acaba de ser evangelizada, que un joven cristiano de segunda generación acepta morir por la santidad e indisolubilidad del matrimonio católico.

Peter To Rot fue beatificado el 17 de enero de 1995. No fue el primer sacerdote de su pueblo, pero sí su primer mártir.

El 31 de marzo de 2025, el Papa Francisco aprobó una votación del Dicasterio a favor de su canonización sin reconocimiento de un milagro, como suele ser el caso. De hecho, los obispos de Papúa Nueva Guinea han solicitado una dispensa, argumentando que es difícil documentar un milagro debido a la escasez de hospitales capaces de proporcionar experiencia científica y debido a la cultura local, que es esencialmente oral y donde se habla poco inglés.

Anne Bernet, Aleteia

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