
Sesenta años después de Gravissimum educationis, la declaración del Concilio Vaticano II sobre la educación, el Papa León XIV actualiza su mensaje ante los desafíos del mundo digital. En su carta apostólica Disegnare nuove mappe di speranza ("Trazando nuevos mapas de esperanza"), publicada el 28 de octubre de 2025, describe la misión de la escuela católica en el actual entorno educativo fragmentado y la confronta con sus responsabilidades en tiempos de crisis ecológica.
En este documento de nueve páginas en italiano, el Papa da un nuevo impulso al Pacto Educativo Global lanzado por el Papa Francisco en 2019. Añade tres prioridades a las siete ya existentes: el desarrollo de la vida interior de los jóvenes; el uso inteligente de las tecnologías y la Inteligencia Artificial, anteponiendo a la persona al algoritmo; y la promoción de una paz desarmada y desarmante mediante la educación en lenguajes no violentos.
Evitar la “tecnofobia”
Si bien la carta apostólica considera el Gravissimum educationis como una brújula, lo actualiza al confrontarlo con los desafíos del siglo XXI, en particular el auge de las nuevas tecnologías. Ante su rápido desarrollo, el pontífice recomienda, en particular, fortalecer la formación del profesorado y promover el aprendizaje-servicio , un enfoque que combina el aprendizaje y el servicio práctico.
"Nuestra actitud hacia la tecnología nunca puede ser hostil", advierte también León XIV, quien nos pide "evitar toda tecnofobia". "Lo decisivo no es la tecnología, sino el uso que hacemos de ella", añade el líder de la Iglesia católica, abogando por la supervisión ética y el discernimiento en "la elección de plataformas, la protección de datos y el acceso equitativo".
Sea como sea, insiste el Papa, ningún algoritmo podrá jamás reemplazar lo que humaniza la educación. Cita "la poesía, el humor, el amor, el arte, la imaginación", pero también "la educación en el error como oportunidad de crecimiento".
La misión de la escuela católica

El 267.º Papa también describe los límites de la escuela católica, que "no es simplemente una institución, sino un entorno vital donde la visión cristiana impregna cada disciplina y cada interacción". En este contexto, el "testimonio" de los educadores tiene "tanto valor como su enseñanza", advierte.
El pontífice peruano-estadounidense también responsabiliza a las escuelas y universidades ante la crisis ambiental. La educación católica "no puede permanecer en silencio", asegura, instando a "promover la sobriedad y los estilos de vida sostenibles", evitar el desperdicio y formar "conciencias capaces de elegir no solo lo conveniente, sino lo correcto".
El método de la escuela católica es el de la escucha, que "reconoce al otro como un bien y no como una amenaza", escribió León XIV. En este sentido, pide a las estructuras educativas que no "ondeen la bandera de la posesión de la verdad", sino que sean espacios "donde las preguntas no se silencien, y donde la duda no se destierre, sino que se acompañe".
Al abordar la "constelación" de instituciones en el mundo de la educación católica, aconseja dejar de lado las rivalidades y colaborar. También aboga por el diálogo con la sociedad civil y las autoridades políticas y administrativas.
"En la Iglesia, la pedagogía nunca es una teoría incorpórea, sino carne, pasión e historia", declara además León XIV. Cita la larga historia de la participación católica en la educación, que se remonta a los Padres del Desierto de los primeros siglos. Elogiando la actividad "visionaria" de muchas figuras religiosas, menciona a dos santos franceses: Juan Bautista de La Salle (1651-1719), fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y Marcelino Champagnat (1789-1840), fundador del Instituto de los Hermanos Maristas.
“La persona está por encima del programa”
Para el Papa, el principio rector de la pedagogía católica debe ser una visión antropológica integral. La formación cristiana debe abarcar a la persona en su totalidad: espiritual, intelectual, emocional, social y física.
Alejándose de un enfoque puramente mercantilista, cree que el valor de la educación no se mide únicamente en términos de eficiencia, sino en términos de dignidad, justicia y capacidad de servir al bien común. La educación es un aprendizaje de virtudes, insiste, afirmando: "La persona prima sobre el programa".
Citando a John Henry Newman, el Papa León XIV también incluye la búsqueda de la verdad religiosa entre las condiciones del conocimiento. Anuncia oficialmente que declara al cardenal británico —que será proclamado Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre— "co-patrono de la misión educativa de la Iglesia junto con santo Tomás de Aquino".
En su carta apostólica, al igual que sus predecesores, el Papa confirma que "la familia sigue siendo la principal institución educativa" y aboga por una alianza entre las estructuras, porque "nadie educa solo". Finalmente, describe la educación como una "profesión de promesas".
"Prometemos tiempo, confianza y competencia; prometemos justicia y misericordia; prometemos la valentía de la verdad y el bálsamo del consuelo".
I.Media, Aleteia
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