Buenas tardes le quiero compartir mi testimonio de sanación de la homosexualidad. Espero lo pueda leer y así mismo compartirlo, hay muchas personas que están buscando salir de esta situación.
!Dios le bendiga!.
TESTIMONIO DE SANACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD
¡Tenía una
tendencia homosexual, pero
ya todo
cambio,
soy una
nueva persona¡. Soy un hombre de 28 años y deseo compartir
mi experiencia para dar
esperanza a personas con tendencia homosexual hombres y mujeres que están buscando salir de esta situación muchas veces con desesperación.
Desde niño yo tenía esta tendencia, y en la juventud hasta los 24 años me adentré en este mundo,
algunas
veces parecía que iba a colmar mis deseos y búsquedas pero todo terminaba siendo como un espejismo,
no
encontraba lo que buscaba.
Desde los 7 años estuve inmerso en un ambiente
muy
religioso y espiritual católico en mi familia, entonces Dios estuvo siempre presente en mi vida hasta
el
día de hoy.
Cuando yo caía en la masturbación, pornografía, chats; yo me sentía después
muy
mal, porque según mi fe era pecado grave y ofendía muy seriamente a Dios. Aun así seguía cayendo porque ya eran hábitos arraigados y no tenía el suficiente temor de
Dios. Siempre iba a buscar con urgencia la confesión con un sacerdote de cualquier iglesia, así fuera con mucha frecuencia.
Después en un momento
estuve mas alejado de Dios que en cualquier otro momento
por
una persona que parecía al principio era lo mejor en mi vida, pero
después empezó a parecer una falsedad.
Aunque yo trataba de buscar a Dios pidiéndole perdón por alejarme de Él, esa situación era algo bastante fuerte y yo me estaba dejando dominar totalmente por eso.
En la parte académica universitaria
no estaba tampoco teniendo los
resultados
que
yo esperaba después de años de esfuerzo y sufrimiento, esto era algo que me
estaba martirizando. Por
lo que en ese momento empecé a sentir con mucha
necesidad la presencia
y la acción de Dios en mi vida por que yo ya no podía hacer nada más.
Entonces mi hermano me invitó a un retiro espiritual, yo ya había asistido a muchas cosas de Dios: retiros, congresos,
grupos, oraciones etc. Pero en este
retiro como nunca antes, Jesús se me reveló de una manera
muy
fuerte y profunda, aunque no lo vi, sentí fuertemente su presencia y que Él me amaba muchísimo. Al final vi de una manera un poco borrosa a la Virgen María.
Después de eso no pude ser igual, fue algo que me marcó bastante. Cambié mi
vida
radicalmente. Me alejé de
todas las
personas relacionadas a mi
vida anterior en especial aquellas que podrían llevarme directa o indirectamente a seguir en la tendencia
homosexual y eliminé mi cuenta de Facebook. No sabía
muy
bien que debía hacer, solo se que debía cambiar mi vida totalmente. Entonces
empecé a orar bastante, pedirle perdón a Dios, darle gracias, pedirle que me sanara y liberara de toda cosa mala, y a hacer el esfuerzo
de no ofenderle
mas a toda costa.
La experiencia que había vivido en el retiro me infundió un gran temor de ofender a Dios, por lo que aun a pesar de lo casi imposible no volví a caer en la masturbación, pornografía, chats etc. Dejé la televisión y películas que aunque fueran comunes y corrientes,
cuando había un personaje hombre yo corría el
peligro de consentir la tendencia
homosexual en mi pensamiento. Cuando tenía
un pensamiento de este tipo o alguna mirada yo los rechazaba
inmediatamente y enérgicamente con la oración.
Pasó el tiempo y las cosas se pusieron difíciles, peores que antes, en la parte
académica. Tuve que
bajar
la
cabeza bastante,
aprender la virtud
de la humildad, y de manera muy especial la confianza
en
Dios. Un trauma de mi niñez, el cual voy a
explicar mas adelante, tenía mucho que ver en esta situación como en otras. No tuve otra opción sino la de hacerme como un niño indefenso,
en las manos de Papá Dios, a imitación del Niño Jesús. Confiar en Él así no
entendiera, y
a pesar de las dificultades que parecían empeorar.
Esto duró dos años y medio, y en ese ultimo medio año empezó a pasar algo muy raro para mi. Cuando
menos me llegaba a la cabeza la idea de que yo era un hombre, y este pensamiento
trataba de apoderarse de mi por completo.
Aunque por sentido común yo sabia que lo era, no me sentía como tal.
Era una
situación muy
complicada para
mí,
eso no
podía encajar, en ese
momento sentía cualquier cosa, menos que yo fuera un hombre, en realidad me sentía alguien muy
débil
e indefenso, muy herido, como
un niño pequeño.
Cuando me llegaba la idea de que yo era un hombre, eso me duraba un día y después yo la rechazaba
porque la sentía como
una carga
insoportable e incomprensible para mí. Este mismo evento ocurrió unas cuantas veces más aproximadamente cada 3 o 4 semanas.
Y siempre terminaba desechándolo. Cada
vez se fueron tornando
más fuertes estos sucesos, y empecé a sentir y tener unas pequeñas visiones de que El Sagrado
Corazón de Jesús era el autor de estos eventos. Consultaba en la Palabra de Dios constantemente, y me decía
con mucha
frecuencia
que yo debía
perdonar, amar y amarme.
