El matrimonio no depende únicamente de la voluntad de los dos cónyuges sino de la presencia de Cristo a su lado
El “buen éxito” de un matrimonio no depende solo “de la fuerza de voluntad de las personas”, aseguró hace unos días el Papa Francisco a los líderes internacionales de los Equipos de Notre-Dame, un movimiento católico fundado en Francia en 1939 por el Padre Henri Caffarel para apoyar a los matrimonios.
En esta ocasión, el Papa subrayó que el éxito de un matrimonio no depende solo de la fuerza de voluntad de los cónyuges. “Si así fuera, sería una carga, un yugo puesto sobre los hombros de dos pobres criaturas”. “El matrimonio, en cambio, es un “paso dado por tres personas”, donde la presencia de Cristo entre los cónyuges hace posible el camino”. Por ello, Aleteia profundiza en las enseñanzas del Papa Francisco sobre el matrimonio.
Amoris Laetitia
En Amoris Laetitia (2016), el Papa Francisco hizo hincapié en la necesidad de abrir las puertas de la propia casa a Cristo, para recibir la bendición del Señor: “La escena representada en el Apocalipsis es inolvidable: ‘He aquí que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo’ (Ap 3,20). Esta es la definición de una casa que goza de la presencia de Dios, de la oración común y, en consecuencia, de la bendición del Señor”.
Tres imágenes, un mensaje
Una presencia que es tanto más salvadora cuando la pareja atraviesa dificultades. En su carta a las parejas en 2021, el Papa subrayó que “la vocación al matrimonio es una llamada a gobernar una barca inestable pero segura -gracias a la realidad del sacramento- en un mar a veces turbulento”.
“No olvidemos que, a través del sacramento del matrimonio, Jesús está presente en esta barca. Él te cuida, permanece contigo en todo momento, a través de los altibajos cuando la barca es zarandeada por las aguas”, escribió.
Y comentando otro pasaje del Evangelio en el que arrecia la tormenta, nos exhorta, como a los discípulos, a dejar que Jesús suba a su barca. Porque cuando “subió con ellos, el viento se calmó” (Mc 6,51). “Solo abandonándoos en las manos del Señor podréis vivir lo que parece imposible”, nos asegura el Papa.
Abrir las puertas a Cristo
Dar un “paso de tres”, abrir las puertas de casa, llevar a Jesús en la barca… El Papa Francisco multiplica las imágenes, pero su mensaje sigue siendo el mismo. A través del sacramento del matrimonio, Cristo está “ya” presente, fiel desde el día de la boda.
Corresponde a los esposos invitarle al baile, en su mesa o en su barca. La presencia de Cristo, a través de la gracia del sacramento, es una ayuda preciosa y eficaz.
La oración en los esposos
La manera más segura de acoger a Cristo es, sin duda, la oración conyugal. Ese tiempo que se toman juntos para ponerse bajo la mirada de Dios y sacar de ella la fuerza para amarse y perdonarse. “Cuando los esposos aprenden a estar unidos en el espíritu, aunque un día se encuentren un poco frágiles, esta unión de las almas permanecerá como un vínculo inquebrantable. Se convertirá en el lugar más íntimo de su complicidad, ¡porque Dios vive allí!”, subrayó hace algún tiempo el padre Paul Habsburg en Aleteia. Invitar a Dios a tu relación, ¡el desafío a asumir en este año dedicado a la oración!
Mathilde De Robien, Aleteia
Vea también Amoris Laetitia: Exhortación postsinodal
del Papa Francisco sobre el Amor en la Familia
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