Evangelio según San Juan 6,1-15.
Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. |
Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. |
Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. |
Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. |
Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?". |
El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. |
Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan". |
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: |
"Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?". |
Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. |
Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. |
Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". |
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. |
Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". |
Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Juan Pablo II (1920-2005) |
«Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió»
Sin duda que la dimensión más evidente de la Eucaristía es la de una comida. La Eucaristía nació al atardecer del Jueves santo, en el contexto de la cena pascual. En su misma estructura lleva, pues, inscrito el sentido de la convivialidad: «Tomad, comed (...). Después, cogiendo la copa (...), y se la pasó diciendo: bebed todos de ella» (Mt 26, 26.27). Este aspecto expresa bien la relación de comunión que Dios quiere establecer con nosotros y que nosotros mismos debemos también hacer crecer unos con otros. |
De todas maneras no se puede olvidar que la comida eucarística tiene también un sentido primordial, profundamente y ante todo, sacrificial. Cristo, en ella, nos presenta de nuevo el sacrificio llevado a cabo de una vez por todas en el Gólgota. Estando presente en ella como Resucitado, lleva consigo las marcas de su Pasión de la que cada misa es el «memorial», tal como nos lo recuerda la liturgia en la aclamación de después de la consagración: «Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Señor Jesús...». La Eucaristía, al mismo tiempo que nos hace presente el pasado, nos hace mirar hacia el futuro, hacia el retorno de Cristo al final de los tiempos. Este aspecto «escatológico» da al Sacramento eucarístico una dinámica que pone en marcha la vida cristina y le da el hálito de esperanza. |
Todas estas dimensiones de la Eucaristía se juntan en un aspecto que, más que los demás, pone a prueba nuestra fe, a saber, el del misterio de la presencia "real". Nosotros, con toda la tradición de la Iglesia, creemos que Jesús está realmente presente bajo las especies eucarísticas. (...) Es su misma presencia que da a todas las demás dimensiones –comida, memorial de la Pascua, anticipación escatológica- una significación que es mucho más que un puro simbolismo. La Eucaristía es misterio de presencia a través del cual se realiza de manera eminente la promesa de Jesús de quedarse entre nosotros hasta el fin del mundo (Mt 28,20). (EDD) |
Oración
Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed...
Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia.
Gracias Señor, porque nos amastes hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida por otro.
Gracias Señor, porque quisistes celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.
Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra...
Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y compartir la eucaristía...
Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación en ti...
(ACIPrensa)
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