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sábado, 31 de marzo de 2018

El Hombre de la Sindone, reconstruido en 3D: los evangelios cuentan la verdad

La reconstrucción de los Evangelios parece coincidir con los descubrimientos del Giulio Fanti de la Universidad de Padua

SINDONE 3D
Esta estatua es la representación tridimensional a grandeza natural del Hombre de la Sindone, realizada sobre las medidas milimétricas tomadas del lienzo en que fue envuelto el cuerpo de Cristo durante la crucifixión”, explica Giulio Fanti, profesor de Mediciones mecánicas y térmicas en la Università di Padova y experto de la reliquia. El profesor, sobre la base de sus mediciones, ha hecho realizar un “calco” en 3D que – afirma él – le permite afirmar que estas son las reales medidas del Cristo crucificado.
“Consideramos que tenemos finalmente la imagen precisa de cómo era Jesús en esta tierra. De ahora en adelante ya no se le podrá representar sin tener esta obra en cuenta”. El profesor ha confiado al semanario Chi la exclusiva de esta obra suya, y les reveló: “Según nuestros estudios, Jesús era un hombre de una belleza extraordinaria. Esbelto, pero muy robusto, tenía un metro ochenta centímetros de alto, cuando la estatura media de la época era de 1,65 metros. Y tenía una expresión real y majestuosa” (Vatican Insider).
A través del estudio y la proyección tridimensional de la figura, Fanti ha podido también hacer un cómputo de las numerosísimas heridas sobre el cuerpo del Hombre de la Sindone:
“En la Sábana Santa – añade el profesor – he contado 370 heridas de flagelo, sin tener en cuenta las laterales, que el lienzo no ofrece porque envolvía sólo la parte anterior y posterior del cuerpo. Pero podemos lanzar la hipótesis de unos 600 golpes. Además, la reconstrucción. Además la reconstrucción tridimensional ha permitido reconstruir que en el momento de la muerte, el hombre de la Sindone estaba encorvado hacia la derecha porque el hombro derecho estaba luxada de manera tan grave que había lesionado los nervios” (Il Mattino di Padova).



Las preguntas que envuelven el misterio de la Sindone siguen aún presentes, seguramente en ese hombre martirizado vemos el signo del sufrimiento, y en él encontramos un poco de cada uno de nosotros; pero también – a los ojos de la fe – la esperanza de que ese hombre no fuese un hombre cualquiera, sino el Hombre por excelencia, ese Ecce Homo que se presentó dócil frente a Pilatos y que tras la tremenda flagelación fue crucificado siendo inocente, pero cargando con las culpas de todos.
Y aunque en la Sindone no sea obligatorio ni siquiera para el cristiano, la excepcionalidad de ese lino permanece allí para desafiar nuestra comprensión y nuestras certezas, casi como hizo en persona Jesús de Nazaret, que desafió nuestras certezas amando a sus perseguidores, perdonándoles desde la cruz y venciendo a la muerte hace dos mil años…



Lucandrea Massaro, aleteia




Cristo es el nuevo día de Dios, que ilumina la vida de todos los hombres




En Pascua, en la mañana del primer día de la semana, Dios vuelve a decir: «Que exista la luz». Antes había venido la noche del Monte de los Olivos, el eclipse solar de la pasión y muerte de Jesús, la noche del sepulcro. Pero ahora vuelve a ser el primer día, comienza la creación totalmente nueva. «Que exista la luz», dice Dios, «y existió la luz». Jesús resucita del sepulcro. La vida es más fuerte que la muerte. El bien es más fuerte que el mal. El amor es más fuerte que el odio. La verdad es más fuerte que la mentira. La oscuridad de los días pasados se disipa cuando Jesús resurge de la tumba y se hace él mismo luz pura de Dios. Pero esto no se refiere solamente a él, ni se refiere únicamente a la oscuridad de aquellos días. Con la resurrección de Jesús, la luz misma vuelve a ser creada. Él nos lleva a todos tras él a la vida nueva de la resurrección, y vence toda forma de oscuridad. Él es el nuevo día de Dios, que vale para todos nosotros 
– Vigilia Pascual de 2012.

