como Iglesia, y también de escuchar una voz que anima
a no perder la esperanza
El Buzón del Papa León XIV es una iniciativa pastoral que permite a personas de todo el mundo escribir directamente al Papa, compartir sus inquietudes, preguntas o experiencias. En algunos casos, recibir una respuesta personal publicada en la revista Piazza San Pietro, el boletín mensual de la Basílica de San Pedro.
Esta propuesta nació a finales de 2024 durante el pontificado del Papa Francisco, como parte de un esfuerzo por renovar la comunicación entre la Iglesia y los fieles. El objetivo era claro: abrir un canal accesible, humano y constante entre el Papa y los lectores, en un lenguaje cercano y sincero.
La respuesta del Papa León XIV a un estudiante de medicina romano de 21 años que preguntó: "¿Qué nos depara el futuro?"— forma parte de un experimento pastoral muy deliberado. La respuesta aparece en Piazza San Pietro, la revista mensual de la Basílica de San Pedro, un proyecto lanzado a finales de 2024 bajo el papado de Francisco, con una sección permanente donde el Papa responde las cartas de los lectores. Bajo León XIV, esta práctica continúa, ofreciendo a los fieles una forma sencilla de hacerse oír.
Verónica, que sueña con ser médica , escribió sobre guerras, injusticias y si la paz es siquiera posible.
La respuesta de León fue franca y paternal: Sí, los tiempos son difíciles, pero no pierdas la esperanza. Se hizo eco de San Agustín —«Somos los tiempos»— y la instó a servir a «los más débiles y desafortunados», poniendo su esperanza en Jesús, quien despierta grandes deseos y nos fortalece para hacer el bien.
Ese tono —directo, cercano y práctico— es precisamente lo que la revista se propuso cultivar. Cuando se anunció la Piazza San Pietro , las autoridades vaticanas destacaron su función como puente entre la Basílica y los lectores habituales, con un espacio mensual para la correspondencia del Papa.
La iniciativa fue presentada por el padre Enzo Fortunato en el ámbito de la renovación comunicativa de San Pedro y desde entonces se ha convertido en un punto de contacto regular donde las historias personales se encuentran con el pastor de la Iglesia.
La carta de León también resuena con el Jubileo de la Juventud del verano , que reunió a un millón de jóvenes para orar con él en Tor Vergata, Roma. Allí, los invitó a profundizar su amistad con Cristo y a llevar esa esperanza a casa.
La pregunta de Verónica podría haber sido la de cualquier peregrino; su respuesta escrita simplemente mantiene la conversación después de que la multitud se ha dispersado.
Para los católicos —y para cualquiera que anhele un futuro más sólido— la Iglesia considera la esperanza una virtud que nos orienta hacia una vida duradera y nos impulsa a tomar decisiones cotidianas (CIC 1817). En un aula o en una clínica, la esperanza podría consistir en estudiar bien, decir la verdad y anteponer al paciente al prestigio. Más allá del hospital, se manifiesta en pequeños actos de misericordia que impiden que el cinismo tenga la última palabra.
También hay algo maravillosamente cotidiano en el medio en sí. Una carta no es un simple mensaje de texto. Una carta nos ralentiza deliberadamente. Da cabida a la comunicación más allá de la información: honestidad, gratitud, tristeza. Y les recuerda a los jóvenes que sus preguntas importan no como titulares o "contenido", sino como nombres e historias .
Por eso la nota de Verónica termina con una petición personal del Papa: mantenerlo informado sobre sus estudios y su “viaje interior”. El buzón está abierto; la conversación continúa.
Fátima Navarro - Daniel Esparza, Aleteia
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