Jesús dijo a sus apóstoles: |
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. |
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. |
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, |
porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. |
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. |
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz |
“La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la han podido apagar”
El Niño del pesebre extiende sus bracitos, y su sonrisa parece decir ya lo que más tarde pronunciarán los labios del hombre: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.” (Mt 11,28)... ¡Sígueme! así dicen las manos del Niño, como más tarde lo harán los labios del hombre. Así hablaron al discípulo que el Señor amaba y que ahora también pertenece al séquito del pesebre. Y San Juan, el joven con un limpio corazón de niño, lo siguió sin preguntar a dónde o para qué. Abandonó la barca de su padre (Mt 4,22) y siguió al Señor por todos sus caminos hasta la cima del Gólgota (Jn 19,26). |
¡Sígueme!- esto sintió también el joven Esteban. Siguió al Señor en la lucha contra el poder de las tinieblas, contra la ceguera de la obstinada incredulidad, dio testimonio de Él con su palabra y con su sangre, lo siguió también en su espíritu, espíritu de Amor que lucha contra el pecado, pero que ama al pecador y que, incluso estando muriendo, intercede ante Dios por sus asesinos. |
Son figuras luminosas que se arrodillan en torno al pesebre: los tiernos niños inocentes, los confiados pastores, los humildes reyes, Esteban, el discípulo entusiasta, y Juan, el discípulo predilecto. Todos ellos siguieron la llamada del Señor. Frente a ellos se alza la noche de la incomprensible dureza y de la ceguera: los escribas, que podían señalar el momento y el lugar donde el Salvador (Mt 2,5) del mundo habría de nacer, pero que fueron incapaces de deducir de ahí el “Venid a Belén”; el rey Herodes que quiso quitar la vida al Señor de la Vida. Ante el Niño en el pesebre se dividen los espíritus. El es el Rey de los Reyes y Señor sobre la vida y la muerte. El pronuncia su ¡sígueme!, y el que no está con El está contra El (Mt 12,30). El nos habla también a nosotros y nos coloca frente a la decisión entre la luz y las tinieblas. (EDD) |
Oración
Bendito san Esteban, glorioso primer
mártir, que derramaste tu sangre por ser fiel seguidor del Maestro y proclamar
tu fe cristiana, hombre bueno lleno de gracia celeste y fortaleza, dotado de
sabiduría, caridad y entrega, que obraste grandes milagros y prodigios para socorrer
a la gente sencilla del pueblo muéstrate generoso y danos asistencia en
nuestros problemas.
Tú que eres patrón de los enfermos,
necesitados y pobres, y especial protector de los perseguidos, los que son
falsamente acusados, de los que pasan por situaciones injustas y difíciles, de
las familias con problemas y de todos aquellos que necesitan tu poderosa
mediación, presenta nuestras suplicas a Dios, nuestro Padre bueno, y consigue
que seamos alejados de nuestros enemigos, y de toda persona que no miren mal y
cause dolor.
Ruega para que seamos librados de falsos
testimonios, de envidias, venganzas y traiciones, de malas lenguas, chismes y
habladurías, de todo aquello que perturbe nuestras vidas nos cause daño y
perjudique nuestros hogares, pide para nosotros tranquilidad y protección sobre
todo ruega para que recibamos ayuda en esta mala situación que nos encontramos.
San Esteban, amabilísimo bienhechor, lleno
de virtud y amor a Jesús y a los hombres, tú que gozas de amor en la Patria
Celestial, que estas en constante comunicación con Dios Misericordioso, y has
conseguido que tantos milagros se obraran por tu mediación, no dejes que seamos
vencidos por nuestros enemigos, líbranos de toda injusticia y desigualdad, aleja de nuestras vidas, hogares, trabajos y
negocios todo aquello que no nos permita avanzar y progresar y que sea
inconveniente para prosperar en nuestras vidas.
Bondadoso san Esteban, toma interés por
nuestras dificultades y adversidades, y no nos abandones en estos momentos de
necesidad, permanece ahora y siempre junto a nosotros y consigue de la
Protección Divina.
Que seamos alejados de todo lo que nos
cause sufrimiento, defendidos de todo mal, peligro y enemigo y liberados de los
obstáculos que cierran nuestros caminos, para que libres de toda maldad e
injusticia, viviendo en paz y amor con nuestros semejantes y siguiendo tu
ejemplo de entrega y bondad aseguremos más nuestra eterna salvación. Te lo
pedimos por Jesús, Maestro y Señor, tuyo y nuestro. Amén.
(colombia.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario