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domingo, 18 de diciembre de 2022

Evangelio del día


 

Evangelio según San Mateo 1,18-24.

Este fue el origen de Jesucristo:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

San Elredo de Rieval (1110-1167)

monje cisterciense

Sermón para la Anunciación

“Le pondrán el nombre de Emanuel”

“Emanuel, que quiere decir ‘Dios con nosotros’”, ¡Sí, Dios con nosotros! Hasta entonces se había dicho “Dios está por encima de nosotros”, “Dios frente a nosotros”, pero hoy es el “Emanuel”. Hoy es Dios con nosotros en nuestra naturaleza, con nosotros en su gracia; con nosotros en nuestra debilidad, con nosotros en su bondad; con nosotros en nuestra miseria, con nosotros en su misericordia; con nosotros por amor, con nosotros por lazos de familia; con nosotros por su ternura, con nosotros por su compasión… ¡Dios con nosotros! No le habéis visto vosotros, hijos de Adán, subir al cielo para ser Dios; Dios desciende del cielo para ser Emanuel, Dios-con-nosotros. ¡Viene a nosotros para ser Emanuel, Dios-con-nosotros, y nosotros descuidamos de ir a Dios para ser en Él! ¿“Oh, vosotros, humanos ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor, amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?” (Sal. 4,3). Mirad que ha venido la verdad: “¿por qué amáis la falsedad y buscáis el engaño?” Mirad que ha venido la palabra verdadera e inalterable; “¿por qué buscáis el engaño” Aquí tenéis al Emanuel, aquí tenéis a Dios-con-nosotros. ¿Cómo podía Él estar más cerca de mí? Pequeño como yo, débil como yo, desnudo como yo, pobre como yo… en todo se ha hecho semejante a mí, tomando lo que es mío y dando lo que es suyo. Yo yacía muerto, sin voz, sin sentido; ya ni tan sólo poseía la luz de mis ojos. Hoy Él ha descendido, este hombre tan grande “este profeta poderoso en obras y palabras” (Lc 24,19). “Ha puesto su rostro sobre mi rostro, su boca sobre mi boca, sus manos sobre mis manos” (2R 4,34) se ha hecho el Emanuel, ¡Dios-con-nosotros!     ¿Cómo podía él estar más cerca de mí? Pequeño como yo, débil como yo, desnudo como yo, pobre como yo… en todo se ha hecho semejante a mí, tomando lo que es mío y dando lo que es suyo. Yo yacía muerto, sin voz, sin sentido; ya ni tan sólo poseía la luz de mis ojos. Hoy él ha descendido, este hombre tan grande “este profeta poderoso en obras y palabras” (Lc 24,19). “Ha puesto su rostro sobre mi rostro, su boca sobre mi boca, sus manos sobre mis manos” (2R 4,34) se ha hecho el Emanuel, ¡Dios-con-nosotros! (EDD)




Oración

¡Oh, glorioso San Juan Bautista, muévete a piedad de esta alma acongojada, que en ti puso sus esperanzas; líbrala, te ruego, de sus miserias. ¡Oh, santo de los milagros!, alivia la congoja de mi corazón, y haz que yo viva aquí como verdadero amante de mi Jesús para poder gozar de Él en el Cielo. Amén.

























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