Algunos consejos que me hubiera gustado escuchar para esta irrepetible etapa
Chicas, ¡ánimo!
La adolescencia es una época difícil para cada niña que se vuelve mujer. Es un tiempo de encuentro, de sueños. Un tiempo que no se volverá a vivir otra vez…
No recuerdo haber vivido una época más tormentosa y revuelta que la adolescencia. Una época que se caracteriza por momentos de angostura y otros de anchura; de altos y bajos; de autonomía e inseguridad. Una época como no habrá otra en tu vida, pues estrenarás y descubrirás lo que es la libertad.
El terremoto en ti
¿Conoces los terremotos?, ¿Sabes lo que es un maremoto? ¿Has visto el espectáculo que se produce al ver un volcán en erupción? Nadie sabe lo que está pasando en las entrañas de la tierra hasta que se sacude, se levantan las olas gigantescas o bajan correntadas de lava y fuego de lo alto de un volcán. La tierra entonces se plantea una modificación de su superficie, un desplazamiento del mar, un volcán más hermoso.
Es momento de fracturar, romper, de explotar para dar paso a algo más, quizá más sólido o más hermoso. La misma naturaleza, pero con una nueva identidad. Para esto es necesario que haya una crisis, pues sin crisis no se puede crecer y coronar. Eso es la adolescencia.
La adolescencia es una crisis de hormonas y emociones: sacudidas de terremoto y arrastradas de maremoto. Experiencia de un volcán que con fuerza hace erupción y arrastra todo a su paso, como tú que eres joven y tienes vigor, energía y sueños recién estrenados.
Como tú que tienes miedo pues no tienes experiencia y te estás abriendo a una recién estrenada identidad. Por eso esta etapa de tu vida será labor de conocerte, de hacerte a ti misma, de controlar tus sentimientos, de superar tus límites, de aprender a pensar realmente en serio para que no te des golpes y para que cuando te caigas o te boten no te duela tanto y así no tengas que curar tantas heridas.
Te habla la voz de la experiencia, créeme lo que te digo. Te tiene que doler dejar de ser niña para saber lo que es aprender a valerte por ti misma.
¿Que descubrirás?
Que eres libre y que la libertad es la fuerza creadora para conducir tu vida hacia tu propio destino. ¿Qué quieres que haya en tu destino?
Que tienes más autonomía. Esto quiere decir, que ya no necesitarás todo el tiempo de tus padres para decidir. Es el momento de elegir lo que te pones, quiénes serán tus amigos y el tipo de profesional que querrás ser.
Es también un tiempo de riesgo, pues puedes cerrarte a la experiencia de los otros (de tus padre, maestros, abuelos) al sentirte autosuficiente. Es una época de autonomía, pero también en la que conocerás nuevo límites que no tenías como niña.
Que eres insegura. Esto no suena a positivo, pero tengo que decirte que todo adolescente es inseguro ya que no te conoces, apenas estás aprendiendo a aceptar el nuevo cuerpo que tienes y muchas veces te rechazas. No juzgues lo que ves en el espejo, acéptalo. Acoge esas espinillas y sé feliz en esta etapa de tu vida, disfrútala y concéntrate en vencer esas inseguridades que lo único que hacen es impedirte crecer.
¡Cómo me hubiera gustado a mí saberlo o que por lo menos que alguien me lo dijera! Entonces no hubiera estado tan pendiente de cambiarme hasta tres veces en el día, de sentirme fea y poco popular. ¡Qué pérdida de tiempo es estar tan concentrada buscando todo eso que nos hace rechazarnos a nosotras mismas! ¡Qué poco desarrollo de la inteligencia y gobierno de la voluntad!
La adolescencia es un tiempo de retos, de aprendizaje, de conocerte más, y es una época en la que puedes comenzar a tomar decisiones que podrían cambiar tu vida, y no siempre para bien. Las amistades que eliges, los lugares a donde vas, la ropa que usas, los chicos con los que sales.
Parecen decisiones simples, muchas veces sin importancia. Y sin embargo un día te das cuenta de que una sola de esas decisiones puede desencadenar toda una serie de eventos.
También es un momento muy importante, querida amiga, para que entiendas que ante tus inseguridades, tus miedos e incluso tu autosuficiencia, tu temeridad, no estás sola.
Esta es una etapa de tu vida especialmente importante para entender y creer en Dios. Te darás cuenta de que muchas cosas de tu vida no puedes solucionarlas, que están fuera de tu alcance. Aquel chico que te gusta y que te mueres por salir con él, aquella mala pasada que te hicieron tus amigas, ese regaño de tu madre por la ropa que te pusiste, todos son momentos difíciles en los que puedes sentirte sola, como si estuvieras desnuda. Y es ahí donde precisamente debes recordar que Jesús es el amigo que no traiciona.
La gran revolución que es la adolescencia es también un momento en el que puedes decidir darle la espalda a Dios, o seguir tras Él. Si hay un tiempo precioso para acercarse a Dios es en la adolescencia, porque creer en Él, hacer oración ya no es una obligación, sino algo que haces por tu propia voluntad.
Y así como tu cuerpo cambia, así como tu mente tiene nuevas prioridades, es momento de pensar que no solo eres cuerpo, sino también alma, y que tu alma también se está transformando en algo nuevo.
Para terminar, querida amiga, quiero decirte que ¡es hermoso ser adolescente! aunque sean años cargados de incertidumbre, miedo, ansiedad y también tristeza.
También son años cargados como nunca de sinceridad, de autenticidad, de encuentro con los ideales y los sueños, de ser generoso y de tener amigos del alma. Años en que como nunca el corazón palpita y se expresa. Años que no se volverán a vivir otra vez.
Fragmento de un artículo originalmente publicado por encuentra.com
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