Benedicto  XVI, catholic-link



viernes, 30 de marzo de 2018

Lope de Vega, Quevedo, Góngora… Los 10 mejores sonetos para meditar sobre la Pasión de Cristo

Las plumas del Siglo de Oro, al pie de la Cruz
Lope de Vega, Quevedo, Góngora… Los 10 mejores sonetos para meditar sobre la Pasión de Cristo
Al pie de la Cruz, la emoción y la reflexión se conjuntan, y también se expresan como arte

La Semana Santa siempre ha sido un tiempo de celebración y devoción para los fieles y también de inspiración para los artistas.

Los motivos de la Pasión y la Resurrección del Señor han dado lugar a innumerables obras de incalculable valor en todos los campos: escultura, pintura, música, cine (a partir del siglo XX)… Y también, por supuesto, en la literatura.

Uno de los géneros de la literatura es la poesía y una de las formas de la poesía es el soneto (del italiano sonetto, cancioncilla).

Esta compilación es sólo y exclusivamente de sonetos que tienen como motivo –total o parcialmente- una escena de la Pasión. Todos los seleccionados corresponden a autores de los siglos de oro de la literatura española (XVI y XVII).

Si Lope de Vega y Quevedo se llevan la palma con cuatro poemas cada uno, es porque son los que más se prodigaron en esta suerte.

Sonetos de la Pasión

1.
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
Lope de Vega

2. En la muerte de Cristo, contra la dureza del corazón del hombre

Pues hoy derrama noche el sentimiento
por todo el cerco de la lumbre pura,
y amortecido el sol en sombra oscura,
da lágrimas al fuego, y voz al viento;

pues de la muerte el negro encerramiento
descubre con temblor la sepultura,
y el monte, que embaraza la llanura
del mar cercano, se divide atento,

de piedra es hombre duro, de diamante
tu corazón, pues muerte tan severa
no anega con tus ojos tu semblante.

Mas no es de piedra, no; que si lo fuera,
de lástima de ver a Dios amante,
entre las otras piedras se rompiera.
Francisco de Quevedo



El Cristo crucificado de Velázquez

3. Soneto a Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Anónimo

4. Sobre estas palabras que dijo Jesucristo en la Cruz: “Mulier, ecce filius tuus: ecce Mater tua” (Ioan, 19)

Mujer llama a su Madre cuando expira,
porque el nombre de madre regalado
no la añada un puñal, viendo clavado
a su Hijo, y de Dios, por quien suspira.

Crucificado en sus tormentos, mira
su Primo, a quien llamó siempre «el Amado»,
y el nombre de su Madre, que ha guardado,
se le dice con voz que el Cielo admira.

Eva, siendo mujer que no había sido
madre, su muerte ocasionó en pecado,
y en el árbol el leño a que está asido.

Y porque la mujer ha restaurado
lo que sólo mujer había perdido,
mujer la llama, y Madre la ha prestado.
Francisco de Quevedo

5. Fuerza de lágrimas
Con ánimo de hablarle en confianza
de su piedad entré en el templo un día,
donde Cristo en la cruz resplandecía
con el perdón que quien le mira alcanza.

Y aunque la fe, el amor y la esperanza
a la lengua pusieron osadía,
acordéme que fue por culpa mía,
y quisiera de mí tomar venganza.

Ya me volvía sin decirle nada,
y como vi la llaga del costado,
paróse el alma en lágrimas bañada:

Hablé, lloré y entré por aquel lado,
porque no tiene Dios puerta cerrada
al corazón contrito y humillado.
Lope de Vega



Detalle de los pies en el Cristo crucificado de Velázquez

6. A Cristo en la Cruz
Pender de un leño, traspasado el pecho
y de espinas clavadas ambas sienes;
dar tus mortales penas en rehenes
de nuestra gloria, bien fue heroico hecho.

