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lunes, 16 de abril de 2018

Seis mensajes equivocados que le mandas a tus hijos cada vez que faltáis a misa un domingo

Los niños entienden muy bien las prioridades
Seis mensajes equivocados que le mandas a tus hijos cada vez que faltáis a misa un domingo

Nuestros hijos no solo aprenden de lo que nos ven hacer: 
también sacan conclusiones de lo que nos ven NO hacer.

¿Qué le estamos transmitiendo a nuestros hijos cuando llega un domingo,
 ¡aunque solo sea algunos domingos al año!, y decidimos no ir a misa con la
excusa que sea? Es lo que explica Becky Roach, madre de cinco hijos que
vive en Ohio (Estados Unidos), en un post de su blog en Catholic Link:

Un padre no necesita mucho tiempo para darse cuenta de que nuestros hijos absorben todo lo que hacemos y decimos. Recuerdo la primera
 vez que escuché a mi pequeña de dos años soltar un largo suspiro y decir:
 “¡Oh, Dios mío! ¡No puedo más!”. Su tono y su expresión eran exactamente
las mías.

A veces te das de bruces con tus propios pecados a través 

de las palabras y las acciones de tus hijos.

Recientemente acudí a un bautizo en el que el sacerdote recordó a los
presentes que sería a través de sus acciones como los niños que iban a
ser bautizados conocerían a Dios y cómo comportarse ante Él. Si el niño
nos ve rezando, aprenderá que la oración es importante, pero si el niño 
no ve nunca en su vida comunicación alguna de la gente con 
Dios, aprenderá que la oración no es necesaria.

Aunque ninguno de nosotros es perfecto, tenemos la responsabilidad de 

intentar seguir los modelos de comportamiento que queremos que los 
niños imiten. Y los niños aprenden tanto de lo que hacemos, como 
de lo que no hacemos. Si no convertimos ir a la iglesia en una prioridad 
cada domingo, eso le está diciendo mucho al corazón de nuestros hijos sobre 
la fe y sobre la vida.



Hay seis cosas que los niños aprenden cuando te saltas la misa dominical.

1. Dios es importante, pero no tan importante.
Si Dios me encaja bien, magnífico, pero solo si me conviene. El fútbol, 

dormir o ...(pon aquí cualquier actividad)... son más importantes que hacer 
el esfuerzo de estar con Dios una hora a la semana.

2. Dios no quiere realmente decir lo que dice.
Sí, santificar las fiestas es un mandamiento de la Ley de Dios, pero... 

Dios no entiende lo atareado que estoy o cuántos hijos tengo o lo cansado 
que estoy, así que soy yo quien decide, según las circunstancias de mi vida, 
lo que Él quiere decir con ese mandamiento... y con todos los demás 
mandamientos. A nosotros nos corresponde seleccionar y elegir qué leyes
 de Dios queremos seguir.

3. La Iglesia no espera realmente de nosotros que aceptemos sus enseñanzas.
Sí, hay un mandamiento de la Iglesia de ir a misa los domingos, pero la 

Iglesia no comprende lo atareado que estoy o cuántos hijos tengo o lo cansado
 que estoy, así que soy yo quien decide, según las circunstancias de mi vida,
 lo que la Iglesia quiere decir realmente con ese precepto.

4. La misa va solo de mí y de lo que yo saco de ella.
Cuando vamos y venimos de misa según nuestro capricho, parecemos olvidar

que ir a misa construye la comunidad eclesial. Tu parroquia puede 
necesitarte como lector, o para cantar en el coro, o para recoger la colecta. Ver
 a tu familia en la Iglesia podría ser justo la cosa que una persona anciana 
necesita para alegrar su solitario domingo. Hay muchas razones por las que 
somos una comunidad de fe y nos juntamos para rendir culto a Dios.

5. Cuando las cosas son difíciles o aburridas, no tengo que hacerlas.
Si no vamos a misa y le decimos a nuestros hijos que es porque la misa es 

“aburrida” o que “no sacamos nada de ella”, nuestros hijos aprenden que 
solo tenemos que hacer las cosas que son divertidas y emocionantes.
 Esto, sencillamente, no es verdad, ni en lo que concierne a la fe ni en lo que concierne a la vida diaria. La mayor parte de la gente no encuentra divertido ni emocionante pagar sus impuestos, pero aun así tenemos que hacerlo.

6. Dudamos de la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía y 

de las gracias que recibimos comulgando.
Si crees realmente que Jesucristo está presente en la Eucaristía y que viene a nosotros cada domingo en misa, ¿qué te aparta de Él? ¿Por qué no querrías

 recibir las gracias que Él ha prometido por medio de este increíble regalo? 
Nuestro Catecismo nos enseña que “la Eucaristía es el corazón y la cumbre 
de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus 
miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por
 todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las 
gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia” (1407).



Queridos padres, sé y comprendo perfectamente lo difícil que es llevar a los niños a la iglesia. A menudo, cuando acaba la misa, me siento como si acabase de participar en un torneo de lucha. Por mucho que lo planifique y prepare, muchísimos días los niños son algo menos que angelicales.

Es una batalla. Pero es una batalla que vale la pena librar. No hay mejor lugar para llevar a nuestros hijos que a los pies de Jesús. No hay mejor lección que enseñarles que poner a Dios siempre en primer lugar, sea lo que sea lo que esté pasando en nuestra vida y lo difícil que resulte ir a misa.

Adivina: ¿qué pasará si esperas a llevar los niños a misa a que se comporten mejor o a que tu vida no esté tan ajetreada? Que eso no pasará.

Satanás siempre nos ofrecerá una excusa para que nos saltemos la celebración de la más elevada forma de oración que tenemos en la tierra, pero Dios siempre nos dará las gracias para responder con un “sí” cuando le pidamos que nos ayude.

Convierte la misa dominical en algo que tu familia haga invariablemente unida. Créeme, las bendiciones y gracias que recibirás por esta disciplina transformarán tu vida familiar de forma poderosa.

ReL

Para los que entienden inglés.  Muy buenos consejos de cómo preparar a los niños antes de llevarlos a Misa.







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