Jesús tuvo amigos y no se privó de este gran don. Tuvo amigos como Lázaro, Martha, María y los apóstoles; por ello, Él quiere que tú también tengas buenas amistades
Las Sagradas Escrituras nos dicen que “quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro” por lo que las buenas amistades traen consigo muchos frutos que fortalecen el alma y te llevan al cielo.
Dice santa Teresa de Ávila que “la amistad es la realización más auténtica de la persona”, invitando también a unir esa amistad con la de Cristo, pues santa Teresa afirma que no se pueden separar una de la otra.
Tipos de amistad en Cristo
Toda amistad debe tener como principio llevarte a Cristo. Es por eso que existen varios tipos de amistad que podemos tener: amistades del cielo que se forman con los santos, puesto que son amigos que pueden interceder por nosotros y podemos hablarles en oración.
Por otro lado, están las amistades terrenales, que son las personas a las que escogemos con el fin de crecer juntos y acompañarnos en la aventura hacia la santidad.
Finalmente, y la más importante, la amistad con Cristo. Dicen que nadie ama lo que no conoce, por ende, si queremos conocer y enamorarnos más de Jesús, primero debemos conocerle, para que así crezca nuestra amistad con Él.
Dime con quién te juntas y te diré quién eres
Este dicho tan popular, que seguro has escuchado, tiene mucha certeza: cuando nos juntamos mucho con una persona, vamos adoptando sus actitudes, hábitos y formas de hablar.
Por ende, si nos reunimos con una persona que propicia espacios sanos, se expresa bien de los demás y, mejor aún, vive su fe, nosotros también empezaremos a actuar de la misma forma.
Así que, es momento de compartir estas maravillosas cualidades que se producen de una amistad verdadera y fundamentada en Cristo:
1
CONFIANZA
Toda amistad debe tener como pilar la confianza, de tal modo que puedas compartir tu vida con esa persona y viceversa.
2
ESCUCHA Y CONSUELO
La escucha en una amistad surge de lo mucho que nos importa esa persona. Esta cualidad traerá consigo consuelo y aliento a tu corazón en los buenos momentos y en los tiempos difíciles.
3
TIEMPO DE CALIDAD
Lo más valioso que cualquier persona pueda dar es su tiempo como donación de amor, quien busca cultivar una amistad, dedica tiempo para mantenerla y cuidarla, para así conocer sobre la otra persona.
4
COMPARTIR LA ALEGRÍA
La alegría es una de las virtudes que no puede faltar en una verdadera amistad, pues es aquella que -como fruto- traerá gozo y motivación para dar lo mejor de ti, ya sea en la escuela, en el trabajo, o en la rutina diaria.
5
LEALTAD
En la Biblia nos encontramos con este bello pasaje: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Una amistad, con exhortación hacia el amor, siempre tendrá como prioridad el bienestar del otro y su salvación, apoyándolo a ser mejor cada día para alcanzar la santidad.
No te olvides de buscar amistades que edifiquen tu vida, pero sobre todo, busca siempre ser el amigo que -con su ejemplo- lleve a los demás a Cristo.
Karen Hutch, Aleteia
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