Pero más fue nacer en tanto estrecho
donde, para mostrar en nuestros bienes
a dónde bajas y de dónde vienes,
no quiere un portadillo tener techo.

No fue esta más hazaña, ¡oh gran Dios mío!,
del tiempo, por haber la helada ofensa
vencido en flaca edad, con pecho fuerte

—que más fue sudar sangre que haber frío—,
sino porque hay distancia más inmensa
de Dios a hombre que de hombre a muerte.
Luis de Góngora

7.
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio en que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
hierran cuando los hallan los esclavos,

hoy que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño,
y tendréisme seguro con tres clavos.
Lope de Vega



Cristo después de la flagelación, de Murillo

8. Al buen ladrón, sobre las palabras: “Memento mei” et “Hodie mecum eris in Paradiso”, acordando lo que dice: “Non rapinam arbitratus”

¡Oh vista de ladrón bien desvelado,
pues estando en castigo tan severo
vio reino en el suplicio y el madero,
y rey en cuerpo herido y justiciado!

Pide que dél se acuerde el coronado
de espinas, luego que Pastor Cordero
entre en su reino, y deja el compañero
por seguir al que robo no ha pensado.

A su memoria se llegó, que infiere
con Dios su valimiento, porque vía
que por ella perdona a quien le hiere.

Sólo que dél se acuerde le pedía
cuando en su reino celestial se viere,
y ofreciósele Cristo el mismo día.
Francisco de Quevedo

9.
Muere la vida, y vivo yo sin vida,
ofendiendo la vida de mi muerte,
sangre divina de las venas vierte,
y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte,
y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frío!,
¿tiene tu Dios abierto el lado izquierdo,
y no te vuelves un copioso río?

Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y como no la tengo, no la pierdo.
Lope de Vega



Agnus Dei de Zurbarán

10. Refiere cuán diferentes fueron las acciones de Cristo Nuestro Señor y de Adán

Adán en Paraíso, Vos en huerto;
él puesto en honra, Vos en agonía;
él duerme, y vela mal su compañía;
la vuestra duerme, Vos oráis despierto.

Él cometió el primero desconcierto,
Vos concertastes nuestro primer día;
cáliz bebéis, que vuestro Padre envía;
él come inobediencia, y vive muerto.

El sudor de su rostro le sustenta;
el del vuestro mantiene nuestra gloria:
suya la culpa fue, vuestra la afrenta.

Él dejó horror, y Vos dejáis memoria;
aquél fue engaño ciego, y ésta venta.
¡Cuán diferente nos dejáis la historia!
Francisco de Quevedo

F. Delgado-Iribarren ReL


Audiencia: El Triduo Pascual anuncia que “todo ha sido renovado en Cristo”

Resumen en español de la catequesis del Papa

El Papa bendice a una niña en la Audiencia General © Vatican Media
El Papa Bendice A Una Niña En La Audiencia General © Vatican Media
 El anuncio de alegría y esperanza que culmina el triduo invita a “despojarnos del hombre viejo para vivir como hombres resucitados”, ha anunciado el Papa Francisco en la Audiencia General.
El Miércoles Santo, 28 marzo de 2018, el Papa Francisco ha celebrado la Audiencia General, en la plaza de San Pedro, con la participación de miles de peregrinos, provenientes de países de los cinco continentes.
Los días del Triduo Pascual –ha explicado el Papa– constituyen la memoria celebrativa del único y gran misterio de la muerte y resurrección de Cristo, y marcan las etapas fundamentales de nuestra fe y de nuestra vocación en el mundo.
Estos tres días nos recuerdan los grandes eventos de la salvación realizados por Cristo y nos proyectan a nuestro destino futuro, reforzando nuestro compromiso y testimonio en la historia, ha descrito el Santo Padre.
El anuncio de alegría y esperanza que culmina el triduo, nos recuerda que “las cosas viejas han pasado y todo ha sido renovado en Cristo, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra glorificación”.
Asimismo, este anuncio renueva en todos los bautizados el sentido de nuestra nueva condición –ha recordado el Papa–. Por lo tanto, es también una “llamada a la responsabilidad en la misión”.
La Resurrección del Señor invita a “despojarnos del hombre viejo para vivir como hombres resucitados”, que hacen del mundo un “espacio nuevo” donde ser, gracias a Cristo y con Él, “instrumentos de consuelo y esperanza” para aquellos que sufren todavía hoy la humillación y la soledad, ha invitado el Papa.
Con la ayuda de María
“Dispongámonos a vivir bien este Triduo Santo para que, con la ayuda de la Virgen María, entremos de lleno en el misterio de Cristo muerto y resucitado por nosotros y así dejemos que él trasforme nuestra vida”, ha exhortado Francisco.
El Santo Padre ha saludado a los peregrinos de lengua española presentes en la Audiencia General, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica, y ha deseado a todos los presentes, sus familias y comunidades una “profunda vivencia” del Triduo Pascual, y a todos una “feliz y Santa Pascua”.
Rosa de Alcolea, zenit


