– El primero será vuestro servidor
– El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Dos claves muy interesantes para el matrimonio. Quien no sirve (de servir) no sirve (de valer). Y la segunda es que yo no me puedo enaltecer a mí mismo, porque colgarme yo los méritos es quitárselos a Dios ¿No es mejor ser testigo de que es Dios quien lo hace?. Sólo Dios enaltece, y Él, enaltece a los humildes.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juanjo (Conferencista y estudioso del amor): Mmmm, qué bueno el postre! Bueno… (mientras se levanta de la mesa) comida hecha, compañía deshecha.
Marta: ¿Y los platos? ¿Quién los recoge?
Juanjo: Marta, estoy muy cansado. Aún tengo muuucho que hacer. Mañana doy una conferencia y todavía no he terminado de preparármela.
Marta: Algún día, me tengo que poner yo a estudiar sobre cómo amar y no recoger la mesa. Ese capítulo debí perdérmelo…
Juanjo: Tienes razón, Marta, perdona. Anda, vete tú y descansa un rato, que yo me encargo de todo. La conferencia de mañana no tiene tanta importancia al lado de la dignidad de poder servirte.
Marta: Gracias, Juanjo, y perdona. He sido un poco irónica contigo, y la ironía está muy lejos del amor. Me siento avergonzada, porque ser irónico siempre es ponerse por encima del otro y de esa forma, te he despreciado. Debía haberte hablado con cariño, pensando en ti y no en mí.
Juanjo: Sea como fuere, ha surtido efecto. Gracias por devolverme a mi sitio.
Marta: Gracias por reaccionar así de bien y devolverme tú al mío.
(Se abrazan)
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