Desde marzo de 2011 Siria es escenario de una brutal guerra. Cuatro años de una gran crisis humanitaria en el que el país ha sido destrozado por la violencia. Las organizaciones humanitarias son la única esperanza para los millones de sirios que no han podido abandonar su país.
Este arquitecto libanés, Pascal Bedros puso en pié y trabajó por dos años como director en Cáritas Siria. Junto a las comunidades de los Focolares intenta llevar consuelo a una nación devastada por la guerra.
Asegura que, ahora mismo, la prioridad para la mayoría de los sirios es seguir con vida. Dice que incluso aquellos que viven en los barrios alejados del frente, viven con miedo.
PASCAL BEDROS
Exdirector Cáritas Siria
"Cuando caminas por la calle, estás en peligro. No porque alguien pueda venir y tal vez, te mate, sino por las bombas que pueden venir de otra parte. Vivimos en tensión”.
Según la ONU, más de 220.000 personas han muerto durante la guerra. Para los que han logrado sobrevivir, la vida no es nada fácil.
PASCAL BEDROS
Exdirector Cáritas Siria
"No tenemos ni electricidad ni agua. Sólo hay una hora de electricidad al día. Y contamos con agua una vez a la semana durante dos o tres horas”.
La mayoría de las escuelas llevan meses cerradas pero muchos padres están intentando que sus hijos retomen las clases. Sin embargo, las milicias también atacan los pocos colegios que siguen abiertos.
Los cristianos están sufriendo especialmente la violencia, aunque son víctimas de ella también los ciudadanos musulmanos.
PASCAL BEDROS
Exdirector Cáritas Siria
"Los cristianos viven en el centro de Alepo, muy cerca de la línea del frente. Así que pueden ser apuntados fácilmente y temen por su vida”.
Las grandes víctimas de esta guerra son los civiles, alrededor de 105.000 han perdido la vida y 11.000 de ellos, niños. También los combates han dañado la infraestructura y la historia del país. Pese a estas noticias, Pascal Bedros asegura que para muchas personas, la esperanza sigue viva.
PASCAL BEDROS
Exdirector Cáritas Siria
"Lo que me da esperanza es ver cómo los sirios y los cristianos, sobre todo, continúan creyendo a pesar de ver todo este odio. Creen que aún se puede recuperar lo perdido y seguir adelante”.
En Siria, Caritas trabaja en seis regiones, entre ellas, Damasco, Alepo y Homs. El objetivo principal es ofrecer alimentos, un techo dónde cobijarse y asistencia médica.
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