La Pasión de Málaga (video)


Pasión de Málaga no solo presenta la Semana Santa malagueña con todo su esplendor artístico y social: también explica su más profundo sentido evangelizador. El documental de la productora La Libélula Films, producido a instancias de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, se presentó el pasado 24 de marzo el Teatro Cervantes, en un acto en el que intervino el actor y cofrade Antonio Banderas




Los iconos de la Piedad y “No llores por mí, Madre”: una galería para la meditación

Bellas y dolorosas imágenes de la Virgen María
sosteniendo a su hijo muerto en brazos

PIETA
Cariñosa, apacible y misericordiosa, a veces abatida por el dolor y el sufrimiento. Así es como María aparece en las pinturas que representan a la Piedad, la figura de la Madre sosteniendo el cuerpo de Jesús entre sus brazos, tras haber estado en la cruz.
Las esculturas son las obras de arte más populares de este tipo: todo el mundo conoce la mundialmente famosa Piedad de Miguel Ángel en mármol blanco que se encuentra en el Vaticano.
El sufrimiento de la Madre de Dios y la relación con su hijo ha sido un tema tratado con bastante frecuencia en las pinturas occidentales y orientales.
Aleteia muestra algunas pinturas e iconos que pueden motivarte a contemplar los acontecimientos fundamentales de la Pasión de Cristo.

PIETA
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Una pintura de Annibale Carracci, pintor italiano del Barroco temprano. A pesar del drama de la escena, que muestra una madre agonizante con su hijo muerto en las rodillas, la obra transmite paz y tranquilidad. Los ángeles que acompañan a María están pintados en tonalidades más cálidas, como si proviniesen de un mundo diferente. Si se contemplan las figuras principales, se pueden apreciar en la parte derecha una espina y varios clavos. Se representan de forma tan realista que uno siente escalofríos si piensa en el dolor que le causaron al cuerpo de Cristo. [de la colección del Museo de Historia del Arte en Viena)

PIETA
Public Domain

Otra Piedad de Carracci. Pintada en 1606, representa a María y a otras tres mujeres. Seguramente, se trata de una discípula de Jesús, María Magdalena (la figura principal con una túnica amarilla), la madre de Santiago y José (que en la Biblia se denomina la madre de los hijos de Zebedeo) y Salomé, que sostiene a María. [de la colección de la Galería Nacional de Londres]

PIETA
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La Piedad de Charles Le Brun fue pintada en los años 1643-1645. El aire de tristeza en la escena no proviene en tanta medida de las emociones que muestra María en su rostro, puesto que aquí aparece preocupada por envolver el cuerpo de Jesús en una mortaja, y parece ausente. El peso de la desesperación de la Virgen María se destaca por las tonalidades oscuras que rodean las figuras y las nubes negras en el cielo. Se puede apreciar la palabra ‘ΙΗΣΟΥΖΟ’, que significa Jesús, en el manuscrito misterioso que se encuentra debajo de la corona de espinas. Puede que este rollo sea la sentencia de muerte que se pronunció contra Jesús. [Museo del Louvre]

