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martes, 7 de enero de 2025

Evangelio del día

 

Epístola I de San Juan 3,22-24.4,1-6.

Hijos míos:
Dios nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios permanece en él; y sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
Queridos míos, no crean a cualquiera que se considere inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios, porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas.
En esto reconocerán al que está inspirado por Dios: todo el que confiesa a Jesucristo manifestado en la carne, procede de Dios.
Y todo el que niega a Jesús, no procede de Dios, sino que está inspirado por el Anticristo, por el que ustedes oyeron decir que vendría y ya está en el mundo.
Hijos míos, ustedes son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque aquel que está en ustedes es más grande que el que está en el mundo.
Ellos son del mundo, por eso hablan el lenguaje del mundo y el mundo los escucha.
Nosotros, en cambio, somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha, pero el que no es de Dios no nos escucha. Y en esto distinguiremos la verdadera de la falsa inspiración.


Salmo 2,7-8.10-11.

Voy a proclamar el decreto del Señor:
Él me ha dicho: “Tú eres mi hijo,
Yo te he engendrado hoy.
«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,

y como propiedad, los confines de la tierra."
Por eso, reyes, sean prudentes;
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor


Evangelio según San Mateo 4,12-17.23-25.

Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea.
Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí,
para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:
¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones!
El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: "Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca".
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
Su fama se extendió por toda la Siria, y le llevaban a todos los enfermos, afligidos por diversas enfermedades y sufrimientos: endemoniados, epilépticos y paralíticos, y él los curaba.
Lo seguían grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.  (EDD)


Reflexión sobre la página del Manuscrito Iluminado

En la lectura del Evangelio de hoy, el contraste entre la respuesta de Jesús y la de los discípulos es sorprendente. Estaban en un lugar apartado a última hora del día, rodeados de una gran multitud de personas hambrientas. Los discípulos sugirieron a Jesús, "Que se vayan... a comprarse algo de comer,", tratando de trasladar el problema a otra parte. Jesús, sin embargo, respondió de manera muy diferente, instando a sus discípulos, "Les das algo de comer." Les desafió a asumir la responsabilidad de la situación en lugar de apartarse. Aunque vacilantes al principio, los discípulos fueron animados por Jesús a evaluar sus recursos, "Ir a ver"antes de hacer nada. Primero evalúa bien la situación y luego decide qué hacer. Cuando regresaron con unas pocas provisiones, Jesús demostró cómo podía obrar a través de las más pequeñas donaciones. Les dio comida para que la distribuyeran, y acabaron alimentando a la misma multitud a la que inicialmente habían querido despedir.

Este pasaje nos recuerda que a menudo tenemos más que ofrecer en situaciones difíciles de lo que podríamos pensar. En lugar de sucumbir a la desesperación o lavarnos las manos ante el problema, estamos llamados a considerar lo que podemos hacer y actuar en consecuencia. Aunque nuestros recursos parezcan insuficientes, podemos descubrir que, con nuestra voluntad y esfuerzo, el Señor puede conseguir mucho más de lo que imaginábamos.

Nuestra página manuscrita iluminada, fechada en torno a 1400-1410, recoge bellamente la historia de la alimentación de los cinco mil. En la parte inferior de la página, una delicada ilustración representa a Jesús recibiendo las humildes ofrendas de panes y peces y multiplicándolas milagrosamente. Lo rodean sus discípulos, que antes habían sugerido enviar a la multitud a valerse por sí mismos. Sin embargo, en esta escena, son testigos de un milagro extraordinario, distribuyendo activamente la comida a la multitud que momentos antes creían imposible de alimentar. La ilustración refleja la transformación de los discípulos, que pasan de la duda a la participación.

by Padre Patrick van der Vorst


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