“Las palabras de San Pablo que hemos apenas escuchado, tomadas de la Carta a los Gálatas, llaman nuestra atención. El tiempo se ha cumplido, dice Pablo. Ahora Dios realiza su obra decisiva. Aquello que Él ha querido decir a los hombres desde siempre –y lo ha hecho a través de las palabras de los profetas–, lo manifiesta con una señal evidente”.
“Para realizar este plan Dios tiene solamente necesidad de una persona humana. Tiene necesidad de una mujer, una madre, que traiga al mundo al Hijo. Ella es la Virgen María, que honramos con esta celebración vespertina. María fue totalmente libre. En su libertad dijo ‘sí’. Ella hizo el bien para siempre. De esta manera sirvió a Dios y a los hombres. Imitemos su ejemplo, si queremos saber aquello que Dios se espera de nosotros sus hijos”.
Preguntas
Respondiendo luego a algunas preguntas de los presentes, el Papa alentó a organizarse de manera equilibrada y resaltó que “nuestra vida está hecha del tiempo y el tiempo es un don de Dios, por lo tanto es importante impregnarlo de acciones buenas y fructíferas”.
“Tal vez muchos muchachos y jóvenes pierden demasiadas horas en cosas inútiles: chatear en Internet o con los teléfonos, con las ‘telenovelas’, con los productos del progreso tecnológico que deberían simplificar y mejorar la calidad de vida, y que en cambio distraen la atención de aquello que es realmente importante”, alertó.
El Santo Padre exhortó luego a los jóvenes a hablar del amor de Jesús no solo en sus parroquias sino sobre todo fuera de ellas: "los jóvenes tienen un rol particular, hablar de Jesús a sus coetáneos no solo en la parroquia, sobre todo a los de fuera. Con vuestro coraje, entusiasmo y espontaneidad, pueden llegar más fácilmente a la mente y corazón de quienes están alejados. Muchos chicos de su edad tienen una gran necesidad de oír que Jesús los ama y perdona".
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