Existe la idea de que la enfermedad es una desgracia, y, por supuesto, nadie desea perder la salud, pero cuando se ve con ojos de fe, puede devolver la salud del alma
Estamos en la era de los avances tecnológicos. Todos enfocados a hacer que la vida sea cada vez más cómoda y que suframos cada vez menos. El solo pensamiento de padecer dolor nos parece terrible y a toda costa queremos evitarlo. Tenemos un miedo irracional a la enfermedad.
Sin embargo, el dolor tiene un enorme sentido santificador, si se une a la cruz de Cristo.
Muchos han sido los santos que han ayudado a salvar almas mediante sus enfermedades, ofrecidas a Dios con ese propósito. Te presentamos tres edificantes ejemplos de santas que ofrendaron su salud por sus semejantes.
1
BEATA LAURA VICUÑA
Esta pequeña, nacida en Santiago de Chile, quedó huérfana de padre a los tres años. Su madre, Mercedes Pino, quedó sumida en la pobreza junto a sus dos pequeñas hijas, por lo que decidió emigrar a Junín de los Andes, Argentina.
Siendo empleada de Manuel Mora, y a pesar de los maltratos recibidos, decidió ser su concubina porque ofreció costear los estudios de sus hijas.
Laura y su hermana Julia estudiaban en la escuela María Auxiliadora, donde fue instruida en la fe cristiana.
Sabía que su madre vivía en pecado y ofreció su vida a cambio de su salvación. A los pocos meses enfermó de tuberculosis, y a punto de morir, logró que su madre dejara al hombre, muriendo contenta el 22 de enero de 1904.
2
SANTA JACINTA MARTO
Una de las videntes de la Virgen de Fátima, fue una pastorcita portuguesa que, a pesar de no haber ido nunca a la escuela, tuvo gran claridad acerca de los males del mundo, teniendo una corta pero fecunda vida espiritual.
Después de una visión que la Virgen les presentó sobre el infierno, Jacinta quedó tan aterrada que sufría mucho por los pecadores.
Por ello, se empeñaba en hacer oración, sacrificios y mortificaciones, como pedía la Virgen, para que se salvaran muchas almas.
En 1918 cayó enferma de la gripe aviar que asoló a Europa. Luego, le dio una neumonía y, como su corazón estaba muy débil, no podían anestesiarla para intervenirla, por lo que sufrió mucho.
Murió el 20 de febrero de 1920, antes de cumplir 10 años.
3
SANTA GEMMA GALGANI
Gemma siempre padeció de mala salud, sufriendo tuberculosis en la espina dorsal, ataques físicos del demonio, desprecio de la gente porque tenía visiones sobrenaturales -por lo que la creyeron loca- y rechazo de varias comunidades religiosas por su frágil salud.
A los siete años, durante la Misa de su Confirmación, el Espíritu Santo le pidió que le entregara a su mamá. Ella accedió, comenzando sus sufrimientos desde la infancia.
Además, periódicamente aparecían en su cuerpo los estigmas de la Pasión y las llagas de la flagelación.
Todo ello lo ofrecía por los pecadores, porque deseaba fervientemente que entraran en el Corazón de Jesús. Murió a la edad de 25 años.
Tengamos confianza en Dios y en que todo lo que nos ocurre será para nuestra salvación y el bien de los que amamos, si nos acogemos a Él.
Mónica Muñoz, Aleteia
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