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sábado, 6 de abril de 2024

Cinco clásicas oraciones para rezar en Tiempo de Pascua

Holding hands in prayer


Antiguas plegarias con las que la Iglesia celebra la alegría de la Pascua de Resurrección y exalta la vida eterna ofrecida por Jesucristo

1
ALELUYA

La oración por excelencia de la Pascua es breve, concisa, llena de fuerza. Es solo una palabra: «¡Aleluya!» Viene del hebreo –hallĕlū yăh– y significa «alaben a Dios».

Esta oración bíblica está muy presente en la liturgia durante el tiempo pascual, tras su ausencia en Cuaresma y Semana Santa. Muchos compositores le han puesto música a lo largo de la historia.

2
REGINA COELI

Entre las oraciones de Pascua dirigidas a la Virgen María, esta es la más popular. Invita a la «Reina del cielo» a alegrarse por la resurrección de su hijo. Sustituye a la oración del Ángelus durante los 50 días del tiempo de Pascua y también se reza en la liturgia de las horas, al final del día.

Alégrate, Reina del cielo. Aleluya.


Porque el que mereciste llevar en tu seno. Aleluya.

Ha resucitado, según predijo. Aleluya.


Ruega por nosotros a Dios. Aleluya.

Gózate y alégrate, Virgen María. Aleluya.


Porque ha resucitado Dios verdaderamente. Aleluya.

(Oh Dios que por la Resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos por su Madre, la Virgen María, alcanzar el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén).

3
SECUENCIA DE PASCUA

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Este antiguo himno se canta en la Iglesia católica toda la octava de Pascua. Rézalo para recordar la resurrección de Jesús y su efecto salvífico.

Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza,
a gloria de la víctima propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables unió en Nueva Alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla,
y muerto el que es la vida triunfante se levanta.
Primicia de los muertos sabemos por tu gracia,
que estás resucitado la muerte en ti no manda.

«¿Qué has visto en el camino, María en la mañana?»
A mi Señor glorioso la tumba abandonada.
Los ángeles testigos sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Vayan a Galilea que allí el Señor aguarda.
Allí verán los suyos la Gloria de la Pascua.
Rey vencedor apiádate, de la miseria humana
y da a tus fieles parte en tu victoria santa.

4
VIA LUCIS

Con la estructura de las 14 estaciones del Vía Crucis, esta oración pascual recorre los pasos de Jesucristo resucitado relatados en los Evangelios.

«Con la metáfora del camino, el Vía Lucis lleva desde la constatación de la realidad del dolor, que en el plan de Dios no constituye el fin de la vida, a la esperanza de alcanzar la verdadera meta del hombre: la liberación, la alegría, la paz, que son valores esencialmente pascuales», dice el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia.

5
VENI CREATOR

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Esperando la venida del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés, con la que concluye el tiempo pascual, puedes llamarlo rezando el antiguo himno «Veni Creator Spiritu».

Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fíeles
y llena de la divina gracia los corazones,

que Tú mismo creaste. Tú eres nuestro Consolador,
don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego, caridad
y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;

Tú, el dedo de la mano de Dios Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra débil carne,

Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía,

y puestos bajo tu dirección,
evitaremos todo mal.
Por Ti conozcamos al Padre,

y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos,
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,

por los siglos infinitos. Amén.
Envía tu Espíritu y serán creados.
Y renovarás la faz de la tierra.

Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Patricia Navas, Aleteia

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