Como es tradicional tras cada Jornada Mundial de la Juventud, el Camino Neocatecumenal celebró este lunes en el paseo marítimo de Algés, en Lisboa, su Encuentro Vocacional. Acudieron 75.000 jóvenes de 114 países distintos, comunidades a las que fue saludando Kiko Argüello casi una por una.
Presidió el acto el cardenal Manuel Clemente, patriarca de Lisboa, al que acompañaban otros purpurados: Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo; Gérald Lacroix, arzobispo de Québec; Sean O'Malley, arzobispo de Boston; Odilo Scherer, arzobispo de Sao Paulo; y Antonio María Rouco Varela, arzobispo emérito de Madrid.
Además estaban presentes el nuncio del Papa en Portugal, Ivo Scapolo, el obispo auxiliar de Lisboa, futuro cardenal y organizador de la JMJ, Americo Aguiar, y otros 47 obispos venidos de muy diversas naciones.
"Un día subiréis a la Cruz"
En la introducción, Kiko se dirigió a los jóvenes participándoles su "ilusión" de que Dios llamase a muchos de ellos en ese acto a entregar su vida a Jesucristo como "santos sacerdotes" y a muchas de ellas como "esposas de Cristo": "Sé que a todos os gustaría que os llamase, pero nadie puede decir 'yo voy', tienes que decir 'llámame, Señor', porque es el Señor el que os llama".
El co-iniciador del Camino Neocatecumenal afirmó que la llamada vocacional que iba a tener lugar tenía como mediadora a la Virgen María que se ha aparecido en Fátima, donde "ha invitado a convertirse a Dios y ha mostrado a Lucia el infierno y las almas con los demonios y el fuego", pidiéndole que rezase "por todos los pecadores que había que salvar".
"Nadie tiene segura su salvación", recordó Argüello, "todos vivimos nuestro ser cristiano en el misterio de la libertad, porque el misterio del amor de Dios pasa por la libertad: sin libertad no hay amor".
En su medio siglo de existencia, el Camino Neocatecumenal ha sido testigo de que "la comunidad cristiana salva a la familia y por tanto salva a la sociedad, porque la comunidad cristiana es el cuerpo mismo de Cristo resucitado y muestra al mundo el amor".
"No podemos callar en un mundo que se está apartando de Dios", proclamó Kiko: "Daos cuenta de lo que está pasando: las naciones están abandonando totalmente la verdad del Evangelio. Nosotros no somos ciudadanos de aquí, somos ciudadanos del cielo y vemos cómo sufre el mundo porque ha puesto su confianza en el dinero".
Los jóvenes que respondieron a la llamada en el Encuentro Vocacional reciben de rodillas la bendición del patriarca de Lisboa.
Luego invitó a todos los presentes a contemplar la Cruz y se dirigió a quienes pronto iban a ser llamados: "Te estoy hablando en el nombre del Señor. Que tú estés aquí sentado escuchando es una prueba del amor de Dios. Muchos jóvenes jamás han escuchado nada parecido, porque la fe viene por el oído. La fe es un don de Dios y lo primero que tienes que comprender es que Dios es Palabra, la Palabra que sale del Padre que ha creado todo el cosmos, y esa Palabra es Cristo".
"Alguien ha hecho testamento para ti de este amor. Mira la cruz", continuó, "un hombre que se deja matar por un malvado, por un lujurioso, por un hipócrita, por un pecador... Cristo ha dado la vida por ti, no por ti 'bueno', sino por ti 'pecador', esto es por ti, mentiroso, falso, envidioso... Ésa es la prueba más grande del Amor: está crucificado para dar la vida por uno que no vale, por un malvado. Este amor es el verdadero amor... y el don más precioso que puedes tener, más que el dinero, es un corazón lleno de este amor que murió por ti".
Este amor que "da la vida por el otro aunque el otro sea defectuoso, aunque sea malvado, es un amor sobrenatural que la Iglesia ha llamado 'caridad', ha tenido que inventar una palabra porque es un amor que no estaba en la tierra. Este amor es un don del cielo, es sobrenatural. Tú naturalmente no puedes amar a un enemigo, no sabes amar dejándote crucificar por los defectos de los demás, porque te hacen sufrir. Tú tienes un amor natural, que es un amor a ti mismo y a los que te aman, en el que tú eres el centro".
Por eso hay que dejar la vida "en manos de Dios" para que "pueda conducirte al cielo": "Escuchadme bien, Dios es amor y el hombre que vive en el pecado está solo y la soledad es el infierno. La comunidad es la iglesia y la iglesia es una comunión, estamos formando comunidades cristianas que sean uno para que el mundo crea, porque no se puede predicar la fe sin que se den los signos de la fe".
"Y os anuncio una buena noticia", concluyó: "Un día subiréis a la cruz donde está la verdadera libertad, la verdadera felicidad, porque Cristo crucificado es la manifestación perfecta del amor a Dios y del Amor al prójimo. Solamente el que ama así es totalmente libre. Tú puedes dar tu vida completamente, tú podrás dar tu vida hasta para los malvados. Yo te invito a la gran libertad de ser cristiano de poder amar en la dimensión de la cruz".
Mil quinientos chicos, mil quinientas chicas
Tras la proclamación del Evangelio, el patriarca de Lisboa, hablando en "portuñol" -como él mismo bromeó-, dijo a los presentes que "las cosas de Dios se hacen con Dios, no basta nuestra buena voluntad: no nos podemos salvar a nosotros mismos". Añadió un segundo punto, recordando la expresión evangélica de que Jesucristo se "compadeció" de la multitud que le seguía: "Esta palabra, 'compasión', es la llave de la acción de Dios. Lo que Jesús hace lo hace por compasión hacia nosotros, nos mira a cada uno con compasión, y es su Pasión la que nos salva".
En el acto también intervinieron María Ascensión Romero y el padre Mario Pezzi, y antes de la llamada a los jóvenes volvió a hablar Kiko Argüello, quien les recordó "cuántas parroquias cierran, cuántas iglesias se venden, cuántas familias suspiran por tener un presbítero, cuántas comunidades sin presbítero que no pueden celebrar la Eucaristía, cuántos obispos nos piden seminaristas y no tenemos para darles". Y volvió a pedir la intercesión de la Virgen de Fátima para el buen fruto de esa llamada "a ofrecer su vida a Cristo y partir con Él a una aventura para la salvación del mundo".
En el vídeo del acto, puede verse la llamada vocacional a partir del minuto 2:57:50.
A continuación fueron subiendo al estrado cientos de jóvenes, tantos que el propio Kiko tuvo que pedir que los últimos se quedasen en la escalera, porque ya no cabían. El cardenal Clemente les bendijo y pidió para ellos al Espíritu Santo los dones de "piedad, consejo, ciencia y santo temor para que les ayude en el combate contra el mundo, contra la carne y contra los demonios, que con sus mentiras y engaños intentarán quitar de sus corazones tu llamada". Posteriormente subieron las chicas que habían sentido la llamada "a seguir a Cristo en una vida totalmente consagrada a Él".
Desde la organización se anunció que el número aproximado de jóvenes que habían respondido a esta llamada era de tres mil, 1500 chicos y 1500 chicas, que ahora comenzarán un proceso de discernimiento antes de seguir sus respectivos caminos vocacionales.
G. de A., ReL
Vea también Vocación espiritual: estar con Cristo
y ser enviados
Para ver la reunión completa: video de más de 3 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario