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sábado, 23 de abril de 2022

Especialmente para los que NO suelen ir a Misa los Domingos

 Aquí podemos ofrecerle sólo unos cuantas aspectos
de las mil maravillas de la Santa Misa

La Palabra y la Eucaristía erencienden en nosotros el fuego de la fe y de la esperanza.

Nosotros llegamos a menudo a la Misa dominical con nuestras preocupaciones, nuestras dificultades y desilusiones. La vida a veces nos hiere y nos vamos tristes hacia nuestra Emaús, dando la espalda al designio de Dios. Nos alejamos de Dios. Pero nos acoge la Liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y reenciende en nuestros corazones el fuego de la fe y de la esperanza y en la comunión nos da fuerza.

S.S. Francisco
Rezo del Regina Caeli en el tercer domingo de Pascua
4 de mayo del 2014

La Palabra de Dios, la Eucaristía: nos llenan de alegría.

Siempre, queridos hermanos y hermanas, la Palabra de Dios y la Eucaristía nos llenan de alegría. ¡Recuérdenlo bien! ¡Cuando tú estás triste o algo así, toma la Palabra de Dios! ¡Cuando tú estás desanimado, toma la Palabra de Dios y va a la Santa Misa del domingo a hacer la Comunión, a participar del misterio de Jesús! Palabra de Dios, Eucaristía: nos llenan de alegría. Palabra de Dios, Eucaristía: nos llenan de alegría.

S.S. Francisco
Rezo del Regina Caeli en el tercer domingo de Pascua
4 de mayo del 2014

Indispensable para el encuentro con el Señor.

El camino de Emaús se transforma en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con el Señor.

S.S. Francisco
Rezo del Regina Caeli en el tercer domingo de Pascua
4 de mayo del 2014

Tú sostuviste la humanidad con tu pan bendito.

El trigo, la oliva y las uvas que fueron creadas para nuestro uso, estos tres elementos místicos nos sirven a nosotros de tres maneras; con estos tres medicamentos sanaste nuestras enfermedades. Enfermó, padeció dolores y desfalleció la humanidad, Tú la sostuviste con tu pan bendito, la consolaste con tu vino purísimo y la alegraste con tu óleo santísimo.

San Efrén
Doctor de la Iglesia
La Iglesia y la Virginidad, Himno 37 n.1


La Eucaristía germen de la resurrección.

Así como el pan y el vino, recibida la palabra de Dios, se hacen Eucaristía, es decir, Cuerpo y Sangre de Cristo, así también nuestros cuerpos, alimentados con la Eucaristía, resucitarán a su debido tiempo para gloria de Dios Padre.

San Ireneo de Lyon
Contra los herejes V, 2,3

La Eucaristía es una confesión de la resurrección de Cristo.

Pues que la comunión de la mística bendición (la Eucaristía) es una confesión de la resurrección de Cristo, es claro y bien patente, por lo que Él dijo cuando por sí mismo celebró la forma del misterio; porque habiendo partido el pan, según está escrito, lo repartió, diciendo: Este es mi cuerpo, el que por vosotros se entrega para perdón de los pecados; haced esto en memoria mía Lc 22,19!. Así, la participación de los santos misterios es una verdadera confesión y memoria de haber el Señor muerto y de haber vuelto a la vida por nosotros y para nosotros, y además, de haber nosotros por esto recibido en su plenitud la bendición divina.

San Cirilo de Alejandría
Doctor de la Iglesia
Comentario a San Juan L.12 c.1











































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