Un estudio de la Universidad de Chicago reveló que los sacerdotes eran los profesionales más felices del mundo. Escritor, maestro o artista eran otros de los empleos "más felices”. Todos tienen en común la entrega a los demás y el sueldo bajo.
Pero más allá del romanticismo, ser sacerdote cuesta dinero. Por ejemplo, una casulla tiene un precio de entre 90 euros y 2.000 euros. O sin ir más lejos, la formación de un seminarista, por ejemplo, puede costar 140 euros diarios; y en muchas ocasiones, no termina con los años de preparación al sacerdocio.
Una vez ordenados, algunos se ocupan de más de una parroquia y tienen que recorrer muchos kilómetros al día con el gasto que supone en combustible.
Además, el sacerdote lo es 24 horas al día y tiene que estar localizable en su celular en cualquier momento.
Todo lo que cuesta llegar a ser y ser un cura lo ha calculado la diócesis francesa de Normandía. Por eso, han ideado la campaña online "Adopta un cura”. Quieren recaudar fondos para sus sacerdotes.
Así, cada católico puede aportar dinero para algún gasto en concreto. Por ejemplo, se pueden dar 140 euros para la formación de un seminarista; 50 para la vestimenta de un sacerdote; 80 para gasto de gasolina o 10 para una canasta de alimentos.
Con el lema: "Apoye a su pastor”, la web www.soutienstoncure.com facilita a los católicos de Francia destinar sus donativos a esas necesidades que muchas veces pasan desapercibidas.
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