El ayuno, uno de los pilares de la vida cristiana y especialmente en Cuaresma, es descrita como un auténtico arma de combate espiritual.
El ayuno es junto con la oración y la limosna uno de los pilares de la vida cristiana en los que se incide especialmente en Cuaresma. Su práctica como método de ascesis, mortificación y arma de combate espiritual se dan en la Iglesia desde sus mismos orígenes, con los 40 días de ayuno de Jesús en el desierto como el ejemplo más representativo.
También se describe en el Antiguo Testamento, cuando Esaú perdió su primogenitura al no ayunar (Génesis 25:30-34), cuando Samuel fue entregado a su madre cuando ella ayunó (1 Samuel 1:13-16) o en el heroísmo que Sansón logró mediante el ayuno (Jueces 13:4). Padres del desierto como San Juan Clímaco (siglos VI-VII) eran auténticos expertos prácticos en el ayuno, que definen como el acto de "violentar a la naturaleza, cercenar los deleites del gusto, mortificar la carne, librarse de los sueños".
Según la Iglesia, la ley del ayuno indica actualmente que el Católico desde los 18 hasta los 59 años debe reducir la cantidad de comida usual, entendiéndose esto como una comida más dos comidas pequeñas que sumadas no sobrepasen la comida principal en cantidad. Es obligado el Miercoles de Ceniza y el Viernes Santo.
Aunque se encuentra concretado y definido, no faltan las propuestas que promueven ampliar las restricciones existentes e incluso añadir otras nuevas formas de ayuno o abstinencia, muchas de ellas adaptadas a las amenazas del modo de vida actual o a las nuevas necesidades espirituales.
Recogemos algunas de ellas:
1º Comer menos, aumentar el ayuno eucarístico y recibir más la Eucaristía
Una idea expresada en varias ocasiones por el sacerdote Ed Broom, con la que se da más importancia a la vida espiritual y a la salvación del alma". También indaga en ello el sacerdote católico bizantino y experto en ascesis y padres del desierto David Abernethy que invita a que, al experimentar el hambre del ayuno, esta "se vincule a la relación con Cristo" y se considere "que solo puede ser satisfecha por Él". Comenta que el ayuno eucarístico, "reducido en los últimos tiempos a una hora, rara vez nos da hambre". Por eso invita a "alargar este periodo previo a la recepción de la Eucaristía", pues permite preparar "la forma de pensar" en la comunión, pero también físicamente, pues "llegamos al altar con hambre y sed de Dios".
El sacerdote David Abernethy dirige `Ministerios Philokalia´ dedicado a `reformar corazones y mentes según el molde de los Padres del Desierto a través de la vida ascética´ .
2º No apta "para blandos": comenzar el itinerario de Exodus 90
Se trata de uno de los programas más exigentes de vida ascética, de ayuno y virtud cristianas. En principio el programa de Exodus completo dura 90 días y está basado en la oración, la relación comunitaria de sus integrantes, la meditación y lectura de las Escrituras y diversas formas de ayuno.
De entre sus múltiples propuestas relativas exclusivamente al ayuno, Exodus propone a sus seguidores que durante el periodo establecido se renuncie al alcohol, a refrescos y bebidas con azúcar, a los postres o los dulces o a picar entre horas. A la hora de tratar el ayuno, invita a que este sea durante dos días, los miércoles y viernes, realizando -como máximo- solo una comida completa y dos más pequeñas que entre las dos no equivalgan a una normal. También propone ampliar la abstinencia de carne a los miércoles.
Entre otras medidas complementarias al ayuno, destacan las duchas frías, la renuncia a los videojuegos, compras, música que no eleve el alma o evitar el uso del móvil más allá de lo estrictamente necesario.
Se trata de un programa dirigido a luchar "contra la laxitud" progresiva de ayunos y penitencias, en un contexto en que "las presiones de la vida moderna a menudo ahogan el llamado a la reflexión y al sacrificio", uniendo "el ascetismo antiguo con las necesidades espirituales modernas".
Desde 2015 son más de 100.000 hombres de cerca de 90 países los que han hecho el itinerario de forma presencial u online a través de su App: según las tasas de Éxodus, el 99% de ellos admiten haber hallado una vez concluido "un nivel de libertad que nunca antes habían experimentado". Solo el 6% admite tener problemas recurrentes con el uso del móvil tras finalizar.
