Evangelio según San Mateo 17,10-13.
Al bajar del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?". |
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; |
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre". |
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Juan Damasceno (c. 675-749) |
“Estará lleno de Espíritu Santo...e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías...” (Lc 1,17)
¿Quién recibió el poder de abrir y cerrar los cielos, de retener o hacer caer la lluvia? ¿Quién puede hacer caer fuego sobre un sacrificio inundado de agua o sobre dos tropas de soldados por sus malas acciones? ¿Quién aniquiló en un arrebato de furor a los profetas paganos a causa de sus ídolos? ¿Quién ha visto a Dios en el susurro del aire suave?... Todos estos hechos son atribuidos únicamente a Elías y al Espíritu que habita en él. |
Ahora bien, se puede hablar de hechos aun más prodigiosos... Elías no ha padecido la muerte hasta el día de hoy, sino que fue arrebatado al cielo. Algunos piensan que vive con los ángeles cuya incorruptibilidad comparte en una vida inmaterial y pura... De hecho, Elías apareció en la transfiguración del Hijo de Dios, viéndolo cara a cara con el rostro descubierto. Al final de los tiempos, cuando se manifestará la salvación de Dios, él mismo proclamará la venida de Dios antes que nadie y la mostrará a todos, y, por muchos otros signos divinos, confirmará el día que hasta ahora está escondido ante el mundo. En aquel día, también nosotros, si estamos preparados, iremos por delante de este hombre admirable que nos prepara el camino que lleva a aquel día. ¡Que nos introduzca en las moradas del cielo, por Cristo Jesús a quien sea dada la gloria, el poder ahora y por los siglos de los siglos! |
(Referencias bíblicas: 1R 17,1; 2R 1,10; 1R 18,40; 19,12; 2R 2,1; Mt 17,3) |
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