Todos tenemos personas que recordar en estas fechas, como amigos o familiares que amamos mucho y que ya no están con nosotros. Aquí hay cuatro oraciones para pedir a Dios por ellos.
Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre. (Jn 11, 25).
Oración por todos los difuntos
Dios, Padre todopoderoso, apoyados en nuestra fe, que proclama la muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, te pedimos que nuestros hermanos difuntos, así como han participado ya de la muerte de Cristo, lleguen a participar también de la alegría de su gloriosa resurrección. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
Oración por un difunto especial
Dios y Padre nuestro, ante quien los muertos viven y en quien los santos encuentran la felicidad eterna, escucha nuestras súplicas por nuestro hermano (nombre del difunto) que ha sido privado de la luz de este mundo y ha sido llamado a tu presencia. Concédele gozar eternamente de tu amor infinito, junto a Ti en el cielo. Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.
Por los propios padres difuntos
Dios nuestro, de quien procede toda paternidad y maternidad en el cielo y en la tierra; acuérdate, en tu misericordia, de tu siervo (nombre) y de tu sierva (nombre), que en el mundo han sido padres amorosos con nosotros. Lleva su alma a la paz eterna y concédeles allí el premio de su amor y abnegación. Que desde el cielo, con su amorosa intercesión, nos sigan bendiciendo y ayudando.
Tú, Señor, ves el dolor de sus hijos y demás familiares; te pedimos que protejas a los que hemos quedado huérfanos en la tierra para que vayamos creciendo en cuerpo y alma, y, un día, podamos reunirnos todos juntos para siempre en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Oración por un ser querido difunto
Dios mío, te has llevado a la persona que tanto amaba en este mundo, pero Tú lo has querido así. Que se cumpla tu santa voluntad.
El gran consuelo que me queda es la esperanza de que Tú le hayas recibido en el seno de tu misericordia, y que tendrás piedad de mí para unirme un día con ella/ él.
Si la satisfacción de sus pecados le ha detenido en el purgatorio, yo te ofrezco por esta persona todas mis oraciones y mis buenas obras, especialmente mi dolor y resignación ante su pérdida.
Señor, aumenta mi fe y da tu paz a mi corazón. Amén.
Mónica Muñoz, Aleteia
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