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miércoles, 25 de marzo de 2015

7 actitudes que la Virgen nos enseña hoy en la fiesta de la Anunciación-Encarnación

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Silencio en su interior
Silencio en su interior
(c) Fra Angelico 1433-1432/commons.wikimedia.org
(c) Fra Angelico 1433-1432/commons.wikimedia.org
María se sobrecoge ante la visita del ángel pero puede recibir y comprender el mensaje que él le comunica por el profundo silencio que llena su interior. Ella está acostumbrada a meditar las palabras del Señor, está acostumbrada al lenguaje Divino y lo capta con profundo recogimiento. Aprendamos de María a tener ese silencio interior que nos permita estar en sintonía con El Señor aún en medio de nuestras actividades cotidianas.
2
Escucha atenta
Escucha atenta
(c)Vierge au jardinet, Maître rhénan anonyme, Musée de l'Oeuvre Notre-Dame/commons.wikimedia.org
(c)Vierge au jardinet, Maître rhénan anonyme, Musée de l'Oeuvre Notre-Dame/commons.wikimedia.org
María escucha reverentemente al ángel. No está pensando en ella misma, ni en lo que tiene que hacer, ni en qué cosas va a tener que dejar para ser la Madre de Jesús. Ella se dispone, escucha, se deja tocar por las palabras y las medita en su corazón. Aprendamos de María a escuchar a Dios en el silencio y en medio de las circunstancias concretas de nuestra vida, y pidámosle que nos ayude a mantener nuestro corazón abierto a su palabra.
3
Acogida generosa
Acogida generosa
(c)Fra Filippo Lippi-Annunciation/commons.wikimedia.org
(c)Fra Filippo Lippi-Annunciation/commons.wikimedia.org
María después de escuchar acoge. Las palabras dan fruto en su interior, no pasan como el viento sino que se quedan y echan raíces en su corazón. Aprendamos de María a vivir una acogida humilde del Plan de Dios en nuestra vida. Que ella nos enseñe a aceptar con amor los designios Divinos y a no querer otra para nuestra vida.
4
Búsqueda
Búsqueda
(c) Lorenzo Costa Annunciation/commons.wikimedia.org
(c) Lorenzo Costa Annunciation/commons.wikimedia.org
Esta actitud es la que lleva a María a preguntarse sobre el sentido profundo de las palabras del Mensajero de Dios en el momento de la Anunciación: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”. Y su pregunta no es fruto de la duda, sino fruto de un anhelo de mayor luz para poder descubrir la profundidad del su misión. En ella esta el deseo de responder con mayor fidelidad y generosidad. Aprendamos de María a tener un corazón inquieto que no descanse hasta dar gloria a Dios con nuestra vida.
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Disponibilidad al Plan de Dios
Disponibilidad al Plan de Dios
(c)ghirlandaio_visitation
(c)ghirlandaio_visitation
María se muestra totalmente disponible para hacer lo que Dios le pide. Esta actitud es la de un corazón que se ha educado en decir sí en cada cosa pequeña, un corazón que se ha educado en pensar primero en los demás que en sí mismo. Aprendamos de María a tener esa apertura, esa generosidad sin medida que se entrega por completo y por amor a Dios y a los demás.
6
Confianza en Dios y en sus promesas
Confianza en Dios y en sus promesas
(c) Andrea Mantegna - Virgin Mary/commons.wikimedia.org
(c) Andrea Mantegna - Virgin Mary/commons.wikimedia.org
María ha meditado desde pequeña las promesas hechas por Dios al pueblo de Israel. Ella las conoce y sabe que Él siempre ha sido fiel a pesar de la debilidad del pueblo. Su confianza no es ciega, está basada en las acciones de Dios. Ella ha dejado que Él sea el centro de su vida, se ha abierto a su amor. En ella están representados los anhelos y las luchas de un pueblo que aunque frágil ha creído en Dios. Aprendamos de María a confiar en que Dios siempre cumple sus promesas y que con nosotros no va a hacer una excepción porque Él es infinitamente Bueno y fiel.
7
Valentía
Valentía
(c) jose vergara- la piedad
(c) jose vergara- la piedad
María no se achica frente a la misión excepcionalmente grande que le anuncia el ángel. Tiene miedo sí, pero se lanza con valentía a cumplir el Plan de Dios. Aunque sea una niña, ella confía profundamente en la gracia de Dios que agiganta sus pequeños esfuerzos y es capaz de reconocer el valor de su sí, el valor que Dios le da a la entrega libre de nuestra humanidad. Aprendamos de María a confiar en que Dios puede hacer cosas grandes con nuestra pequeñez cuando se la entregamos totalmente.

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