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miércoles, 17 de septiembre de 2025

Evangelio del día


 

Primera Carta de San Pablo a Timoteo 3,14-16.

Aunque espero ir a verte pronto, te escribo estas cosas
por si me atraso. Así sabrás cómo comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.
En efecto, es realmente grande el misterio que veneramos: El se manifestó en la carne, fue justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, proclamado a los paganos, creído en el mundo y elevado a la gloria.


Salmo 111(110),1-2.3-4.5-6.

¡Grandes son las obras del Señor!

Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor:
los que las aman desean comprenderlas.

Su obra es esplendor y majestad,
su justicia permanece para siempre.
Él hizo portentos memorables,
el Señor es bondadoso y compasivo.

Proveyó de alimento a sus fieles
y se acuerda eternamente de su alianza.
Manifestó a su pueblo el poder de sus obras,
dándole la herencia de las naciones.


Evangelio según San Lucas 7,31-35.

Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?
Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: '¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!'.
Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.»

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Basilio (c. 330-379)
monje y obispo de Cesárea en Capadocia, doctor de la Iglesia
Prólogo a las Grandes Reglas


Dios nos llama, incansablemente, a la conversión

Hermanos, no permanezcamos en la despreocupación y la relajación; no dejemos ligeramente, para mañana o aún para más tarde, para comenzar a hacer lo que debemos. “Ahora es la hora favorable, dice el apóstol Pablo, ahora es el día de la salvación" (2Co 6,2). Actualmente es, para nosotros, el tiempo de la penitencia, más tarde será el de la recompensa; ahora es el tiempo de la perseverancia, un día llegará el de la consolación. Dios viene ahora para ayudar a los que se alejan del bien; más adelante Él será el juez de nuestros actos, de nuestras palabras y de nuestros pensamientos como hombres. Hoy nos aprovechamos de su paciencia; en el día de la resurrección conoceremos sus justos juicios, cuando cada uno reciba lo que corresponda a nuestras obras.
¿Cuándo nos decidiremos a obedecer a Cristo que nos llama a su Reino celeste? ¿Es que no nos purificaremos? ¿Es que no nos decidiremos a abandonar nuestra habitual forma de vivir para seguir, a fondo, el Evangelio?       (EDD)

Reflexión sobre el cuadro

Los evangelios nos muestran que Jesús estaba muy atento a los ritmos ordinarios de la vida cotidiana. Sus parábolas revelan un gran don de observación: el agricultor que esparce la semilla, el padre con dos hijos muy diferentes, el viajero emboscado en el camino, cada imagen sacada de escenas familiares para cualquiera en su mundo. Pero Jesús no se limitó a observar la vida que le rodeaba. Reconoció en esos momentos cotidianos signos de la relación de Dios con nosotros y de nuestra respuesta a Él.

El Evangelio de hoy pone de relieve la atención con que Jesús observaba a los niños, hasta el punto de fijarse en sus divertidos juegos en el mercado. Los niños que tocaban música e invitaban a otros a bailar, o fingían estar de luto y llamaban a otros a unirse a su llanto, se convirtieron para Él en una imagen de cómo reacciona la gente ante los mensajeros de Dios. Jesús se vio a sí mismo en la figura del niño que entona una melodía, invitando a todos a bailar. Es una imagen sorprendente sobre la que podemos reflexionar hoy: Cristo como el flautista, su ministerio la melodía, y nosotros mismos invitados a responder uniéndonos a la danza que Él dirige.

 El joven flautista, de Judith Leyster, pintado hacia 1630, capta la sencilla alegría de hacer música, haciéndose eco del deleite del que habla el Evangelio de hoy. El lienzo muestra a un joven absorto en su flauta, con una expresión viva de concentración. Leyster, una de las pintoras más célebres de la Holanda del siglo XVII, desarrolló un estilo distintivo dentro de la animada cultura artística de Haarlem. Probablemente vinculada al círculo de Frans Hals, se convirtió en una maestra independiente cuando ingresó en el Gremio de San Lucas de Haarlem en 1633. Aunque sólo se conservan unos 35 cuadros suyos, muchos son vívidas escenas de la vida cotidiana, a menudo centradas en la música. En nuestro cuadro, Leyster parece empeñada en hacernos no sólo ver, sino casi oír, el sonido de la flauta. El sombrero rojo del muchacho cubre su rostro juvenil, mientras que el delicado cuello de encaje le confiere cierta elegancia. Su mirada se eleva hacia la luz natural que cae sobre él, captando un brillo juguetón en sus ojos.

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

Oración inspirada por Fratelli Tutti 

Amado Dios, danos corazones que escuchen tu palabra.
Déjanos imitar al buen samaritano, quien no le da la espalda al sufrimiento.

Ayúdanos a escuchar.
Permítenos escuchar a aquellos que luchan diariamente por la dignidad.
Déjanos escuchar tu voz en las historias de aquellos en las periferias.
Ayúdanos a ver siempre lo que nos une como hermanos y hermanas.

Ayúdanos a sanar.
Que estemos dispuestos a estar en los zapatos de los otros.
Permítenos estar abiertos a las diferencias a las que lleguemos con entendimiento.
Ayúdanos a buscar reconciliación para que nuestro mundo refleje justicia.

Ayúdanos a responder.
Permite que nuestra fe nos mueva hacia la acción en el ámbito público.
Déjanos trabajar con otras personas de buena fe, para encontrar soluciones juntos.
Auxílianos, para poder ejercitar la caridad política, persiguiendo el beneficio común y la dignidad para todos.

Señor, tanos la valentía para confiar en tus manos son las que nos guían.

Danos la valentía para actuar como el Buen Samaritano, colocando a un lado las divisiones para atender las necesidades de otros. Que reconozcamos y veamos tu amor presente en las comunidades, haciéndose realidad y las formas en que nos amamos los unos a los otros.     

Amen.   (usccb)

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