Sin lugar a dudas, la ira es un mal en la vida de quien la padece, debido a que puede llegar a tomar control total de la persona.
Decía la beata Conchita Cabrera que los buenos hábitos llevan a la persona a las virtudes, mientras que los malos hábitos llevan al hombre a los vicios.
En la actualidad, la ira es un mal que suele atentar constantemente, por lo que debemos trabajar para construir buenos hábitos que alejen los vicios.
Ahora bien, si ya te has sentido identificado, revisa estas señales que nos compartió nuestro Santo Pontífice en una audiencia general, para detectar si la ira está tomando dominio sobre ti:
- Ante cualquier situación, sueles decir que el problema está en la otra persona.
- Te cuesta reconocer tus defectos, así como tus propias faltas.
- Pierdes la paciencia muy rápido y comienzas a discutir con quien esté a tu alrededor.
- Te cuesta trabajo controlarte y te alteras con facilidad, incluso en unos ambientes más fácil que en otros.
Si has notado estos rasgos en tu vida, probablemente estés teniendo una batalla con el vicio de la ira.
Entrevistamos al padre Daniel Trujillo Alcalá, quien nos compartió lo siguiente:
«El enojo es un sentimiento humano que nos puede suceder a todos cuando nos enfrentamos a situaciones que no nos agradan. Y el enojo, como tal, no es pecado. Pero de lo que sí debemos tener cuidado es de caer en la ira, que es el consentimiento de un enojo obstinado y que puede tener como consecuencia el ofender a los demás o el faltarles a la caridad!»
Revisa estos consejos para ganarle la batalla a la ira y evitar que se apodere de nuestras emociones y acciones.
1
VOLVER AL PADRE NUESTRO
La oración que Cristo nos enseñó nos invita a pedir con fe y a hacer vida las palabras del mismo Jesús. Es decir, «orar por nuestras relaciones humanas, que son un terreno minado». Así como «aprender a perdonar para ser perdonados».
2
ACABA EL VICIO CON LA VIRTUD
Nos dice el Santo Padre que lo que contrarresta la ira es la benevolencia, la amplitud de corazón, la mansedumbre y paciencia.
3
PIDE DIRECCIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Para vencer la ira es necesario tener dirección y quien nos puede guiar en la batalla es el Espíritu Santo. El padre Daniel asegura que:
«Siempre tendremos oportunidades de llenarnos de paz y paciencia, a través de una pausa, a través del silencio, la invocación al Espíritu Santo en los momentos de enojo, y principalmente a través de un fortalecimiento de la vida espiritual, con los sacramentos y la oración».
4
HAZ OBRAS DE MISERICORDIA
El padre Daniel nos invita a tener momentos de silencio en donde podamos dejar que la emoción del enojo se pase y así no de pie a la ira.
Esto te ayudará a controlar los momentos en los que sientas que la ira está por invadirte. Debemos aprender a conocernos y a escuchar nuestras emociones.
«De esta forma, el enojo no será el que nos inspire a actuar, sino el esfuerzo por ser caritativo. El sufrir con paciencia los defectos de los demás es una obra de misericordia que nos ayudará a vencer la ira».
5
QUE LA NOCHE NO TE SORPRENDA
Si durante el día tuviste una discusión con alguien, no permitas que ésta se prolongue. Por el contrario, trátala antes de que la noche caiga. Este es un acto de reconciliación que podemos practicar para no irnos a la cama enojados, no le demos ese gusto al maligno. Recuerda las palabras de san Pablo: «No permitan que la noche los sorprenda enojados» (Ef 4, 26).
Karen Hutch, Aleteia
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