Aquí podemos ofrecerle sólo unos cuantos aspectos
de las mil maravillas de la Santa Mida
La primera piedra del sacrificio fue María Santísima. |
La primera piedra del sacrificio fue María Santísima. Ara bendita y misteriosa donde se celebró la primera Santa Misa. Allí donde está el Hijo hay Misa, hay sacrificio, hay alabanza. Sé el Hijo. Tu vida será una Santa Misa. Sierva de Dios Teresa Mª de Jesús Ortega, op |
Totalmente de la Bienaventurada Virgen María. |
Debes creer que en el Santísimo Sacramento está el verdadero Cuerpo de Cristo, que fue totalmente de la Bienaventurada Virgen María. San Buenaventura |
En la Santa Misa interviene la Santísima Virgen. |
En la Santa Misa, de algún modo, interviene la Santísima Virgen, por la íntima unión que tiene con la Trinidad Beatísima y porque es Madre de Cristo, de su Carne y de su Sangre: Madre de Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre. Jesucristo concebido en las entrañas de María Santísima sin obra de varón, por la sola virtud del Espíritu Santo, lleva la misma Sangre de su Madre: y esa Sangre es la que se ofrece en sacrificio redentor, en el Calvario y en la Santa Misa. San Josemaría Escrivá de Balaguer |
Se hace feliz a la Santísima Virgen viviendo bien la Santa Misa. |
Asistir con devoción a la Santa Misa, visitar a Jesús Sacramentado, recibir la Comunión Sacramental o al menos hacerla espiritual, son prácticas de sumo agrado a María y un conducto eficaz para obtener gracias especiales. San Juan Bosco |
Los tres misterios principales del Verbo. |
La Eucaristía recuerda los tres misterios principales del Verbo: su generación eterna en el seno del Padre; su generación temporal en el seno de María Santísima; su sacrificio, su muerte en la Cruz. San Andrés Basset |
María nos da la Eucaristía. |
María nos da la Eucaristía en oposición al alimento que nos da Eva. María es, además, el sagrario donde ha habitado el Verbo que se ha hecho carne, símbolo de la morada del Verbo en la Eucaristía. El mismo cuerpo de Jesús, nacido de María, es nacido para hacerse Eucaristía. San Efrén |
El fiat pronunciado por María y el amén que cada fiel pronuncia. |
Hay, pues, una analogía profunda entre el fiat pronunciado por María a las palabras del Ángel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el cuerpo del Señor. A María se le pidió creer que quien concibió "por obra del Espíritu Santo" era el "Hijo de Dios" Lc 1, 30.35. En continuidad con la fe de la Virgen, en el Misterio eucarístico se nos pide creer que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser humano-divino en las especies del pan y del vino. San Juan Pablo II |
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