Si no enseñas a tu hijo a "racionalizar" sus impulsos y sentimientos, él lo puede pagar caro mañana
Algunas veces hemos escuchado: mi hijo rebasa los treinta años, no se ha estabilizado en un trabajo, se ha divorciado y vive con nosotros despreocupadamente. Desde niño fue un chico inteligente, lo educamos con amor y le dimos todos los medios para que tuviera una buena educación. ¿Qué hicimos mal?
¿Qué es educar la afectividad?
Educar la afectividad es precisamente ayudar a tu hijo a no estar a merced de sus propios sentimientos y/o emociones.Ayudarle a gobernarlos con la razón no significa reprimirlos, sino encauzarlos.
Se enfoca a enseñar a los hijos a impregnar de racionalidad todos los impulsos sensitivos para que no queden a merced de sus apetitos sensibles, emociones y sentimientos; de manera que adquieran la capacidad de hacer lo que se debe y no únicamente lo que les place. Lo contrario es orientarlos al fracaso de toda su vida en los aspectos más esenciales.
Actitudes que NO son educar la afectividad
DE NIÑO HASTA LOS 10 U 11 AÑOS.
- Si no quiere hacer sus primeras tareas, no le insistas; será niño, pero tiene sus derechos.
- Si no quiere ir a la escuela porque hace frio, déjalo en la cama, total, ni que se fuera a graduar ya en la universidad.
- Si no le gusta perder en los juegos, dale la razón y que se quede con “todas las canicas”, no importa que no aprenda a perder sin patalear, eso lo va a convertir en un triunfador necesariamente, pues en los negocios cuando pierda, va a arrebatar.
- Si con cara de enojado o sufrimiento te dice que no tiene hambre y que además no le gusta la comida, prepárale otra inmediatamente, si no, va a pensar que no lo quieres.
- Calma sus berrinches dándole lo que quiere, sobre todo si se tira al suelo, aguanta la respiración y se pone morado.
- Déjalo que rompa las cosas o que quiera llamar la atención interrumpiendo a gritos las charlas, aunque estés con visitas o en casa ajena, más vale que pases una vergüenza a que tu niño agarre un trauma por coartarle su espontaneidad.
- Nada de nalgadas, ahí se encuentra el centro neurálgico de su autoestima.
- Ante cualquier duda o posible trastorno de conducta, no te cuestiones como educador, acude al psicólogo, él lo arreglara todo.
DE ADOLESCENTE DE LOS 12 A LOS DIEZ Y SEIS AÑOS.
- Alábalo por sistema independientemente de su comportamiento, que si se porta mal tarde o temprano cambiara, pues tiene todo para ser un buen chico. Además de esa manera fortalecerás su ego y eso lo hará sentirse feliz consigo mismo, es lo propio de los triunfadores.
- No importa que fracase en sus estudios a causa de su vagancia, si pide o pone condiciones “para seguir estudiando”, como un cambio de escuela, de horarios, de rumbo o un coche para no usar el proletario camión, concédeselo, a la tercera o cuarta oportunidad se ubicara y funcionara. Todo menos que deje definitivamente la escuela y ni pensar en ponerlo a trabajar.
- No importa que maltrate a sus padres o hermanos, solo está en una etapa normal en donde busca auto firmarse, y nada más; solo hay que dejar hacer, dejar pasar… y tiempo al tiempo.
- Si exigen cosas caras e impropias de su edad, concédeselas para que tenga lo que tú no tuviste, por aquello de que fuiste pobre, además, eso le dará clase; y se lo merece por ser tu hijo, para eso trabajas duro.
- No le exijas nunca todo lo que puede hacer, rebaja tus exigencias al fin y al cabo algo es algo, y nada es nada; el seis de promedio general es aprobatorio, ni que fuera a ser científico.
- Si bebe alcohol o llega a deshoras, déjalo en paz, solo se es joven una vez en la vida.
- Si por beber alcohol choca el auto, déjalo dormir la mona mientras pagas las facturas, y si sientes que te gana el coraje, quítatelo recordándolo cuando era bebe.
- Si embaraza a su novia da la cara por él, paga el parto, compra los pañales y la leche, mantén a los dos, lo importante es que no abandone los estudios por ponerse a trabajar y hacerla de papa.
DE JOVEN DE LOS DIEZ Y SEIS A LOS 25 AÑOS
- No importa que aún no trabaje y derroche dinero, afortunadamente ganas bien y eso es relativo, pues el dinero se hizo redondo para que ruede y de papel para que vuele.
- Si lo pide, págale un departamento para que viva solo, no importa que satisfaga sus gustos y caprichos personales sin pensar en las necesidades de los demás, es parte de un proceso de autonomía hacia la madurez.
- No lo culpes de nada, suceda lo que suceda, es la primera vez que vive y tiene derecho a la inexperiencia. Así que para aprender tiene licencia para echar a perder, eso de la libertad responsable… ya será para después.
- No cuestiones ni critiques nunca los que dice o lo que hace pues ya creció, déjalo ser él, pues lo propio de su edad es ser él mismo, aunque diga palabras soeces o ande en paños menores por la casa.
- Acepta que rebaje los ideales de su vida para que no sufra posibles decepciones, no le menciones la palabra vocación, tiene razón en no estudiar una carrera exigente en la que se termine trabajando más, sin ganar tanto, debe haber otras opciones.
- Ante su irresponsabilidad y falta de compromiso en sus obligaciones de familia, no te confrontes con él, piensa ante nada que debe recordarte como un padre amoroso y comprensivo.
- Si abandona los estudios, si puedes, consíguele un puesto en la compañía de un amigo, ponle su propio negocio o herédalo en vida, y no te olvides de procurar casarlo bien, no tiene por qué sufrir o ser un fracaso.
Los hijos consentidos suelen sentirse muy defraudados cuando al incorporarse a la vida adulta chocan con la realidad, esos choques les descubren que su autoestima está mal fundamentada y por lo tanto no es real. Se encuentran cara a cara con sus limitaciones y defectos; por primera vez alguien que les dice que se han equivocado en algo o que tienen la culpa de algo que no ha salido bien. Después de tantos años de oír que todo lo que hacían era maravilloso, estos hijos no son capaces de aceptar la más pequeña corrección o la más delicada critica. Después de tanto tiempo de vivir para sí mismos, les resulta muy problemático salir de su egocentrismo. Ello suele originar importantes alteraciones de la conducta. Educar la afectividad adquiere una gran importancia en esta época de deslealtades, claudicaciones, de tanta separación matrimonial, divorcio, disputas conyugales, etc.
Por Orfa Astorga de Lira
Orientadora familiar, Máster en matrimonio y familia, Universidad de Navarra.
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