Cada día puede ser único y más hermoso que el anterior. ¡No esperes las ocasiones especiales para disfrutar del momento! ¡Plantéalas!
Mathilde Dugueyt, aleteia
A veces no los apreciamos. Son insignificantes, involuntarios, triviales. Sin embargo, pueden cambiar nuestra vida cotidiana y el bienestar. Pequeños gestos, hábitos, costumbres como caminar haciendo estiramientos, beber un vaso de agua con zumo de limón por la mañana o hacer las tareas domésticas acompañadas de música… Descubre algunos pequeños placeres que vale la pena disfrutar cada día para romper con la rutina. Cada día, tanto como sea posible, porque dan sus frutos.
Introduce el orden
Trata de mantener tu espacio en orden y con el menor número de objetos que no sirven para nada y contaminan el medio ambiente. No permitas que en la mesa del comedor se crea imperceptiblemente el desorden y se acumulen los objetos como en un puesto de un bazar. Todas las cosas, objetos, deben tener su lugar. Entonces se encuentran fácilmente y no perturban la armonía de los miembros del hogar.
Anda descalza/o sobre la hierba fresca
Cuando haga más calor, deja el ordenador, sal a pasear por el parque y anda un momento con los pies descalzos. Y cuando el sol caliente de verdad, incluso acuéstate en la hierba. Tal contacto con la naturaleza tiene un efecto beneficioso: ayuda a calmarse, a ordenar y organizar los pensamientos, y a centrarse en lo importante.
Cambia la programación
Trata de salir de la rutina dando otro ritmo a los próximos días. Esto te da la oportunidad de ver la vida y tus asuntos desde una perspectiva algo diferente. Levántate temprano para tener tiempo para desayunar tranquilamente o hacer ejercicio. Encuentra un momento para recoger a los niños de la escuela. Con este tipo de cambios, el día a día cada vez tendrá un sabor diferente.
Por la mañana tómate un vaso de agua con zumo de limón
Después de despertarte, en lugar de café, bebe un vaso de agua tibia con limón (el zumo de medio limón se puede mezclar con ¾ de vaso de agua mineral y el resto se complementa con el agua hirviendo). Esto es bueno para la piel, la digestión, aporta la vitamina C y los antioxidantes, desacidifica el cuerpo. Como resultado, ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y… reduce un poco el apetito. No ingiriendo a toda prisa cualquier cosa, te prepararás tranquilamente un desayuno saludable y decente.
Mira hacia el exterior
Recuerda hacer pequeños descansos regulares en el trabajo, especialmente si pasas la mitad del día delante del ordenador. Sal de la oficina por un momento, siente el viento, el olor de la primavera, el sol. Céntrate por un momento en estos sentimientos. “Ventilarás” la mente.
Toma nota de los pequeños placeres y momentos de alegría
Cómprate un cuaderno especial o un bloc de notas en el que irás anotando las cosas agradables y sorprendentemente que te han pasado ese día – momentos efímeros y gestos que te son fuente de alegría para ti, pero que acontecen sin querer y tienden a ser rápidamente olvidados. ¡Ves volviendo a ellos! Los días son más hermosos gracias a esos momentos, por lo que vale la pena repetirlos. Involucra a los niños en este juego. Antes de ir a la cama repasad juntos la lista de las alegrías diarias.
Transforma el trabajo en placer
Cada actividad rutinaria puede servir de oportunidad para añadir a ella un pequeño placer. Lavando los platos se puede escuchar música o un audio libro, para cocinar se puede invitar al hijo y aprovechar la ocasión para hablar con él, el tedioso balance de gastos es más fácil de hacer con un té bien preparado. En lugar de centrarse únicamente en la tarea, es mejor centrarse en el bienestar.
Estírate como un gato
Nos olvidamos de este reflejo natural. Si tienes un gato, mira, cómo lo hace. Después de despertarse siempre se estira lentamente. Es la manera perfecta para relajar el cuerpo y liberar la tensión acumulada. Antes de levantarte de la cama por la mañana y poner el pie en el suelo, estírate a conciencia como un niño. Y comienza el día con una sonrisa. Es un simple gesto. ¡Acuérdate de él también durante el día y repítelo!
Mánchate las manos
Pasamos la mayor parte del tiempo frente a la pantalla, con las manos en el teclado… ¡Da a tus manos otro trabajo! Amasa la masa para un pastel, coloca un ramo de flores, pinta un cuadro, planta las flores. Juega un poco con esto, como un niño. Estos “trabajos manuales” no sólo relajan, sino también nos hacen sentir despreocupados como en la infancia, y ¡ayudan a pensar!
Disfruta preparando sorpresas
Para que cada día sea único, piensa de qué manera agradable puedes sorprender a tus seres queridos: a tus hijos, a tu marido / a tu esposa, y también a ti misma/o. Es la manera de cuidar con más mimos de la familia. Preparar una buena comida, planear el fin de semana, una película para la noche. ¡No esperes las ocasiones especiales! ¡Plantéalas!
El texto fue publicado en la edición francesa de Aleteia
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