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lunes, 6 de marzo de 2023

Evangelio del día


 Evangelio según San Lucas 6,36-38.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados.
Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Eres ese fuego que siempre arde (Jésus Christ notre Résurrection, Cerf, 1980), trad.sc©evangelizo.org


“Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso” (Lc 6,36)

¡Oh amor inefable! ¡Tierno amor! ¡Fuego eterno! Eres ese fuego que siempre arde. Soberana y eterna Trinidad, eres la integridad sin defecto, la simplicidad sin sombra, la sinceridad sin disfraz posible. Dirige la mirada de tu misericordia sobre tus criaturas. Comprendo que la misericordia te pertenece y en todo lugar sólo encuentro tu misericordia. He aquí por qué corro a ti y grito ante tu misericordia: “¡Oh Dios, ten misericordia del mundo!”.
Padre eterno, quieres que te sirvamos según tu voluntad y fijes tú mismo las vías de tus servidores. Nos enseña que no podemos de ninguna forma juzgar el estado íntimo de una criatura según sus obras exteriores, sino que debemos guiarnos por tu voluntad, sobre todo para tus servidores unidos a tu voluntad y transformados en ella. Es feliz el cristiano que mira en tu luz las vías y las obras infinitamente variadas de tus servidores. Cualquier sendero que tome, si sigue realmente tu verdad, correrá por el camino de fuego de tu amor. (…)
¡Oh Divinidad eterna! ¡Es verdad que la misericordia te pertenece totalmente! (…) Por misericordia, hoy mismo, has querido hacerme conocer a mí, despreciable, que para nada podemos juzgar las intenciones de la criatura razonable. Variadas hasta el infinito son las vías que trazas según tu deseo, como lo has mostrado en mí mismo. ¡Gracias te sean dadas, mi Dios! (EDD)

Oración

Deseo transformarme en tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón y mi alma al prójimo.
 
Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle. 
Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. 
 
Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos. 
 
Ayúdame Señor, a que mis manos  sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas. 
 
Ayúdame Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.  
 
Ayúdame Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.
Jesús mío, transfórmame en Ti porque tú lo puedes todo. Amén

* Santa María Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia (es.catholic.net)

 


















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