CHEVALIER EN SU TIEMPO...
Su vida:
Fue ordenado sacerdote el 14 de junio de 1851, víspera de la Santísima Trinidad. Tenía veintisiete años. Al día siguiente, celebró su primera misa en la capilla del jardín del seminario de Bourges. "En el momento de la consagración, la grandeza del misterio y el pensar en mi indignidad me abrumaron de tal forma que me puse a llorar" (Notas personales, serie 7, Ópera Julio Chevalier MSC, vol. 2, 14). Después de trabajar como vicario en tres parroquias diferentes, fue nombrado vicario en Issoudun. El 21 de octubre de 1854 llegó a Issoudun, donde volvió a reunirse con Emile Maugenest, que se le había adelantado unos meses. (De Quince días con Julio Chevalier, P. André Mayor, MSC, p.16).
Sus palabras:
Si seguimos a Nuestro Señor en su vida pública, vemos cómo extiende su Corazón sobre todos los infortunios y todas las miserias morales y físicas. ¿De dónde procede ese perdón que concede tan generosamente a la Samaritana, a la mujer adúltera, a María Magdalena? De su Corazón. ¿De dónde procede esa misericordia infinita que prodiga a los pecadores, esa compasión tan tierna por los que sufren? De su Corazón... Por eso, el Evangelio que lo relata podría denominarse el Evangelio del Sagrado Corazón (SCJ 20).
Chevalier hoy
Chevalier escucha y observa. ¿Qué hace Jesús?: "...El papel de Jesús en la tierra no fue condenar, sino perdonar; no rehuir a los que sufren, sino aliviar su sufrimiento; no abandonar a la oveja perdida, sino devolverla al redil..." (Meditaciones para cada día del año, según el Espíritu del Sagrado Corazón, tomo 2, 642). El mundo sufre: "¿Qué hacer para curarlo y salvarlo? Como sabemos, el amor del Sagrado Corazón. Es el único remedio dado por Dios para curar al mundo, es decir, devolver a todos los hombres al camino de la salvación que han abandonado... Abrid las puertas, abrid las ventanas! El aire debe entrar y circular para que el mundo moribundo, la tierra sufriente y todas las criaturas puedan respirar para salvarse. De la misma manera, devuelvan a las almas las gracias ofrecidas por el Corazón de Jesús con tanto amor, den a Dios al mundo que respira esta atmósfera" (SCJ 285-286).
¡Un hombre con un corazón ardiente para la misión!
Veamos y escuchemos el mundo de hoy con Chevalier, en el Corazón de Jesús. ¿Dónde ves y oyes las necesidades urgentes del mundo, de la sociedad, de la comunidad y de tu familia/parroquia/lugar de trabajo, desesperadas por el amor vivificante de Dios? ¿Qué haremos para abrir las puertas para que pueda entrar el Espíritu Santo, el soplo de Dios? ¿Cómo podemos aliviar su sufrimiento o aligerar las cargas con nuestros pequeños actos de amor con el Corazón de Jesús?
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