Porque nos son útiles.
San Juan Crisóstomo: Permite Dios que seas tentado, «primero, para que te des cuenta de que ahora eres ya más fuerte. Luego, para que tengas moderación y humildad y no te engrías por los dones recibidos, pues las tentaciones pueden muy bien reprimir tu orgullo. Además de eso, la malicia del demonio, que acaso duda de si realmente le has abandonado, por las pruebas de las tentaciones puede tener certidumbre plena que te has apartado de él definitivamente. Hay un cuarto motivo: las tentaciones te hacen más fuerte que el hierro mejor templado. Y un quinto: te hacen comprobar mejor lo preciosos que son los tesoros que se te han confiado, porque si no viera el demonio que estás ahora constituido en más alto honor, no te hubiera atacado» (Homilía 13 sobre San Mateo).
El Pastor de Hermas dice que «el diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón confían en El. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos» (Hermas 2).Nosotros no confiemos en sus halagos y fascinaciones. A veces «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Cor 11,14).
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