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El nombre del icono deriva de la novena canción del canon del Sábado Santo: “No llores por mí, madre, que observas en el sepulcro a tu Hijo, a quien has concebido sin la semilla en el fruto de tu vientre. Resucitaré y entonarán mis alabanzas, y en esta magnificencia sin fin, Yo, como Dios, elevaré a todos los que canten tu gloria en la Fe y el Amor”. Icono anónimo

PIETA,ICON
Public Domain

Una versión del icono “No llores por mí, Madre”. La Madre de Dios está sola, pero sus manos indican que ha sostenido a Cristo momentos antes. Su figura entera, su dolor y añoranza se dirigen hacia Él.

MAGDALENA GALEK Este artículo fue publicado originalmente en la edición polaca de Aleteia y ha sido traducido y adaptado para los lectores de Aleteia en español.


Jesús «se arriesga» y dice a los que sufren y a los descartados: «Para mí sí eres importante»

Jesús «se arriesga» y dice a los que sufren y a los descartados: «Para mí sí eres importante»

Ocho internos católicos, dos musulmanes, un ortodoxo y un budista fueron los escogidos para la ceremonia del lavatorio de pies en la 
Misa de la Última Cena, que el Papa ofició este Jueves Santo en la cárcel 
romana de Regina Coeli después de visitar a los que se encuentran en la 
enfermería. Los presos eran de siete nacionalidades (Italia, Filipinas, 
Marruecos, Moldavia, Colombia, Nigeria y Sierra Leona) y a todos Francisco 
lavó y besó los pies, tras explicar antes, en una breve homilía, el sentido de 
este gesto.

En la época en la que Jesús lo hizo, era "una tarea de esclavos": "La gente
se ensuciaba los pies y a la entrada de la casa había esclavos que les lavaban l
os pies. Era un servicio, un servicio hecho por esclavos. Jesús quiso hacer ese
servicio para darnos un ejemplo de cómo debemos nosotros servirnos
unos a otros
".



"Jesús le da la vuelta a la costumbre histórica, de la cultura de aquella época y también de la actual", para transmitirnos que "quien manda debe servir".



"Es verdad que hay gente que no facilita esta actitud", concedió Francisco, "gente soberbia, gente odiosa, gente que quizá desea nuestro mal. Pero nosotros estamos llamados aún más a servirles. Y también hay gente que sufre, que es descartada 
por la sociedad, y Jesús acude a decirles: 'Para mí sí eres importante'
Jesús viene a servirnos, y el signo de que Jesús nos sirve está hoy aquí, en la 
cárcel de Regina Coeli".

"Jesús se arriesga por cada uno de nosotros", continuó el Papa: "Que sepáis que Jesús se llama Jesús, no se llama Poncio Pilato. Jesús no sabe lavarse las manos, solamente sabe arriesgar".


El altar en bronce donde se celebró la misa es obra del escultor Fiorenzo
 Bacci, quien la regaló al Papa hace año y medio. Ahora Francisco la 
obsequió a la cárcel Regina Coeli.

Francisco se refirió entonces a la imagen bajo el altar: "Mirad qué imagen 
tan bella. Jesús agachado entre las espinas, corriendo el riesgo de herirse 
para rescatar a la oveja perdida".



"Hoy yo, que soy un pecador como vosotros, represento a Jesús, soy embajador de Jesús", concluyó el Papa: "Cuando me agache ante cada uno de vosotros, pensad: Jesús se ha arriesgado en este hombre, un pecador, para venir hasta mí y decirme que me ama. Éste es el servicio, esto es Jesús. No nos abandona nunca. Nunca se cansa de perdonarnos. Nos ama mucho. ¡Mirad cómo se arriesga Jesús!".

ReL
Fotos: Oficina de Prensa de la Santa Sede.