Silvana Ramos, CatholicLink
Tus padres se divorciaron. No importa si tienes 1 año o si tienes 30, el impacto es grande. A pesar que el mundo te diga que ya estás adulto para que te afecte tanto, tu realidad cambia. El dolor es profundo e incluso puede que éste te acompañe durante toda la vida, no solo el dolor sino el temor y la inseguridad. Cuando eres católico y sabes lo que un divorcio significa, el dolor puede ser más profundo.
Consejos y pautas para los padres que se están divorciando hay muchos. Hay consejos para saber cómo tratar a los hijos, cómo conciliar mejor, cómo superar el divorcio, etc. Pero casi nunca encontramos consejos para los hijos de padres divorciados, en especial cuando los hijos son mayores. Parece que el único consejo que obtenemos es: “ya estás grande, tú entiendes esto.” Pero sucede, en muchos casos, que no sabemos qué hacer y nos da vergüenza decirlo.
Aquí les dejamos algunos consejos, desde la luz de la fe, que encontramos muy útiles y que pueden ser de mucha ayuda para los que viven esta experiencia. También para los que tienen que acompañar a alguien que está pasando por esta situación:
1. Tú no tienes la culpa. No hay nada que hayas podido hacer, además esa no era tu responsabilidad
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Sí, te lo han dicho mil veces, pero cuando somos adultos, creemos que hay algo que hubiéramos podido hacer: “si hubiera conversado con mi papá antes”, “si me hubiera quedado al lado de mamá”, “si los hubiera confrontado”, “si hubiera reclamado que vayan a terapia”. Para comenzar, el “hubiera” no existe y tus padres se separaron por decisión propia no porque tu hiciste o dejaste de hacer algo. La relación de tus padres es de ellos, no tuya. Ellos la ejercieron en libertad.
2. No temas decir no. Las diferencias de tus padres no son las tuyas
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Al ver que somos adultos, los padres tratan de usarnos como nexos para intercambiar mensajes, para hacernos ver la posición de cada uno o incluso justificar su decisión. No te quedes ahí metido. Aprende a decir que no, por muy doloroso que te parezca. Ese no es tu lugar, es responsabilidad de ellos buscar un canal diferente a sus hijos para comunicarse. Como adulto eres capaz de hacerlo. No temas decir no. Esto también será de mucha ayuda para ellos.
3. Mantén el respeto. Los dos siguen siendo tus padres, eso no cambia
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Tus padres siempre serán tus padres. Al inicio, en especial, todo es muy confuso y doloroso, pero te aconsejamos: no pierdas el respeto. Tu eres ajeno a la situación por la cual se están separando y ellos no son peores personas por separarse. Respeto no significa actuar como siempre, o ser ser cariñoso si no lo sientes. Respeto significa no olvidar que siguen siendo tus padres. No los trates mal, esto solamente aumentará su dolor y el tuyo.
4. Es una difícil situación, trata de no juzgar.
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Tú no sabes exactamente cómo han sucedido las cosas entre tus padres. No juzgues. Tampoco trates de entender todo. Hay cosas que van más allá de la compresión de cualquiera.
5. Acepta que tus papás ya no están juntos
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Si bien la esperanza que un matrimonio separado pueda volver a reunirse en cualquier momento es una realidad, el que vivas pendiente de esto solo te va a traer más dolor. Trata de aceptar que tus papás ya no están juntos y concéntrate en reinventar una forma de relacionarte con ellos.
6. Si hay una nueva pareja, no es tu obligación conocerla y llevarte bien con ella
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Es tan común el divorcio en nuestros días que es casi un hecho que un hijo adulto tenga que conocer a la nueva pareja, aceptarla y entablar una relación familiar con ella. Sin embargo esto está lejos de ser una obligación. Si no quieres hacerlo, explícaselo a tus padres, eres libre de hacerlo. Más aún si la nueva pareja fue uno de los motivos de la separación. Más adelante podrás intentarlo.
7. Si te duele, dilo
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No porque seas adulto te tienes que guardar el dolor. Expresarlo te va a ayudar a ti y va a ayudar a tus padres a que se relacionen de una mejor manera contigo. Quedarnos callados además de aumentar la indiferencia frente a una ruptura tan grave, vuelve al mundo más insensible.
8. Busca ayuda. El que seas mayor no significa que puedes hacerte cargo de todo
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Las separaciones pueden tener muchos motivos y estos pueden ser tan duros que no sepamos qué hacer como hijos. Una separación provoca en nosotros, y en la relación familiar muchos cambios. Busca ayuda, alguien que pueda ayudarte a ver mejor, a entender y a hacerte cargo de lo que está sucediendo.
9. No llenes tu corazón de rencor inútil. Perdona
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Son tus padres, pero antes de eso son seres humanos. Puede ser que tengas la intención de no hacer lo mismo, pero no olvides que ninguno de nosotros puede decir,“de esta agua no beberé”. Trata de ver la situación objetivamente, ellos son seres humanos y cometen errores. Perdónalos en tu corazón por el dolor causado.
10. No te va a pasar lo mismo. Tú no eres tu padre (o tu madre)
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Vivir con el fantasma de que a ti te puede pasar lo mismo es insoportable. Nos lleva a creer que es mejor nunca casarse, que el amor no dura para siempre, que no existe, que mejor me quedo soltero y así me evito tanto sufrimiento. Recuerda: eres diferente, único e irrepetible, y tienes la libertad de llevar a cabo tu propias elecciones. El divorcio de tus padres no determina tu futuro. Aprende, fórmate y trabaja por conseguir un matrimonio feliz.
11. Y lo más importante: busca a Dios, Él es el mayor consuelo, conoce tus dolores y tus anhelos. Descansa en Él
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Así como a ti te duele que tus padres se hayan divorciado, a Él también. Confía en su misericordia y confíale el dolor de tu corazón. Poco a poco curarán tus heridas. Pídele por tus padres, para que Él les muestre el camino de regreso a casa, de regreso a su amor.
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