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viernes, 3 de marzo de 2023

Evangelio del día


 

Evangelio según San Mateo 5,20-26.

Jesús dijo a sus discípulos:
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal.
Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti,
deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Juan Casiano (c. 360-435)
fundador de la Abadía de Marsella
De la amistad, Conferencias (SC 54, Conférences VIII-XVII, Cerf, 1958), trad.sc©evangelizo.org


“En la conmoción, acuérdate de tener piedad” (Hab 3,2)

Cualquiera sea la injuria que reciba, el monje guardará la paz, no sólo sobre los labios, sino en el fondo de su corazón. Si se siente apenas turbado, que se contenga en un silencio absoluto y siga exactamente lo que dice el salmista: “Tú no me dejas conciliar el sueño, estoy turbado, y no puedo hablar” (Sal 77,5); “Yo pensé: «Voy a vigilar mi proceder para no excederme con la lengua; le pondré una mordaza a mi boca, mientras tenga delante al malvado». Entonces me encerré en el silencio, callé, pero no me fue bien: el dolor se me hacía insoportable…” (Sal 39,2-3).
No tiene que detenerse a considerar el presente. Sus labios no deben proferir lo que le sugiere la cólera o lo que le dicta su corazón exasperado. Más bien, que repase en su espíritu la gracia de la caridad anterior o que vuelva su mirada hacia el avenir para ver, en espíritu, la paz a nuevamente. Que se esfuerce a contemplarla en el momento que se sienta emocionado, con el pensamiento que ella va a volver sin demora.
Mientras se reserve para la suavidad de la concordia cercana, no sentirá la amargura de la querella presente. Dará de preferencia la respuesta de la que no tendrá que acusarse a sí mismo ni a ser reprendido por su hermano cuando la amistad se restablezca. De esta forma cumplirá la palabra del profeta: “En la conmoción, acuérdate de tener piedad” (Hab 3,2). (EDD)

Oración

Cristo de la paciencia, que se cumpla en mí tu promesa: «Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia”. y todo sufrimiento transitorio en este mundo. Qué Tú seas siempre mi última esperanza.




















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