El video que presentamos hoy nos muestra a un grupo jóvenes (y no tanto) católicos que responden dos preguntas: ¿qué es lo que más les gusta de ser cristiano?, ¿qué te avergüenza de serlo? Es parte de un evento de la Arquidiócesis de Lima cuyo objetivo es celebrar como católicos en una reunión masiva la llegada del Espíritu Santo en Pentecostés .
Pensamos que todos los cristianos del mundo compartimos unas mismas alegrías y algunas tantas inquietudes. Jesús nos transformó la vida, nos dio su amor, ayudó a seres queridos y nos mostró un ideal de plenitud que por nosotros mismos no hubiéramos sido capaces de alcanzar. Cada cristiano debe estar maravillado y agradecido por todas las bendiciones que nos da Dios. Hasta este punto todos experimentamos un orgullo por ser cristianos. Sin embargo, luego viene una pregunta que nos puede cuestionar a todos: ¿qué nos da vergüenza de ser cristianos?
Es un buen momento para darse un tiempo y examinar esto. ¿Qué creo que piensan los demás de que sea cristiano? ¿Me importa lo que puedan decir de mí? ¿Soy capaz de hacer una manifestación pública de mi fe? ¿Doy testimonio no solo con el ejemplo sino también con la palabra? Muchas otras preguntas podrían surgir, pero todas giran a partir de la misma problemática: ¿tengo miedo a ser rechazado por ser cristiano?
Ahora bien, si es que la respuesta a esta pregunta es afirmativa, se pueden presentar varias alternativas de solución que están presentes en el video. En primer lugar, tenemos que ponernos a pensar: ¿cómo sería mi vida si Jesús no hubiera entrado en ella? ¿Dónde estaría, que haría, que pensaría? Además, ¿qué hubiera pasado si la persona que me presentó a Jesús hubiera tenido miedo de anunciarlo? Contestando sinceramente estas preguntas nos podremos dar cuenta de dos cosas: Jesús me ha amado y ha dado su vida por mí, y es lo más importante que me ha pasado en mi vida y si otras personas me han transmitido esta buena noticia, yo también puedo, y debo hacerlo.
Por otro lado el final del video nos muestra otra razón para no consentir el miedo a anunciarlo: la invitación personal de Dios, a través de San Pablo, a hacerlo:
Por eso te aconsejo que reavives el don de Dios que te fue conferido, porque Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de fortaleza. No te avergüences, pues, de dar testimonio de Nuestro Señor . (2 Tim 1,6-8)
Y no es la única cita:
Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, han recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. (Rm 8,15-16).
Finalmente, San Juan nos dice:
No cabe temor en el amor; antes bien, el amor pleno expulsa el temor, porque el temor entraña castigo; quien teme no ha alcanzado la plenitud en el amor. Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. (1 Jn 4,18-19)
Lo que estas citas nos manifiestan es que el que ama a alguien, nunca tiene vergüenza de Él. Sin embargo, Dios sabe que nos cuesta amar, que nos cuesta anunciarlo. Por esto, Él nos da la posibilidad de amar, amándonos primero, y de anunciarlo regalándonos su Espíritu para que nos dé fortaleza e inteligencia.
Proponemos meditar en estas preguntas en un ambiente de confianza y apertura:
1. ¿Qué cosas ha hecho el Señor por mí? ¿Cómo se ha manifestado su amor en mi vida?
2. ¿Estoy orgulloso de ser cristiano? ¿Tengo miedo de anunciarlo a veces? ¿Por qué?
3. ¿Qué pienso de estas invitaciones fuertes del Señor para qué lo anuncie?
4. ¿Veo a Dios ayudándome a anunciarlo?
(Juan Andrés Zenteno)
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