Una verdadera enfermedad colectiva de consecuencias incalculables
Jaime Septién, aleteia
Lo han dicho hasta las autoridades políticas. Desde luego, la Iglesia y las asociaciones de padres de familia también: el fácil acceso que tienen hoy los adultos, los jóvenes, los niños a millones de páginas pornográficas es una verdadera enfermedad colectiva, de consecuencias incalculables.
Lo han dicho hasta las autoridades políticas. Desde luego, la Iglesia y las asociaciones de padres de familia también: el fácil acceso que tienen hoy los adultos, los jóvenes, los niños a millones de páginas pornográficas es una verdadera enfermedad colectiva, de consecuencias incalculables.
Se trata, dice fray Ed Broom, sacerdote de los Oblatos de la Virgen María en su blog, de “una de las más poderosas y extendidas adicciones” de los tiempos modernos, “por la facilidad y la prevalencia del acceso al porno” que poseen en sus móviles o en su computadora adolescentes e incluso niños. Por lo que se debe establecer un plan de batalla para derribar este monstruo.
He aquí diez pasos que fray Ed Broom ha ideado para ganarle la batalla a la pornografía desde nuestra trinchera personal:
1. El amor de Dios. El primer paso y el más importante contra la adicción a la pornografía es mi convicción del gran amor que Dios me tiene. Aún cuando tropiece y caiga, Él me sigue amando.
2. Campo de batalla. Nuestra vida en la tierra es un campo de batalla entre el bien y el mal, el espíritu y la carne, lo espiritualmente bueno y lo que hace daño al espíritu. Por lo tanto, debemos estar siempre vigilantes, orando, alertas, en guardia. Tenemos que saber cuál es nuestro “talón de Aquiles”. Para muchos es ir aumentando la intensidad de las imágenes.
3. Desolación. Cuando nos encontramos en estado de desolación es cuando nuestro enemigo malo nos puede atacar. Desolación significa que nuestra alma experimenta tristeza, depresión, desesperación, falta de fe, de esperanza, de amor. Como si la vida no tuviera sentido y lo mejor fuera “tirar la toalla” y dejar de luchar. Hay que revisar, ahora, nuestra vida. Después de ver porno, vas a estar, muy probablemente en estado de desolación. ¿Qué medidas vas a tomar?
4. Oración y compañía. Para salir de la desolación y de la tentación que viene con ella –a menudo la tentación de ver porno—tenemos que tomar algunas medidas. Primero que nada, una rápida y fervorosa oración. No podemos superar la tentación con nuestras propias fuerzas: necesitamos la Gracia de Dios que viene con la oración. Luego, absorberse en junto con otros en distracciones saludables. ¿Ejemplos? Deportes, buena conversación con un amigo, lecturas, un pasatiempo predilecto… Todo esto sirve para distraer la mente del deseo de ver porno.
5. Caída (y recuperación). Si tenemos el infortunio de caer en la trampa de la tentación de ver pornografía, nunca debemos caer en la otra trampa: la de la desesperanza. Por el contrario, debemos ser humildes, admitir nuestro pecado y confesarnos. Sobre todos ¡confiar en la infinita Misericordia de Dios!
6. Conocimiento de sí mismo. San Ignacio de Loyola insistía en que conocernos a nosotros mismos era el principio de crecimiento de nuestra vida espiritual. El examen diario de conciencia es un método valiosísimo para salir del patrón que nos lleva a pecar, especialmente del vicio de la pornografía. Las adicciones no son fáciles de superarse. Hay cinco pasos para hacerlo: ponte en la presencia de Dios que veraderamente te ama; dale gracias a Dios por la bendiciones que te ha regalado; apuesta por la gracia de verte a ti mismo como Dios te ve en total honestidad; reflexiona en los actos de tu vida, tus caídas y por qué has caído y resuelve reconciliarte, cambiar tu vida…
7. Alegría estar contento contigo. La llave para superar el vicio del porno es experimentar la alegría en nuestras vidas. La alegría es uno de los frutos del Espíritu Santo. La alegría viene del Señor, pero se cultiva saliendo de nosotros mismos, sirviendo a los demás. Si ponemos a Jesús primero, a los otros después y a mi al último, experimentaremos un tipo de alegría que el espíritu malo de la pornografía no podrá derribar.
8. Trabajar duro. En la pereza entra el demonio. ¡Qué verdad es esta para el porno! En la abundancia del tiempo libre trabaja hasta dejarnos exhaustos. Las labores físicas o deportivas, las labores intelectuales y las actividades espirituales nos privan de la tentación de “relajarnos” viendo porno. Los santos están de acuerdo en esto: vamos a trabajar duro en en nuestras vidas, que ya descansaremos en el cielo.
9. Confesor o director espiritual. La batalla para derrotar al porno no la puedes ganar solo. Sé honesto: necesitas la ayuda de un confesor o de un director espiritual. Ambos son importantes y necesarios. La razón es que el perdón viene de la confesión y ése es un Sacramento que solamente el sacerdote puede administrar. Además, necesitas ser escuchado, recibir consejos y darle seguimiento a tu batalla. Eso lo puede hacer un director espiritual. ¡El demonio trabaja en la oscuridad y en la secrecía!
10. Llama a la Virgen María. La experiencia de los grandes amigos de Dios, los santos, ha probado que el grande amor y la fidelidad a la Santísima Virgen María nos ayuda a superar cualquier tentación del demonio, cualquier pecado, cualquier conducta pecaminosa en nuestras vidas. Nuestra Señora es especialmente fuerte ayudando a aquellos que le entregan sus vidas para pedirle la gracia de la pureza. El que haya caído en el porno, podría consagrarse a María, rezar el Rosario todos los días, llevar el Escapulario e invocarla sobre todo en momentos de tentación.
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