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jueves, 28 de diciembre de 2023

Evangelio del día


 

Epístola I de San Juan 1,5-10.2,1-2.

La noticia que hemos oído de él y que nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no hay tinieblas.
Si decimos que estamos en comunión con él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad.
Pero si caminamos en la luz, como el mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo.
El es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.


Salmo 124(123),2-3.4-5.7b-8.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,
nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros,

las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,
nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
de la trampa del cazador

Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.


Evangelio según San Mateo 2,13-18.

Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

Eusebio el Galicano (siglo V)
monje, obispo
Sermón 219; PL 39, 2150


« ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?» (Mt 2,2)

El traidor Herodes, engañado por los magos, manda a sus esbirros a Belén y a todos sus alrededores para matar a los niños menores de dos años... Pero nada has obtenido bárbaro cruel y arrogante: puedes hacer mártires, pero no logras encontrar a Cristo. Ese malvado tirano creía que la venida del Señor nuestro Salvador era para echarle de su trono real. Pero no fue así. Cristo no vino a usurpar la gloria de otro, sino para hacernos don de la suya. No vino a apoderarse de un reinado terrenal, sino a concedernos el Reino de los cielos. No vino a quitar dignidades, sino a sufrir injurias y malos tratos. No vino a preparar su cabeza sagrada para una diadema de pedrerías, sino para una corona de espinas. No vino para sentarse gloriosamente encima de los cetros, sino para ser escarnecido y crucificado.
Por el nacimiento del Señor «Herodes se turbó y toda Jerusalén con él» (Mt 2,3). ¿Qué hay de extraño que la impiedad se turbe por el nacimiento de la bondad? He aquí que un hombre armado se asusta del que está acostado en un establo, un orgulloso rey tiembla ante el humilde, el que está revestido de púrpura teme al pequeño envuelto en pañales... Fingió querer adorar al que buscaba para hacerlo matar (Mt, 2,8). Pero la verdad no teme a las tramoyas de la mentira... La traición no puede encontrar a Cristo porque no es a través de la crueldad sino de la fe que se debe buscar a Dios que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén. (EDD)

Oración

Padre amado, tú que eres toda pureza y amor universal sin medida, te pedimos que tu amor descanse en nosotros. Abríganos con el manto de la esperanza y protégenos contra toda maldad de ese enemigo malo que ha infundido en los corazones de muchos la idea aberrante de desechar a los niños no nacidos.

Señor, tú que todo lo puedes y no hay imposibles para ti, toca con compasión los corazones de aquellas mujeres embarazadas en nuestro mundo, que no están pensando en la maternidad y que ven en su pequeño niño que llevan en el vientre, una carga a la cual desechar.

Ayúdales a ver que el niño que llevan en su interior está hecho a tu imagen y semejanza, que son pureza encarnada de tu amor. Que puedan abrir su conciencia a la vida que Tú mismo les has regalado y respeten también la vida de su niño por nacer.

Derrama todos tus consuelos sobre la vida de estas mujeres u hombres que le apoyan, para que se sientan amados por ti y ahuyentes el deseo de asesinar a su propio hijo.

Llévate sus temores, hazles saber que su corazón debe estar lleno de amor y no de egoísmos. Dales un corazón de carne para que puedan amar a sus bebés con la misma ternura que Tú les amas.

Envíales las fuerzas que necesitan para traer al mundo a ese bebé por nacer y que no se sientan solas en este proceso. Que puedan conocer que sus niños por nacer son una bendición para sus vidas y no una maldición o una carga que no pueden soportar.

También te pedimos por estos niños por nacer. Que tu gracia los cubra y esté siempre en ellos para que sus madres puedan sentirse amadas y deseadas por ellos a través de ese cordón de amor que los une.

Te lo pedimos Señor, Padre nuestro, a través de tu amado hijo Jesucristo, por su preociosa sangre, por Él que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Un Dios, por siempre y para siempre.

Amén.

(rezaconmigo)





















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