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domingo, 10 de agosto de 2025

¿Qué necesitan los jóvenes para ser felices? La respuesta de Benedicto XVI

 

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En una sociedad que promueve el "desarraigo", es importante que los jóvenes hundan profundamente sus raíces en la Palabra de Dios

La cultura moderna actual anima con frecuencia a los jóvenes a "ser uno mismo", e incluso a "rehacerse" a su propia imagen.

El mensaje que transmite a los jóvenes es que no tienen ningún fundamento en su vida y que están destinados a pasar eternamente de una cosa a otra. Les enseña a perseguir solo lo que les hace sentir "bien" en el momento.

Aunque este tipo de filosofía de la vida puede proporcionar una felicidad momentánea, nunca dura y deja al joven más vacío que antes.

La cura para este dolor que está dentro de cada uno de nosotros es estar firmemente arraigados en Dios.

Encontrar tus raíces en Dios

El Papa Benedicto XVI habló de esta solución al dirigirse a los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra anualmente en Roma en 2011:

"Por eso, queridos amigos, os animo a fortalecer vuestra fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Vosotros sois el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Como escribió el apóstol Pablo a los cristianos de Colosas, es vital tener raíces, unos cimientos sólidos. Esto es especialmente cierto hoy en día. Muchas personas no tienen puntos de referencia estables sobre los que construir su vida, y por eso acaban profundamente inseguras".

A continuación les explicó dónde debían plantar sus raíces:

"El profeta Jeremías escribió: 'Dichosos los que confían en el Señor, cuya confianza es el Señor. Serán como un árbol plantado junto al agua, que echa sus raíces junto a la corriente. No temerá cuando llegue el calor, y sus hojas permanecerán verdes; en el año de sequía no se inquieta, y no deja de dar fruto' (Jer 17,7-8). Para el profeta, echar raíces significa poner la confianza en Dios. De él sacamos nuestra vida. Sin él, no podemos vivir de verdad".

Poner la confianza en Dios

Poner nuestra confianza en Dios es la única manera de tener raíces profundas y cimientos firmes. De lo contrario, corremos el riesgo de confiar en nosotros mismos y en nuestros propios medios.

El Papa Benedicto XVI animó a los jóvenes a "construir su propia casa sobre roca, como la persona que 'cavó profundamente'. Tratad cada día de seguir la palabra de Cristo. Escuchadle como a un verdadero amigo con el que podéis compartir vuestro camino en la vida".

Dios no es el enemigo de nuestra felicidad duradera, sino la llave que la abre. Si queremos que nuestros jóvenes estén seguros de quiénes son, necesitan ver a Jesús como su amigo, a quien pueden confiar todo.

Sin raíces en Dios, nuestros jóvenes seguirán revoloteando de un lado a otro hacia lo que esté de moda en ese momento.

Philip Kosloski, Aleteia

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