Evangelio según San Mateo 9,27-31.
| Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David". | 
| Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor". | 
| Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". | 
| Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa". | 
| Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región. | 
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Himno
| Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022) | 
« Entonces se les abrieron los ojos »
| Oh Cristo, Maestro, Señor que salvas las almas, | 
| Dios, Señor de todos los poderes visibles e invisibles, | 
| porque eres el Creador de todo lo que hay en el cielo, | 
| y de lo que existe más arriba del cielo, y de lo que está bajo la tierra... | 
| Tu mano lo sostiene todo, | 
| porque es tu mano, oh Señor, este gran poder | 
| que cumple la voluntad de tu Padre, | 
| forja, realiza, crea | 
| y dirige nuestras vidas de modo inexpresable. | 
| Es ella, pues, la que me ha creado a mí también | 
| y de la nada me ha dado el ser. | 
| Y yo, había nacido en este mundo | 
| y te ignoraba totalmente, a ti, mi buen Señor, | 
| a ti, mi creador, a ti que me has modelado, | 
| y yo estaba en el mundo como un ciego | 
| y como sin Dios, porque desconocía a mi Dios. | 
| Entonces, tú, en persona tuviste compasión de mí, me miraste, | 
| me convertiste haciendo brillar tu luz en mi oscuridad, | 
| y me atrajiste hacia ti, mi Creador. | 
| Y después de haberme arrancado de lo hondo de la fosa... | 
| de los deseos y placeres de esta vida, | 
| me enseñaste el camino, me diste un guía | 
| para llevarme hacia tus mandamientos. | 
| Le seguía, le seguía, sin preocupación alguna... | 
| Mas también, cuando te veía a ti, mi buen Señor, | 
| allí con mi guía y con mi Padre, | 
| experimentaba un amor, un deseo indecibles. | 
| Estaba más allá de la fe, más allá de la esperanza | 
| Y decía: «He aquí que estoy viendo los bienes futuros (cf Hb 10,1), | 
| éste es el Reino de los cielos. | 
| Tengo delante de mis ojos 'estos bienes que ni el ojo vio, | 
| ni el oído nunca oyó hablar de ello'» (Is 64,3; 1C 2,9). (EDD) | 
 
 

 
No hay comentarios:
Publicar un comentario