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viernes, 17 de marzo de 2023

Constelaciones Familiares: cuando la psicoterapia provoca destrucción

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El psicólogo José Miguel Cuevas, experto en sectas, advierte sobre los peligros de esta pseudoterapia en auge, aunque sea practicada por algunos profesionales de la salud mental.

Cada vez es más frecuente ver a pie de calle y en los medios de comunicación –hasta se le ha dedicado una serie televisiva– la referencia a una nueva «psicoterapia»: las Constelaciones Familiares. A pesar de multiplicarse en los entornos de la Nueva Era (New Age), aumenta el número de psicólogos y terapeutas que la utilizan, y puede dar la impresión de que, convenientemente despojada de sus elementos esotéricos y mágicos, podría ser una herramienta útil para el desarrollo personal.

Pero la realidad es otra. Lo ha mostrado recientemente José Miguel Cuevas Barranquero, doctor en Psicología y profesor de la Universidad de Málaga, en el VIII Encuentro nacional organizado por la Asociación Iberoamericana de Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP), que se celebró los días 3 y 4 de marzo en Sevilla. Cuevas es el responsable del único servicio público de atención a víctimas de sectas en España (véase su doble entrevista en Aleteiaparte 1 – parte 2).

Sectarismo en la psicoterapia: el enemigo en casa

José Miguel Cuevas explicó en dicho congreso que, a pesar de la regulación ética y deontológica del ejercicio profesional de la Psicología, «resulta especialmente sangrante y paradójico que la mayoría de las vulneraciones a la libertad vinculadas al sectarismo se están desarrollando en la actualidad en un contexto de pseudoterapia o de ‘terapia encubierta’».

En efecto, la dura realidad es que «muchos usuarios son manipulados creyendo que están ante una ‘terapia normalizada’ o, más aún, ante un ‘tratamiento innovador y superior a los abordajes convencionales’». A veces pasa que «la psicoterapia también está siendo ejercida por muchas personas sin acreditación sanitaria ni formación que los habilite».

Pero lo peor, según este experto en sectas, es que «existen muchos psicólogos, con titulación, incluso también colegiados, que, lejos de distanciarse de las pseudoterapias, las abrazan y las practican». Se trata de profesionales que «acaban eclipsados» tras haberse formado en «mágicos procedimientos». El otro motivo es la popularidad de estas «nuevas propuestas», lo que se traduce en un mayor beneficio económico.

Las Constelaciones Familiares o el «enfoque sistémico»

En su intervención en el encuentro nacional sobre sectas –titulada «Constelando inhumanidad. Cuando la psicoterapia provoca destrucción»–, el psicólogo malagueño se centró en las Constelaciones Familiares, creadas y desarrolladas por el alemán Bert Hellinger «como un procedimiento de Terapia Sistemática Familiar, que explicaría los problemas psicológicos de las personas en la transmisión generacional». 

Según la doctrina de Hellinger, «los conflictos, las preocupaciones familiares, las culpas no asumidas y los comportamientos problemáticos viajarían y afectarían a sus descendientes futuros. El sufrimiento actual de la persona sería un síntoma consecuente de su intento de equilibrar, de forma inconsciente, todas las desgracias vividas por sus antepasados».

En la propuesta teórica de las Constelaciones Familiares –en las que se habla de una «energía superior» o «inconsciente colectivo» que conecta a los miembros de una familia– José Miguel Cuevas observa «un marco espiritual».

El procedimiento de «constelar»

¿Qué pretende la «terapia» de las Constelaciones, entonces? Tal como explica Cuevas, «la persona constelaría para ‘equilibrar’ o reestablecer el orden familiar, para así poder recuperar su bienestar». Lo que, para el psicólogo malagueño, supone «una gravísima falacia atributiva, en la que todos los problemas actuales, más que dirigirlos a una responsabilidad interna o centrarlos a un medio más cercano y controlable, quedarían vinculados a las historias traumáticas de sus antepasados».

Esos traumas familiares del pasado serían el verdadero detonante de todos los problemas actuales de la persona, lo que lleva a que en las sesiones de constelación «puedan generarse y validarse distintas fantasías o delirios», a los que se achacarían los males presentes como «causa irrefutable». Lo grave es que esto «alejaría a la persona de resolver sus verdaderos problemas».

El peligro aumenta cuando se piensa en la persona del «facilitador» o «constelador» que dirige la sesión supuestamente terapéutica. Su rol consiste en preguntar al paciente sobre sus antecedentes familiares traumáticos, «lo que podría añadir una posible dirección e inducción dentro de un contexto muy sugestivo, en el que las emociones habitualmente fluyen con gran intensidad».

Riesgos y daños

José Miguel Cuevas no duda en referirse a las Constelaciones Familiares como «una pseudoterapia» basada en unas ideas –las de su inventor– «que no han sido contrastadas empíricamente y cuyas bases teóricas distan de ser premisas falsables». Lo que las aleja totalmente de la evidencia científica.

Desde su experiencia, «los riesgos y daños» de esta propuesta sí existen. Entonces, ¿cómo explica que haya personas satisfechas con las Constelaciones Familiares? A pesar de su potencial dañino, argumenta, no supondría un perjuicio para todos sus usuarios. Además, «dado que son procedimientos muy intensos emocionalmente y sugestivos, es muy probable que el placebo haga su aparición, lo que puede explicar cierta mejoría temporal en muchos de sus practicantes».

5 peligros muy concretos

Para terminar su exposición, José Miguel Cuevas resumió los que, a su juicio, son los aspectos más oscuros de las Constelaciones Familiares:

1. Falacia atributiva: «todo el peso del problema recae en los traumas acontecidos en generaciones pasadas», de forma que el paciente sólo sería una víctima, sin responsabilidad alguna en lo que le pasa. Esto «puede conllevar una infantilización del cliente».

2. Atribución delirante: la relación causa-efecto entre los traumas pasados y los problemas actuales «puede dar pie a creencias delirantes o fantasiosas que no se sostengan a la luz de la evidencia empírica».

3. Alejamiento de soluciones reales: la mezcla de los puntos anteriores con «una posible mejoría sintomática (efecto placebo) puede conllevar que el participante deje de buscar soluciones reales al problema del que se aqueja», cuando en ocasiones puede ser hasta un trastorno psicológico.

4. Culpabilización de la familia: atribuir a los parientes la responsabilidad de todo lo malo puede derivar en «un aislamiento del medio familiar (o de la pareja)», que puede ser accidental… o buscado por el propio facilitador, que aplica así una típica técnica del fenómeno sectario, para manipular con mayor facilidad a la víctima.

5. En algunas ocasiones, hay «personas que después de unas Constelaciones Familiares han llegado a sufrir brotes psicóticos. Algunas de ellas sin haber tenido un historial previo de problemas de salud mental. Algunos de tales casos, alejados de las Constelaciones Familiares y reconducidos con una terapia de verdad, han conseguido retomar una vida normal».

Luis Santamaría, Aleteia

Vea t ambién     Familiaris Consortio - San Juan Pablo II  (resumen)




















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