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lunes, 26 de diciembre de 2022

Evangelio del día - martirio de San Esteban

     
Evangelio según San Mateo 10,17-22.

Jesús dijo a sus apóstoles:
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Edith Stein, (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
El misterio de Navidad, Obras completas IV, 232, ed. Monte Carmelo


“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han podido apagar”

El Niño del pesebre extiende sus bracitos, y su sonrisa parece decir ya lo que más tarde pronunciarán los labios del hombre: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.” (Mt 11,28)... ¡Sígueme! así dicen las manos del Niño, como más tarde lo harán los labios del hombre. Así hablaron al discípulo que el Señor amaba y que ahora también pertenece al séquito del pesebre. Y San Juan, el joven con un limpio corazón de niño, lo siguió sin preguntar a dónde o para qué. Abandonó la barca de su padre (Mt 4,22) y siguió al Señor por todos sus caminos hasta la cima del Gólgota (Jn 19,26).
¡Sígueme!- esto sintió también el joven Esteban. Siguió al Señor en la lucha contra el poder de las tinieblas, contra la ceguera de la obstinada incredulidad, dio testimonio de Él con su palabra y con su sangre, lo siguió también en su espíritu, espíritu de Amor que lucha contra el pecado, pero que ama al pecador y que, incluso estando muriendo, intercede ante Dios por sus asesinos.
Son figuras luminosas que se arrodillan en torno al pesebre: los tiernos niños inocentes, los confiados pastores, los humildes reyes, Esteban, el discípulo entusiasta, y Juan, el discípulo predilecto. Todos ellos siguieron la llamada del Señor. Frente a ellos se alza la noche de la incomprensible dureza y de la ceguera: los escribas, que podían señalar el momento y el lugar donde el Salvador (Mt 2,5) del mundo habría de nacer, pero que fueron incapaces de deducir de ahí el “Venid a Belén”; el rey Herodes que quiso quitar la vida al Señor de la Vida. Ante el Niño en el pesebre se dividen los espíritus. El es el Rey de los Reyes y Señor sobre la vida y la muerte. El pronuncia su ¡sígueme!, y el que no está con El está contra El (Mt 12,30). El nos habla también a nosotros y nos coloca frente a la decisión entre la luz y las tinieblas. (EDD)

Oración

Bendito san Esteban, glorioso primer mártir, que derramaste tu sangre por ser fiel seguidor del Maestro y proclamar tu fe cristiana, hombre bueno lleno de gracia celeste y fortaleza, dotado de sabiduría, caridad y entrega, que obraste grandes milagros y prodigios para socorrer a la gente sencilla del pueblo muéstrate generoso y danos asistencia en nuestros problemas.

Tú que eres patrón de los enfermos, necesitados y pobres, y especial protector de los perseguidos, los que son falsamente acusados, de los que pasan por situaciones injustas y difíciles, de las familias con problemas y de todos aquellos que necesitan tu poderosa mediación, presenta nuestras suplicas a Dios, nuestro Padre bueno, y consigue que seamos alejados de nuestros enemigos, y de toda persona que no miren mal y cause dolor.

Ruega para que seamos librados de falsos testimonios, de envidias, venganzas y traiciones, de malas lenguas, chismes y habladurías, de todo aquello que perturbe nuestras vidas nos cause daño y perjudique nuestros hogares, pide para nosotros tranquilidad y protección sobre todo ruega para que recibamos ayuda en esta mala situación que nos encontramos.

San Esteban, amabilísimo bienhechor, lleno de virtud y amor a Jesús y a los hombres, tú que gozas de amor en la Patria Celestial, que estas en constante comunicación con Dios Misericordioso, y has conseguido que tantos milagros se obraran por tu mediación, no dejes que seamos vencidos por nuestros enemigos, líbranos de toda injusticia y desigualdad,  aleja de nuestras vidas, hogares, trabajos y negocios todo aquello que no nos permita avanzar y progresar y que sea inconveniente para prosperar en nuestras vidas.

Bondadoso san Esteban, toma interés por nuestras dificultades y adversidades, y no nos abandones en estos momentos de necesidad, permanece ahora y siempre junto a nosotros y consigue de la Protección Divina.

Que seamos alejados de todo lo que nos cause sufrimiento, defendidos de todo mal, peligro y enemigo y liberados de los obstáculos que cierran nuestros caminos, para que libres de toda maldad e injusticia, viviendo en paz y amor con nuestros semejantes y siguiendo tu ejemplo de entrega y bondad aseguremos más nuestra eterna salvación. Te lo pedimos por Jesús, Maestro y Señor, tuyo y nuestro. Amén.

(colombia.com)
























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