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lunes, 17 de abril de 2023

Evangelio del día


 

Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,23-31.

Una vez en libertad, los Apóstoles regresaron adonde estaban sus hermanos, y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Al oírlos, todos levantaron la voz y oraron a Dios unánimemente: "Señor, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;
tú, por medio del Espíritu Santo, pusiste estas palabras en labios de nuestro padre David, tu servidor: ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido.
Porque realmente se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con las naciones paganas y los pueblos de Israel, contra tu santo servidor Jesús, a quien tú has ungido.
Así ellos cumplieron todo lo que tu poder y tu sabiduría habían determinado de antemano.
Ahora, Señor, mira sus amenazas, y permite a tus servidores anunciar tu Palabra con toda libertad:
extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús".
Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.


Salmo 2,1-3.4-6.7-9.

¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran

contra el Señor y contra su Ungido:
«Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo.»
El que reina en el cielo se sonríe;

el Señor se burla de ellos.
Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
«Yo mismo establecí a mi Rey

en Sión, mi santa Montaña.»
Voy a proclamar el decreto del Señor:
El me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy»

«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra."
Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla»


Evangelio según San Juan 3,1-8.

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. "
Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Beato María-Eugenio del Niño Jesús (1894-1967)
carmelita, fundador de Nuestra Señora de Vida
La conducta del alma (Je veux voir Dieu, Carmel, 1949), trad.sc©evangelizo.org


Tienen que nacer de lo Alto

La infancia espiritual hecha de pobreza celosamente conservada estaba al alcance de Nicodemo, hombre de renombre entre los judíos. Podía hacerla suya sin suprimir nada de lo exigido por su rango y el ejercicio de sus funciones, sin tomar actitudes o lenguaje infantiles… Debe hacerla suya porque para renacer bajo el soplo del Espíritu, es necesario ser pobre, confiado y dependiente en todo de Dios. O más bien, renacer no es otra cosa que devenir progresivamente un niño.
Mientras que el engendramiento en el orden natural, realizado en el seno de la madre, se desarrolla en una generación progresiva hasta que el niño pueda vivir su independencia en perfección, el engendramiento espiritual se hace en un sentido inverso con una asimilación progresiva hacia la unidad. Separados de Dios por el pecado, somos iluminados por su luz, tomados cada vez más en las relaciones estrechas de su amor. Hasta que devenidos verdaderos niños, seamos inmersos en su seno, viviendo sólo de su vida y Espíritu.
“Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios” (Rom 8,14) Son los que por la pobreza espiritual y el desapego de ellos mismos, perdieron sus obras propias y entraron en el seno de Dios en el que sus vidas y movimientos dependen en todo del Espíritu que los engendra. Tal es el sentido y el valor de la infancia espiritual. Perfectamente realizada, es ya la santidad. (EED)

Oración

Dios padre, mi amado guía, proveedor y dador de todo lo bueno, hoy me postro aquí delante de Ti para darte gracias por haberme concedido el sublime regalo de la vida y por permitirme disfrutar plenamente de tu maravillosa creación.

Qué hermoso es despertar en cada mañana y sentirme rodeado de la majestuosidad de tu obra, del azul del cielo, del verde de la natura y del alegre trinar de las aves.

Gracias también Padre de amor por cada cosa que en tu bondad me has concedido, gracias por mi hogar, por mi familia, por la salud, por los alimentos que hay en mi mesa y por cada cosa buena que Tú has hecho y que sin duda harás en nuestras vidas.

Dios Hijo, qué hermoso es vivir cada día en medio de la paz y la certeza que solo se encuentra bajo tu sublime compañía. Hoy quiero entregarte mi corazón para que Tú habites siempre en él. Por favor dame sabiduría para tomar buenas decisiones, fortaleza para no decaer ante las dificultades y bondad para obrar de acuerdo a tus designios y poder ser un noble instrumento de tu obra.

Dios Espíritu, en esta oración quiero pedirte que tu luz sea siempre rodeando mi vida y la vida de mis seres queridos. Por favor sé el bello faro que guíe cada uno de nuestros pasos y mantennos siempre a salvo del peligro, de las envidias injustificadas, del peligro que asecha y permítenos vivir en regocijo y bienestar.

Amado Dios, por favor guía mi vida, protege mi hogar y también la vida de mi familia. Por favor dirige nuestro andar y no dejes que nuestras esperanzas naufraguen cuando se presenten las tempestades. Enséñanos a confiar y a esperar con fe, danos siempre tu bendición y líbranos siempre de todo mal, Amén.

(oracionmilagrosa)




















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