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sábado, 17 de marzo de 2018

10 inspiradoras reflexiones de una madre que dio la vida por su hija

Cecilia Perrín: "Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y Él es Amor"

Cecilia Perrín (1957 – 1985) amó a su hija. Y eligió morir para que ella viviera. No despreciaba la vida. Quería a muchos y era muy querida. Quería vivir. Pero cuando tuvo que elegir entre iniciar un tratamiento contra un cáncer de lengua y un aborto “terapéutico”, priorizó a su hija. Falleció ocho meses después de dar a luz a Agustina. Cuentan que no dudó en dar su “fiat”, su sí a Dios.
Cecilia estaba casada con Luis. Dos años estuvieron de novios antes de casarse.
Tercera de cinco hermanos, desde joven participaba de las actividades del Movimiento de los Focolares. Vivía intensamente los pilares de la familia fundada por Chiara Lubich, entre los que se encuentran el amor a Jesús abandonado y sostenido en él, el carisma de la unidad.
Las frases que siguen, sólo algunas de miles, rebosan un amor sostenido en ese carisma. Llegan hasta nuestro tiempo sediento de testimonios como el de ella gracias a las numerosas cartas que escribió, varias ya enferma.


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Amar más allá del cansancio
¿Qué hacer cuando uno ha amado hasta el cansancio? Seguir amando
En el dolor, uno se desprende de todo
“Parece una locura porque no se puede entender: sufrir el dolor físico y experimentar que más allá de ese gran dolor te invade una felicidad que no se te va. Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y Él es Amor. Entonces, si lo descubres y lo aceptas, Él te invade, te toma. Saben que el cáncer es una enfermedad mortal, Yo les puedo asegurar que para mí es algo que me da la vida, que me hizo ver cómo es espléndido vivirla como Dios la va mostrando. Vieron cómo es Jesús, se sirve de caminos tan raros para llegar a uno…”
Al aceptar seguir con su embarazo
“Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él.”
Ser como el Señor
“Señor: quiero ser como Vos quieras que sea; tener la personalidad que desees, ser ante el que está a mi lado como Vos quieras que sea. Tener la belleza que Vos quieras que tenga”.
Fruto para todos
“Llamaron dos amigas para venir a verme, y al principio dije que no, porque me sentía mal. Pero luego pensé: ¿quién soy yo para decir esto? Mi cuerpo es mío y lo que Jesús está obrando en mí es fruto de todos y para todos. Es importante descubrir esto. Es una transformación”.
El matrimonio y la enfermedad
“El otro día le escribía a Luis contándole cómo veía que Dios ha trabajado nuestro matrimonio; yo, por ejemplo, que personalmente siempre me he cuidado mucho de ser linda para Luis, en estos últimos meses humanamente era haberme visto en la nada, despojada de todo, hasta lo veía como una degradación corporal al punto que me dolía que me viera así. Sin embargo, esto nos permitió descubrir el amor más allá de las máscaras. Se ha purificado.”
A su marido
“He realizado mi mayor sueño: ser tu esposa, quiero que sepas que le pido a Jesús la vida en esta tierra, por ti, para hacernos santos juntos, para educar a nuestra hija juntos, para que sea la mujer que Jesús quiere. También le pido a Jesús que me ponga guapa para ti. Tengo unas ganas inmensas de que llegue ese día”.
Te doy todo
“El otro día, en el quirófano, estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador.”
La alegría y el dolor
“Tenemos que aprender a vivir la vida de otra forma, saliendo de uno mismo y viendo la realidad en su totalidad. Es entonces cuando las alegría y los dolores tienen la misma intensidad y lo que pasa es que a la alegría no se le da tanta importancia como al dolor”.
Su oración
“Tus caminos son una locura, rompen mi humanidad, pero son los únicos que quiero recorrer”.


© Cecilia Perrín / Facebook
 Esteban Pittaro,aleteia

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