54. Buen Clima
(Incienso)
En alto funcionario de la antigua Roma es llevado en su sede gestatoria
por las calles del centro de la ciudad. Le precede un esclavo. Lleva un
recipiente del cual salen pequeñas nubes, un incensario. Es que el
olfato del alto señor no puede ser insultado por los olores de la calle.
El incienso crea un ambiente agradable. Todos se dan cuenta que viene un
señor importante.
Un magno jeque árabe visita a su vecino. El anfitrión viene al encuentro
de su ilustre visitante, hace una profunda inclinación. En las manos
lleva un pequeño recipiente de cobre, un incensario. El visitante lo
toma y lo coloca bajo su burnus, una manto amplio, blanco de lana, y lo
deja allí unos momentos.. Luego lo saca y lo devuelve con una profunda
inclinación a su anfitrión. ¿De que se trata? Pues la ropa huele a
transpiración sudor. El incienso la ha refrescado. En la casa los
insectos esperan para atacar al huésped. El incienso los rechaza.
Desinfecta.
Una anciana yace enferma en su casa. La cuidan bien. El cuarto está muy
limpio. Pero la enfermedad trae malos olores. En la farmacia compramos
unos palitos de incienso y las encendemos. El aire es purificado. Los
enfermos y los sanos pueden respirar libremente.
En la catedral de Compostela, donde se venera la tumba de Santiago el
Mayor, se ha reunido una gran muchedumbre de peregrinos. Entonces se
acercan 24 varones y comienza a tirar con todas sus fuerzas de las sogas
que cuelgan de los arcos. Ponen en movimiento un enorme incensario que
se parece a una pequeña campana. Se mueve en un lento vaivén por encima
de la muchedumbre. Pequeñas llamas salen de allí. Grandes nubes de
incienso lo envuelven todo. Es como una neblina en todo el templo. Ya no
puede haber malos olores, los gérmenes de enfermedades no pueden ya
sobrevivir, los insectos son expulsados, todos sienten la solemne
respiración de la liturgia.
Se utiliza el incienso en la Iglesia. En la Misa solemne cantada, en la
bendición eucarística, en la procesión, en el entierro sube hacia el
cielo. Nos habla de la Roma antigua, de rechazo de insectos, de
desinfección. Es como un spray para el ambiente. Uno respira más
hondamente. Uno se siente más libre. Uno percibe el aroma y presiente la
solemnidad. Por eso no es más que justo que los acólitos se peleen por
llevar el incensario, porque compiten en el servicio que ayuda a toda la
comunidad en un en ambiente de alabanza solemne de Dios. De todos modos
hay que buscar incienso que sea de lo mejor y no aquel que irrita la
garganta.
El pueblo de Israel en el desierto seguía la nube por la cual Dios lo
guiaba a través de lugares inhóspitos hacia la tierra prometida. Así se
levanta la nube de incienso cuando entra la solemne procesión al templo
precedido por el incensario. Sigamos esta nube que guía a todo hombre de
buena voluntad.
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