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martes, 17 de abril de 2018

A pie de obra. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 6, 22-29

Tu matrimonio como Dios lo pensó.

 matrimonio en problemas



EVANGELIO
Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
- «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
- «En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
- «Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?»
Respondió Jesús:
- «La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor.

A pie de obra.
Nosotros también queremos hacer las obras de Dios, porque ya hemos aprendido que las que hacemos por nuestra cuenta, siempre nos llevan al dolor, a la insatisfacción, etc. Y concretamente, quiero hacer las obras de Dios en mi matrimonio. ¿Qué tengo que hacer para llevar a cabo la obra que Él quiere que yo haga? ¿Quiero que mi matrimonio dé fruto abundante? La fecundidad de mi vocación depende de mi unión vital con Cristo. Él está en nuestro matrimonio, a pie de obra. El matrimonio no es cuestión de técnicas, es cuestión de recibir la Gracia de Dios, del Espíritu Santo, y el Señor quiere concedérnosla.

Aterrizado a la vida matrimonial:
Marta: No vamos bien. Veo muchos defectos en mi esposo, y encima parece que ni se da cuenta.
Ángel: Y ella no para de recriminarme y de exigirme la perfección. ¿Qué se cree? ¿Qué es perfecta o qué? No entiendo por qué no deja de observarme y se centra en estar un poquito más simpática conmigo, como lo es con los demás. A veces deseo estar con gente porque entonces está simpática incluso conmigo.
Matrimonio Tutor: ¿Cómo lleváis la oración en común dentro del matrimonio?
Marta: Tenemos poco tiempo. Llegamos cansados…
Matrimonio Tutor: Chicos, os falta oración. Mientras sigáis mirando el mal en el otro, es que no estáis permitiendo que el Espíritu Santo entre en vuestros corazones. Por eso os acusáis mutuamente en lugar de miraros con Misericordia. Rezad juntos, o no conseguiréis seguir avanzando en vuestro amor.

Madre,
Aumenta mi fe. Tiendo a ver los defectos de mi esposo, me fío de mis fuerzas y le exijo que avance con las suyas, y eso es una batalla perdida. Necesitamos más fe, necesitamos que el Espíritu Santo entre en nosotros y vaya limpiando nuestros corazones y nuestra mirada. El Señor quiere entregárnoslo y no lo acogemos, porque no tenemos una relación íntima y estrecha con Él. Alabado sea el Señor que tanto nos ama. Amén.


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