Tuve que
aceptar que Dios ya me había perdonado, aceptar y sentir que Él me amaba y
perdonarme, amarme a mi mismo, mi cuerpo y en general quien soy yo; eso es indispensable.
Empecé a ir a donde un psicólogo, por recomendación
de mi hermano y mi
mamá; el mismo que me había visto cuando
yo tenía 11 años, un psicólogo creyente católico. Tuve tres consultas, y me dijo que anotara en un papel todo lo que recordara
de
los eventos difíciles de mi niñez, ya que cuando yo tenía 10 años tuve una situación muy difícil: de un momento
a otro yo no quise volver al colegio, me daba mucha ansiedad
y miedo, no quería sino estar en la casa con mi mamá y que nadie me preguntara nada del porque de eso, ni me molestara.
Somatizaba enfermedades, mi mamá
no
sabia que hacer
etc. Al otro año intenté volver pero no pude. Hasta un año y medio mas o menos pude volver a otro
colegio. Yo no entendí
nunca eso que me sucedió,
tenía unos síntomas
pero
no entendía las causas. Eso tuvo consecuencias en el resto de mi vida hasta hace poco
etc.
Entonces en dos ocasiones traté de hacer la tarea que me había puesto el psicólogo
de
recordar esa época de mi niñez a ver que nuevo podría encontrar,
pero
simplemente no pude recordar nada nuevo, y esas dos noches no pude
dormir casi nada. Pero cuando menos un poco después de ir a la Santa Misa (yo iba diariamente y actualmente lo
hago) llegué a mi casa y empecé a ver como en visión cosas de ese momento de mi niñez: una violación sexual una herida muy fuerte en mi ser como varón (He sabido de que cuando se tiene un trauma la mente puede llegar a olvidarlo como mecanismo
de
defensa propia: “amnesia
disociativa”). Inmediatamente
y como siempre traté de perdonar
a esa persona con oración, y después
empecé a sentir
como si se me quitara
algo de mi, y con mucha
vehemencia recuperaba mi identidad de varón. Otro día después de
rezar el Santo Rosario, empecé a
tener otra pequeña
visión de esa misma época de
mi niñez.
Como fruto
de mi
oración
constante y lucha
por agradar
a
Dios
en todo
momento, recibí sanación interior de toda mi vida. El amor o el
rechazo y heridas
que
se reciben desde el vientre materno durante la niñez y después
a lo largo de
la vida, afectan y construyen a cada persona en su ser integral. En mi caso
personal tuve situaciones de abuso en mi infancia, rechazos y burla de las personas. Algunas de estas situaciones estaban
ocultas en mi memoria, aun así
tenia los síntomas: ansiedad, angustia, ataques de pánico etc. Por medio de la
oración pude recordar y sanar estas cosas, y estos síntomas
poco
a poco empezaron a desaparecer.
Es necesario darse cuenta de la existencia de un mundo no solo material sino también espiritual.
En mi proceso de liberación espiritual que va unido al de sanación interior, pude por medio de la oración, descubrir otros elementos
que me afectaron desde que estaba en el vientre materno: maldiciones y brujería de
personas allegadas a mi familia y a mí, etc.
Además de la oración, y la confianza en Dios es necesario también tener una actitud constante
en
el diario vivir. Yo vivía en el trauma y en la tristeza y no superaba ese estado, lo contrario es perdonar, amar a todos y a los enemigos también, tratar de estar alegres
siempre así se sienta lo contrario , humildad etc. No dejarse vencer de la ansiedad, la angustia, la tristeza, el orgullo, el odio, etc.
Jesús es el único camino.
Aunque ha sido un camino difícil para mí, de verdad
que vale la pena. Era algo tan fuerte la cantidad de heridas y momentos
difíciles de mi vida, una enormes
llagas y heridas en mi autoestima pero especialmente en mi ser como hombre, en mi masculinidad.
Jesús me ha sanado, me da fuerzas y sobre todo el amor que tanto buscaba,
en la oración, de forma especialísima en la Eucaristía y también en la devoción a su Santísima
Madre, que es también mi Madre. Siento
que
se apaga la antigua sed de buscar otro hombre,
¡¡¡yo soy ese hombre que tanto buscaba,
recuperé mi identidad perdida!!!
Amo
a Dios primero, me amo a
mí
mismo y amo a los demás como a mí mismo. Me he perdonado
y he perdonado a los demás.
La gente me mira distinto: me respeta y me tiene en cuenta muchísimo mas que antes. Me siento mucho mejor. Siento también ahora una atracción
sana
y verdadera hacia las mujeres, no descontrolada ni forzada, algo natural.
Me han llegado también otras muchas y
enormes bendiciones en mi trabajo y
estudio.
No es algo mágico, es algo de lucha y sobre todo de tener mucha fe en Dios y
no aceptar
la derrota jamás, jamás, jamás. Sin Dios este proceso
no
se hubiera podido llevar a cabo, es Jesús quien lo ha hecho todo, lo único que yo he hecho ha sido dejarme
guiar por Él y confiar en Él.
Pedí auxilio a Dios desde el fondo de mi alma y Él me escuchó. Claro que hay bendiciones, pero también seguirán
habiendo problemas y dificultades.
Tengo que seguir unido a Jesús para
mantenerme en pie. Yo no puedo hacer nada, ni soy nada sin Él.
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