Cuando el amor es verdadero y no pasajero, cuando el amor es de Dios realmente, trae consigo 4 extraordinarios dones: elevación, irradiación, paternidad y sanación. Así lo plantea el P. Pablo José Fuentes, Misionero oblato de María, hablamos sobre “Los Cuatro Dones del Amor Matrimonial”.
“Éstos dones son nominados por Santo Tomás de Aquino, él lo llama “las gracias del sacramento”, y a mí se me ha ocurrido, conversando y acompañando personas que ya empiezan a funcionar desde que va apareciendo el amor, y que de alguna manera se da en todos los vínculos de amor, pero principalmente donde se ve con más claridad es en la relación de amor de pareja entre un varón y una mujer.
Ya en el noviazgo van apareciendo éstos dones, y si no aparecen éstos 4 dones es muy posible que ese amor no sea tan fuerte. Eso es un signo de que está funcionando la gracia de la elevación y que es uno de los signos de que es un amor de Dios.
Elevación
“Es decir, cómo cada uno crece con lo bueno que tiene el otro. Cuando hay un verdadero amor, por ejemplo entre padres e hijos, los hijos aprenden de sus padres y ellos de sus hijos. En la pareja más todavía”
“Entonces en un noviazgo tienen que ir percibiendo cada uno de ellos cómo esta persona me hizo crecer, me hizo cambiar para bien. Si al contrario me veo cada vez más esclavizado, menos libre, entonces no está funcionando la gracia de la elevación y en lugar de crecer junto a esta persona parece que voy disminuyendo, perdiendo libertad, a mis amigos y entonces eso indica que está faltando este signo de la elevación que es muy importante.
Yo siempre digo, que si no existe ésto en el noviazgo, entonces que no sigan adelante. Las mujeres suelen confundirse más, porque piensan que si se sacrifican mucho es que ama. El amor supone sacrificios pero si eso sacrificio no te hace crecer como persona no es un verdadero amor”
En cambio la elevación es cuando uno siente “esta persona me cambió la vida”, y “gracias a que conocí esta persona, incluso con sus defectos, me doy cuenta que me ha cambiado y al ser diferentes podemos crecer”. Es un don extraordinario. Cuando hay un verdadero amor en la pareja, o en cualquier relación, se contagian las cualidades y no los defectos.
“En todas las relaciones se dan con facilidad las competencias, y las superioridades aparecen como lo contrario a la “elevación”, es cuando uno utiliza un don no para que el otro crezca sino para humillarlo: “callate porque vos no sabés nada”, “eso deben ser cosas de tu mamá”, con expresiones irónicas. Ahí en lugar de usar el amor para que el otro crezca lo uso para humillarlo, por ende el amor no crece”
Una amistad que me hace crecer, bárbaro, si una amistad me anula entonces no va ni es sano. Todo amor viene de Dios, por ende el amor nos hace crecer. Incluso entre personas no creyentes, si hay verdadero amor, es don de Dios.
Irradiación
Si hay un amor verdadero los demás se dan cuenta de que algo cambió, por ejemplo cuando cambia la cara y se les nota el amor. Irradiación supone que el amor se irradia hacia el alrededor, en un matrimonio le llega a los hijos, pero también a los amigos, compañeros, etc. Los niños necesitan ver que sus padres se aman, ese es su mejor alimento.
Por ahí parece que de novios andan acaramelados y de casados andan uno por un lado y otro por el otro, no, el mundo necesita matrimonios que irradien amor. La irradiación supone que seamos políglotas, hablar el idioma de cada uno de los del hogar: a uno le gusta una caricia, a otro que le digan algo lindo, a uno que le escuchen a otros que los dejen hablar sin interrumpir.
Paternidad
“El don de la paternidad es extraordinario, los padres contemplando a sus hijos ven que eso que tienen en sus brazos es más grande que ellos mismos. San Pablo dirá que “toda paternidad procede de Dios”. Es un participar en la condición creadora de Dios que pudiendo hacerlo todo, prefirió que sean un hombre y una mujer quien nos de la vida. Es colaborar en la creación de otro ser que tiene vida eterna”
Éste don de la Paternidad ya comienza a funcionar en el noviazgo, “estás con ella y vas pensando que un día serás papá y ella la mamá”. Aparece una inclinación natural a ser padres. El amor es dador de vida. Todo amor, por supuesto que más claramente en el amor de pareja, da vida: pero también el amor entre los amigos, el amor del cura por su pueblo, el del pueblo por su cura, comunican vida, hace crecer a la persona y cuando uno se siente querido tiene más ganas de enfrentar las dificultades de la vida.
Sanación
El amor auténtico nos va sanando y restaurando el corazón. El cónyuge, por el amor, tiene poder sanador. Por ejemplo, en una pareja, cuando se pelean pierden “20 puntos” pero cuando saben perdonarse, esa reconciliación suma 200 puntos. Cuando en un noviazgo no se es capaz de hablar de todos los temas para no hablar ni discutir, es que no saben pedirse perdón y que no hay gracia de sanación aún.
Artículo originalmente publicado por Radio Maria
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