Uno de ellos es Brendan Sweeney, que escribe en la página de Éxodus como, tras alejarse de la fe, cayó en patrones erráticos que perjudicaron su vida como beber demasiado, descuidar su salud mental o quedar atrapado en internet.
"Cuando escuché por primera vez sobre Éxodo 90, estaba sutilmente interesado en tal vez dejar el alcohol durante 90 días y las redes sociales durante 90 días. Pero todas esas cosas a la vez, junto con las duchas frías, parecían muy intensas. Pensé que nunca iba a hacer eso, pero mi vida estaba en un mal lugar y sabía que comprometerme con estas disciplinas mejoraría enormemente mi vida".
La mejoría fue instantánea. Nada más comenzar, dice, "noté que ya no me molestaba por cosas triviales, la tranquilidad que obtuve al eliminar las redes durante 90 días, las duchas frías o pasar una hora al día en silencio con Dios".
"Cambió mi relación con Dios. Las relaciones con los hombres de mi parroquia se fortalecieron. La transformación fue radical en mi forma de pensar durante 90 días al renunciar a todas estas cosas. Estar con Dios cada mañana ha provocado cambios medibles y concretos en mi vida", relata.
Hoy admite encontrarse "mejor en todas las áreas: espiritualmente, en las relaciones, financieramente y en el éxito profesional. Todos esos cambios se atribuyen a los 90 días de defensa constante de esas disciplinas".
3º "La hora, en punto, de levantarte sin vacilación"
El sacerdote Ed Broom también se refiere a la práctica del "minuto heroico", conocida por su propuesta en Camino, del fundador del Opus Dei, San Josémaría, consistente en "la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y... ¡arriba!. Ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza". Con esto –añade Ed Broom- San Josemaría afirma que tan pronto como escuchemos el despertador debemos levantarnos de la cama, rezar y comenzar nuestro día. ¡El demonio de la pereza nos anima a presionar el botón de apagar!
El minuto heroico combate al demonio de la pereza: `Fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza´.
4º Los niños sí pueden "ayunar" o sacrificarse
Otra de las App que aspira a potenciar y mejorar la forma en que se ayuna es Hallow, líder en el sector de las aplicaciones católicas. Entre sus ideas para ayunar esta Cuaresma, dedican un espacio por entero al ayuno de niños y adolescentes, como puede ser renunciar al juego favorito de cada uno, dejar de usar las redes sociales, renunciar a la comida o al sitio preferido en la escuela, beber solo agua en lugar de refrescos, no utilizar los cascos o dejar que los compañeros pasen delante en las filas.
5º También hay propuestas para adultos
La aplicación conocida por su fichaje de Jim Caviezel (La Pasión) y Jonathan Roumie (The Choosen) propone medidas concretas para adultos. Entre ellas, dejar el café (o prepararlo solo en casa), dejar el alcohol, renunciar a las redes sociales o limitarlos a ciertos días u horas del día o dejar las pantallas pasada una hora determinada. Otras ideas son dormir sin almohada, despertarse sin pulsar la repetición de la alarma, ducharse sin agua caliente, bajar la calefacción, aparcar más lejos y rezar el tiempo extra que se dedica a andar o abstenerse de leer cotilleos y rumores.
6º Cambiar lo que está mal en uno mismo
Madre Angélica, la fundadora de la cadena evangelizadora EWTN, se refirió en varias ocasiones a los sacrificios, ayunos y mortificaciones de Cuaresma. En una de ellas animó a renunciar a "algo más que dulces", en referencia a la forja del propio temperamento o los hábitos que redunden en el cuidado de la familia.
Durante la Cuaresma, reflexionó, "se supone que debes renunciar a algo que sea duradero. Renunciar a los dulces no es duradero. En Semana Santa te comerás los huevos de Pascua. ¿Por qué no muestras tu temperamento? Eso es lo que voy a hacer durante la Cuaresma: quiero dejar mi [mal] temperamento", propuso. Un propósito que podría redundar, como agregó en otra ocasión, en mejorar las ocasiones de la ira.
"Necesito renunciar a algo que sé que está mal en mí. Y entonces, tal vez estos 40 días te harán adquirir un hábito, el hábito de no perder los estribos, el hábito de ser amable. Y comienza con tu familia", agregó.
J.M.C., ReL
No hay comentarios:
Publicar un comentario