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sábado, 22 de octubre de 2016

La Santa Misa contada en Historietas 21



21. Respuesta o Esponja Mojada

(Canto Responsorial)

Había una vez un convento piadoso. No sólo vivían allí unos monjes, sino también muchachos a los que los monjes enseñaban latín y griego y muchas cosas de astronomía. Los muchachos tenían que estudiar duro y dedicarse bastante. Sin embargo, a mediodía y en la noche les dieron de comer una buena sopa y un gran pedazo de carne y muchos ricos postres. Alrededor del convento había sus buenos campos para hacer deporte. También había una piscina temperada. En las cercanías podían visitar grandiosas catedrales, castillos, obras de arte. Allí olvidaban todo cansancio y preocupación. Pero cuando caía la noche estaban muy, pero muy cansados. Bastaba mirar la cama y ya estaban dormidos. Y la noche era corta. 

En la mañana, estaba aún oscuro, eran despertados todos. Uno de los muchachos mayores iba de una cama a otra. A cada muchacho dormido le llamaba diciendo: "¡Alabado sea Jesucristo!" Este entonces debía contestar: "¡Por toda la eternidad. Amén!" Cuando el muchacho seguía durmiendo y no contestaba nada, él encargado de la diana clamaba con más fuerza: "¡Alabado sea Jesucristo!" Cuando a la tercera llamada no había respuesta, entonces el encargado tomaba una esponja mojada de agua fría y se la lanzaba a la cara de "la bella durmiente". La respuesta no sonaba como: "¡Por toda la eternidad. Amén!" Pero pueden estar seguros que había una respuesta.

Cada palabra espera una respuesta. Cuando alguien nos habla, sería sumamente descortés de no contestar. Solamente, cuando el discurso quiere ofendernos o herirnos, entonces la mejor respuesta es el silencio. En la Santa Misa es Dios quien nos habla. Tenemos que contestar. Para poder hacerlo bien Dios mismo nos regala las palabras de la respuesta en sus salmos. Así la Misa nos ofrece un canto de respuesta (responsorial) hecho de versículos de salmos.

En realidad, estos salmos responsoriales reclaman el canto. Por lo menos, la frase central, el llamado versículo responsorial que se repite a lo largo del salmo, debería ser cantado. No basta cantar cualquier canción.

A veces cuando hay dificultades la gente dice: "Habría que entrar en dialogo". La Santa Misa quiere llevarnos al dialogo con Dios. Él ha dicho su parte en la proclamación de la lectura. Si no contestamos, no hay diálogo. Estamos durmiendo. Nos haría bien una esponja mojada en agua fría. No se estila en el templo.



Cuando respondemos, estamos en dialogo con Dios. No se necesita una esponja mojada, no se necesita un susto para despertarnos. Porque el dialogo con Dios es descanso y paz.




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