La marca de la ceniza es un signo público, pero no hay un tiempo prescrito para mantenerla en la frente.
Aunque el ayuno y la abstinencia en este primer día de Cuaresma son obligatorios en toda la Iglesia, el rito de la ceniza depende mucho de las costumbres locales.
En el ámbito latino suelen imponerse las cenizas secas y en la parte alta de la frente, donde arranca el cabello. En el ámbito anglosajón suele hacerse una pequeña pasta con las cenizas y el agua bendita, y se impone en mitad de la frente.
Esto introduce la cuestión de la perdurabilidad del signo. ¿Cuándo y cómo debe ser eliminado? No existen normas al respecto: es el propio fiel quien decide en qué momento y por qué razones limpiarse la frente, en función de sus personales circunstancias.
Una opción es dejar que desaparezca de forma natural, lo cual puede suceder varias horas después. Evitando toda ostentación, puede ser una ocasión evangelizadora... o dar pie a alguna que otra anécdota.
Un Testimonio
Joe Biden venía de imponerse la ceniza en el inicio de la Cuaresma de 2010 y no le importó que se supiese.
En 2010, Joe Biden apareció en una rueda de prensa detrás de Barack Obama con la frente significativamente manchada. Se dio la circunstancia anecdótica de que una presentadora de Sky News (también católica, aunque había olvidado el día que era) insistió en directo a su compañera destacada en el evento para que averiguase a qué se debía el "cardenal" que lucía el vicepresidente norteamericano. Hubo de disculparse después por el desliz.
Una pieza literaria inspirada en el Miércoles de Ceniza
El escritor y filósofo T.S. Eliot (1888-1965) se convirtió al cristianismo en 1927, y como anglocatólico sostuvo posiciones muy cercanas al catolicismo, sin llegar nunca a dar el paso final, en un caso que guarda algunas similitudes con C.S. Lewis (1898-1963). Al poco de su conversión, Eliot escribió un poema que se publicaría en 1930, titulado Miércoles de Ceniza.
T.S. Eliot consagró al Miércoles de Ceniza uno de sus poemás más célebres.
Algunas de sus estrofas evocan, con su genio literario propio, la esencia de esta fecha: la caducidad de las cosas presentes y la urgencia del arrepentimiento. Los primeros versos pueden servir, casi, como una oración.
Porque no espero volver jamás.
Porque no espero.
Porque no espero volver
deseando el don de éste y la visión de aquél
ya no me esfuerzo en esforzarme por cosas semejantes
...
Porque no espero conocer jamás
la endeble gloria de la hora positiva...
...
Porque sé que no he de conocer
el único real de los poderes perecederos
...
Porque sé que el tiempo es siempre tiempo
y que el espacio es siempre y sólo espacio
y que lo real sólo es real por un tiempo
y sólo en un espacio,
me alegra que las cosas sean como son y
renuncio al rostro bienaventurado
y renuncio a la voz.
Porque ya no espero volver de nuevo.
...
Y ruego a Dios se apiade de nosotros.
...
Ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte.
¿No te gustaría una sugerencia de cómo aplicar una acción especial para cada uno de los 40 días de tu Cuaresma aconsejado/a por una enseñanza de sabios y santos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario